La colisión de la Emergencia Humanitaria Compleja y la pandemia agravó la crisis multidimensional que padecen los venezolanos, generando una parálisis en diferentes dimensiones de la vida cotidiana de la población. Cuando parece que las cepas del coronavirus han disminuido en su letalidad, luego de dos años de restricciones, la población necesita recuperar algunos niveles de certidumbre. En el caso de los millones de venezolanos precarizados realizar alguna actividad productiva para poner comida en la mesa de sus familias.

En esta realidad las autoridades venezolanas han detectado una oportunidad para intentar la normalización del autoritarismo, desarrollando una estrategia comunicacional a diferentes niveles para asegurar que “Venezuela se arregló”. El resultado de esta campaña se observa en declaraciones como las del presidente argentino, Alberto Fernández, quien aseguró que los problemas en derechos humanos de los venezolanos “se han ido solventando”

La realidad es muy diferente. Según reveló la última Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI), 10% de las personas con mejores ingresos concentrarían 40% de todo el ingreso nacional. La brecha entre los que más tienen y los que menos se ha agrandado de manera sustancial y preocupante, lo que continuará expulsando a venezolanos de su territorio como migrantes forzados. Con la excusa de ser víctima de sanciones, las autoridades se niegan a tomar correctivos para resolver los problemas de millones de venezolanos, en un amplio abanico que va desde los ingresos insuficientes a la falta de servicios básicos

Nunca antes habíamos tenido tan clara la vinculación entre democracia y disfrute de los derechos humanos. La ausencia de instituciones que funcionen de manera correcta e independiente, con respeto al Estado de Derecho y sin políticas sistemáticas de discriminación por razones políticas han exacerbado los problemas.

Es una ilusión pensar que bajo este esquema de funcionamiento las situaciones comenzarán a resolverse cuando la experiencia de años recientes demuestra todo lo contrario. Mientras que Venezuela no recupere un mínimo de funcionamiento institucional que pueda calificarse como democrático, las violaciones a los derechos sociales y civiles continuarán profundizándose.


En el contexto de crisis que vive Venezuela, las organizaciones de promoción de derechos humanos mantenemos un esfuerzo continuo en el registro y documentación de las violaciones sistemáticas de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de la población a fin de acompañar a las víctimas y darle visibilidad a estos atropellos ante la comunidad nacional e internacional.

En este sentido el Boletín Crisis en Venezuela, surge como un espacio semanal en el que como movimiento de Derechos Humanos, reunimos las situaciones que actualmente reflejan la crisis humanitaria que atraviesa Venezuela.

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