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José Gregorio Afonso

Profesor universitario, Presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (APUCV)

José Gregorio Afonso | Desde 1958 a la fecha, el examen de los salarios de los profesores universitarios presenta cuatro etapas. Cada una de ellas la define el procedimiento utilizado para definir su monto y demás beneficios socioeconómicos.

En la primera (1958-1982) los salarios los convenían las autoridades universitarias con los gremios profesorales. Fue la etapa más favorable. En este período, en el caso de la Universidad Central de Venezuela (UCV) el promedio de las remuneraciones de un profesor del primer escalafón (instructor) y del más alto (titular) era USD 1593 y USD 3302 respectivamente.

En la segunda (1982-2004) los salarios los aprobaba el Consejo Nacional de Universidades y se convenían con la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios (FAPUV). En este tiempo, el promedio de las remuneraciones de un profesor instructor y un titular fue USD 627 y USD 1329 respectivamente. Esto varía sustancialmente en los años 2000, 2001 y 2002 cuando estas fueron para el instructor USD 944 y para el titular USD 2209.

En la tercera (2004-2012). Los salarios se establecían vía decreto presidencial, privando el autoritarismo. La negociación colectiva desapareció, con el agravante de que en tres años 2009, 2010 y 2012 no hubo aumento salarial alguno para el sector universitario. En esta etapa es impreciso expresar los salarios en USD, motivado a la artificiosa realidad económica del país, derivada del control de cambio y la sobreevaluación del bolívar respecto al dólar; pero resulta suficiente para identificar la precarización del salario de los docentes universitarios cotejarlos con el salario mínimo nacional. En 1978 el salario de un instructor era aproximadamente 11,5 salarios mínimos, en el 2012 esta proporción se redujo a 1,6.

La cuarta etapa, es el tiempo del Madurismo, inicia en 2013 y aún está en desarrollo. En ella, se decretan casi 30 aumentos salariales en el sector universitario, la mayoría de ellos vía ajustes en el Salario Mínimo Nacional. Sin embargo, para el 2022, el salario de los docentes universitarios en términos reales desapareció, representa tan solo un formalismo, mediante de la relación laboral de los docentes universitarios con las instituciones de educación superior:

La desaparición del salario de los profesores universitarios no puede naturalizarse, es un problema complejo que amerita solución y permite su interpretación desde múltiples perspectivas: jurídicas, humanitarias, de la gestión académica y el interés nacional.

Desde la perspectiva jurídica, porque su insuficiencia y negativas consecuencias sobre la calidad de la educación contraviene los compromisos internacionales del pais en materia de la promoción de Trabajo Decente y los Objetivos de Desarrollo Sostenible; desconoce lo estipulado por la constitución nacional en cuanto a la los fines del salario y violenta, además, los instrumentos jurídicos que regulan las relaciones laborales de los docentes universitarios: Normas de Homologación, Actas Convenios y Convenciones Colectivas.

Desde la perspectiva humanitaria, porque es una condena avivir en pobreza extrema impuesta por el Estado venezolano al profesorado. Todos los salarios están por debajo del USD 1,9 diarios, es decir, son inferiores a lo establecido por el Banco Mundial como límite para definir que una familia y/o población se encuentra en tal condición. Siendo especialmente delicado en el caso de los docentes jubilados, cuya edad y estado de salud limita sus posibilidades de recurrir al pluriempleo para generar ingresos adicionales.

Este drama humanitario en los últimos años ocho años ha crecido exponencialmente. Al punto que en el año 2018, dos consejos universitarios (UCV y LUZ) movidos por el deterioro de las condiciones de vida y de trabajo de profesores, empleados y obreros, declararon que los universitarios viven en medio de una Emergencia Humanitaria Compleja. Con la pandemia este drama se agravó, convirtiéndose la vida de los  docentes universitarios en una tragedia.

Este drama devenido en tragedia ha sido documentado por organizaciones gremiales, organizaciones no gubernamentales y académicos. En el año 2021, pude participar en dos investigaciones sobre los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de los profesores universitarios,  una, coordinada por el Centro para la Paz y los Derechos Humanos de la UCV (CDHUCV) y la otra, por la Organización No Gubernamental Aula Abierta.

Pese a que la investigación hecha por el CDHUCV se realizó exclusivamente de la UCV y la de Aula Abierta alcanzo la población docente de 21 universidades, sus resultados son similares en términos de evidenciar la precariedad de la condiciones de vida y trabajo de los docentes universitarios en Venezuela. Por razones de espacio, se comentan brevemente tan solo los resultados asociados a: 1) salud 2) alimentación y 3) pluriempleo y solidaridad de familiares y amigos.

  1. Salud: El 60,1% de los docentes padece una o más enfermedades permanentes. El 79,7% identifica su situación socio económica como la  principal causa de que esto ocurra.
  2. Alimentación: El 87,2% de los profesores de la UCV señalan que sus ingresos (salarios y otros aportes) no les permiten adquirir en forma completa  la Canasta Básica Normativa del INE, este resultado en el estudio nacional hecho por Aula Abierta alcanza el 93,6%. El 69,10% de los profesores UCEVISTAS ha disminuido sus comidas y de ese total, el 74,4% lo hace en forma frecuente o muy frecuente. El 83,8% ha disminuido el consumo de proteína animal y 71,8% no está consumiendo frutas. El 57% de los profesores manifestó haber perdido peso. De esa población el 47,5% perdió 20 kg o más.
  3. Pluriempleo y la solidaridad de familiares y amigos: El 72,1% de los docentes de la UCV realiza trabajos adicionales a su ocupación en la universidad, este resultado en el estudio nacional hecho por Aula Abierta alcanza el 68,2% De este total, el 74.8% señala que estas no se vinculan con su trabajo en la universidad. El 57% recibe apoyo de familiares para sostenerse. Poco más de la mitad (52%) manifiesta que las ocupaciones adicionales han afectado su salud física y mental. Con la pandemia el 76,1% de los que realizan ocupaciones adicionales, indicó que estas han disminuido. Sobre este aspecto en el informe nacional de Aula Abierta, el 91% de los docentes manifestaron que no podrían prescindir de sus ocupaciones adicionales a la de profesor universitario.

Desde la perspectiva de la gestión académica y el interés nacional, porque de los salarios y condiciones de trabajo depende la captación de nuevos talentos para la vida académica. La precariedad actual ha contraído al mínimo la demanda de quienes aspiran a ser profesores universitarios. Los concursos de ingreso en forma recurrente son declarados desiertos.

Las condiciones laborales tan adversas impuestas por el Estado a los docentes venezolanos, impide garantizar la sostenibilidad de la educación de calidad. Las universidades se quedan sin generación de relevo docente y se estimula la migración forzosa de los profesores universitarios a otros países, a otras ocupaciones o al sector privado de la educación.

La precariedad de los salarios de los docentes universitarios no es solo un tema que le atañe a ellos y sus familias, sino que es un problema de interés nacional. Los profesores universitarios ejercen “la profesión de las profesiones”, son quienes certifican las competencias de todos los profesionales que el país requiere, además, sus aportes en el campo de la investigación e innovación son imprescindibles para el desarrollo nacional.

Pese a la importancia que para cualquier nación tienen sus universidades y sus docentes; la política laboral de los gobiernos de Maduro no ha escatimado esfuerzo en maltratar a los académicos venezolanos, convirtiéndolos en los peores remunerados del planeta.

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