Odevida, en el marco de la conmemoración del Día de la Resistencia Indígena, el 12 de octubre, hizo una consulta a cuatro líderes indígenas, dos de Amazonas, una del Zulia y otra de la Gran Sabana, para conocer los problemas que aquejan sus comunidades 

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Este 12 de octubre, cuando se conmemora el Día de la Resistencia Indígena, el Observatorio de Vida (Odevida), ve una oportunidad que no pierde vigencia para reflexionar sobre cómo están viviendo estas poblaciones históricamente vulneradas, específicamente los poblados indígenas; y para hacer exigencias como la suscripción por parte de Venezuela al Acuerdo de Escazú, cuyo foco es la relación entre derechos humanos y el medio ambiente. 

Odevida consultó a cuatro líderes indígenas, quienes hacen un paneo de la situación actual de sus comunidades y hablan de cómo se ejercen la lucha por los derechos humanos de los pueblos nativos. 

● Saylin Fernández (wayuu, estado Zulia), periodista e integrante del Comité de Derechos Humanos de la Guajira, considera que, actualmente, los pueblos indígenas son más vulnerables en todos los procesos y, por tanto, sugiere que se debe hacer hincapié en la defensa de todos los ámbitos de la vida. 

Desde su punto de vista, la violación a los derechos y a la forma de convivencia, el desalojo de los territorios, las muertes a los líderes de las comunidades indígenas, las enfermedades causadas por la minería ilegal y explotación de los territorios y la violencia sexual a jóvenes de estas comunidades son los principales problemas que les aqueja. 

Frente a esta problemática y a la necesidad de que el Estado venezolano firme el Acuerdo de Escazú, que representa un tratado de protección de los pueblos indígenas de la región latinoamericana, Fernández piensa que primero se debe hacer valer la Constitución y los acuerdos internacionales. “Exigimos como pueblos indígenas la demarcación de nuestros territorios y la consulta previa como un mecanismo de protección”. 

El papel de las mujeres en esta lucha también lo asoma. “Representan una fuerza y tenacidad, ya que ellas son las que han enfrentado los desafíos de la defensa de sus territorios”. Por tanto, propone (en nombre de muchas indígenas) que las organizaciones que acompañen a la defensa de los DDHH sean mujeres, pues “la mujer tiene estrategia de resistencia desde sus prácticas ancestrales; diálogo para reforzar la palabra de los pueblos indígenas y una renovación del espíritu de las luchas y de las estrategias para, juntos, ponernos en defensa de nuestros derechos”. 

Desde la Guajira, esta defensora manda un mensaje a otros pueblos indígenas venezolanos y latinoamericanos para la defensa de sus derechos: “Tengamos coraje, es tiempo de reforzar la estrategia desde nuestras propias prácticas”. 

● Narcisa Pereyra (ñeengatú), enfermera y presidenta de la Asociación de Mujeres Indígenas Ñeengartu Niña Puranga, desde Amazonas, también reflexiona que los DD.HH. indígenas son violados y añade que, además, se ven vulnerados en su derecho para ejercer la libertad de expresión. 

De igual manera se ven afectados por la violencia basada en género, la migración forzada, por el hecho de que no haya consulta previa, por las enfermedades que los están diezmando. “Por eso la importancia del Acuerdo de Escazú. 

Parte de los principios que establece son igualdad, la no discriminación, transparencia, equidad, progresividad. Se debería de aprobar y así lograr mayor protección a nuestro territorio indígenas”. Resalta el papel de las mujeres indígenas venezolanas: “Somos lideresas por nacimiento, guerreras, luchadoras, con conocimiento de DDHH. Una petición sería que nos tomen en cuenta en los planes de acción para nosotras poder defender nuestros derechos”. 

Pereira sabe que los tiempos que viven no son fáciles, pero mantiene un sueño social que es ver a Amazonía que luche por los DDHH de los pueblos originarios, “donde nuestras voces sean escuchadas y nuestra sea promovida”. 

No muy lejos de esa postura está Lisa Henrito (pemón), lideresa defensora de la naturaleza y de derechos humanos de los pueblos indígenas en la Gran Sabana. Ella comenta que, por el tipo de gobierno que ahora tenemos, con un sistema de justicia represivo, la situación en Venezuela no es favorable a la defensa de los derechos humanos indígenas. 

Y eso lo resume en cinco males que observa: otorgamiento de concesiones mineras y otras en territorio indígenas; creación e imposición de las comunas; migraciones forzadas hacia territorio indígena; la institucionalización de la forma de gobernanza propia y la elaboración y la aprobación de leyes que atentan la participación y la organización de la sociedad civil. 

Para Henrito los pueblos indígenas, desde su territorio, deben conocer y ejercer sus derechos. “El gobierno no va a firmar ese Acuerdo, pero hay otras leyes ya aprobadas que están en la obligación de cumplir”, señaló. 

Sobre la participación de la mujer, propuso que se hagan más fuertes creando y financiando los intercambios de experiencia fuera de su territorio. “Todos tenemos derecho a la vida, es por eso debemos cumplir con nuestro deber de proteger, defender y conservar la naturaleza que nos da la existencia”. 

En este grupo de mujeres, destaca la voz de Nelson Yacupare (del pueblo baniva), coordinador del Comité de DDHH de Atabapo, en Amazonas. Igual sostiene que a las comunidades originarias se les están violando todos los derechos. “Tanto los colectivos, como los individuales. La ley se aplica a conveniencia del Estado”. 

A los problemas que narraron sus compañeras, suma la contaminación del medio ambiente, la no preservación de sus culturas, las fallas en la educación y de reconocimiento de los valores locales. Y exigió que se les brinde protección a estos grupos vulnerables, que se proteja su medio ambiente y su cultura, y que a los líderes y defensores indígenas se le brinde protección y seguridad por el Estado; y a las defensoras indígenas que se les reconozca el trabajo que hacen. Hay que tener perseverancia, unión. 

“Los pueblos indígenas somos verdaderos hitos vivientes defensores de nuestras raíces», dijo. 

Potenciar capacidades 

Saylin, Narcisa, Lisa y Nelson son voceros en sus comunidades nativas, pero también aliados de Odevida, organización que ha venido cumpliendo con la tarea de formación y capacitación de los liderazgos indígenas emergentes, que busca potenciar sus capacidades, autónomas e independientes. 

Entre 2024 y 2024, más de 150 indígenas fueron abordados con talleres y, durante el próximo 2025, Odevida prevé continuar en esta ruta para apoyar las luchas y demandas de los pueblos indígenas, en especial haciendo incidencia para que el Estado venezolano suscriba el Acuerdo de Escazú, un tratado regional que entró en vigor en 2021. 

En total, 25 países de la región lo han firmado. Argentina, Uruguay, México, Bolivia, Ecuador, Panamá, Guyana e incluso Nicaragua están entre los países que ratificaron este tratado internacional. 

Brasil y Perú, en cambio, participaron como firmantes originales del tratado ambiental, pero luego no lo ratificaron. Otras naciones como Venezuela, Cuba y Honduras simplemente decidieron no adherirse.