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Luis Alberto Crespo

Economista, Msc. en Moneda e Inst. Financieras, Prof de Economía UCV.

Luis Crespo | Sin embargo, y a pesar de la aplicación de ese Plan de Ajuste Silencioso, transcurrió el primer semestre del 2019 y el país continúa sumergido en un desastre económico de magnitudes nunca antes vividas, el descalabro de la economía se agudiza con la caída de la producción interna y tiende a empeorar aún más, el Fondo Monetario Internacional, en su informe publicado este 23 de julio de 2019, titulado “Perspectivas de la Economía Mundial”, pronostica que la economía venezolana se contraerá alrededor de 35% dada la profunda crisis humanitaria y la implosión económica que está viviendo el país. (Ver Gráfico)

Durante este primer semestre del 2019 continuó la caída de la producción en la principal industria del país, lo que sin duda afecta aún más las maltrechas finanzas de la nación. En el mes de enero PDVSA produjo 1.106.000 barriles por día (bpd) con las respectivas fluctuaciones, durante los siguientes meses con tendencia a la baja, agudizada en marzo, cuando el país vivió el gran apagón nacional, mientras que para el mes de junio según la OPEP la producción fue de 734.000 barriles por día (bpd) lo que reflejó una caída de casi 372.000 bpd, lo que representa una disminución de la producción petrolera de un 33,62% aproximadamente; es importante destacar que la principal causa de esta situación es la desinversión, que afecta su funcionamiento y operatividad, asimismo las sanciones aplicadas este año al régimen por Estados Unidos debido a su comportamiento antidemocrático, también han afectado al sector

En Venezuela continua presente la hiperinflación, y aunque en el segundo trimestre de este año se observó una desaceleración de este fenómeno, según cifras publicadas por la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, es así entonces que existe una gran incertidumbre sobre este comportamiento de “desinflación”, ya que se considera que no será sostenible en el tiempo, dado que estos resultados son producto de una estrategia basada en política monetaria restrictiva por la vía del encaje legal en magnitudes asfixiantes, que afectan al sistema financiero debilitándolo y exponiéndolo al colapso, la destrucción del crédito como también el rezago de los salarios con respecto a la inflación destruyendo el consumo y la demanda de la economía, esto se evidencia en los niveles de empobrecimiento y hambruna que padecen los venezolanos, dada la pérdida del poder de compra de sus salarios. En fin, estas medidas no garantizarán en el tiempo el control de la inflación.

Al mismo tiempo, los ingresos tributarios del país han sido afectados negativamente, tanto por el desplome de los niveles de la producción petrolera y sus consecuencias en la caída de las exportaciones de este sector, también los efectos de la hiperinflación, dado que la velocidad exacerbada con la que se incrementan los precios deteriora la recaudación tributaria en términos reales, y aunque el SENIAT anuncie recaudaciones mil millonarias de bolívares, esos ingresos en términos reales son menores. Según las cifras de Econométrica la recaudación de impuestos durante el primer trimestre de 2019 cayó en un 76,7% con respecto al primer trimestre del 2018, para el mes de mayo, según los anuncios realizados por parte del ente recaudador, se puede observar una caída en un 84% de la recaudación en términos reales con respecto al año anterior, lo que es trágico para las finanzas del país.

En este panorama hiperinflacionario las medidas que ha implementado el régimen, desde su perspectiva, para favorecer a la población son el aumento progresivo del salario mínimo y el otorgamiento de los bonos a través del carnet de la patria; ambas medidas se han ido reduciendo. En cuanto es el aumento progresivo del salario mínimo, cada dos meses se decretaba, ahora cada tres; asimismo disminuyó la asignación de los bonos asociados al carnet de la patria, en frecuencia y cobertura.

Existe entonces una alta probabilidad de que la inflación recrudezca debido a los factores anteriormente señalados, también las próximas erogaciones monetarias que tendrá que realizar el régimen en julio y agosto presionaran los precios (aumento de las pensiones, bono vacacional del sector educativo y ministerios) y un necesario ajuste en el salario mínimo que seguramente decretará en las próximas semanas, pero Nicolás Maduro no genera confianza para reactivar el aparato productivo nacional por lo cual el efecto será contraproducente.

Avanzado el 2019 continúan las distorsiones en el tipo de cambio que afectan negativamente la dinámica económica del país, con constantes depreciaciones del bolívar y grandes limitaciones en la oferta de divisas, a pesar de la flexibilización de la política cambiaria por parte del Banco Central de Venezuela durante este semestre, hemos observado según el tipo de cambio del BCV, una depreciación del bolívar con respecto al dólar de aproximadamente 1.337,76%, mientras que el tipo de cambio paralelo varió en 996,35%, con sus respectivas implicaciones en la economía venezolana.

En medio de esta situación el régimen incumple sistemáticamente los compromisos financieros internacionales, manteniendo a la república en una situacion de insolvencia o default, en el mes de febrero la Asamblea Nacional autorizó el pago de los intereses del Bono PDVSA 2020, los cuales tienen como garantía el 51% de las acciones de la Empresa CITGO. Sobre este último aspecto es de suma importancia destacar la estrategia definida por la junta directiva de CITGO nombrada por Juan Guaidó quienes el día 24 de julio emitieron el Bono CITGO HOLDINGS 2024, que ha tenido aceptación en los mercados financieros internacionales y, con los recursos captados con este instrumento financiero en conjunto con otras estrategias, se enfrentará el vencimiento del Bono CITGO HOLDINGS 2020 por 1.800 millones de dólares con el cual el régimen hipotecó la empresa venezolana.

Nicolás Maduro no garantiza la salida a la crisis económica que creó

La magnitud de la crisis económica que vivimos amenaza con agudizarse en lo que resta de este año y es de gran escala,

  • continúa la caída en la producción nacional, agravada con el colapso en el sistema eléctrico, que paralizó al país e impactó de manera devastadora en las ya menguadas actividades productivas que sobreviven en el país;
  • persisten los problemas de conexión y el suministro eléctrico es intermitente, ya han ocurrido cuatro grandes apagones nacionales y muchas regiones pasan largas horas del día sin el suministro de energía eléctrica, esta situacion tiene graves consecuencias en la dinámica económica y social del país; además,
  • continúa el colapso de los demás servicios públicos fundamentales: agua, transporte, salud, telecomunicaciones, comercio, entre otros y, por ende, merma la productividad del país.

Avanza el 2019 y el desastre económico y social, la FAO reconoce que 21,2 millones de personas pasan hambre en Venezuela, la debacle económica deja a su paso una población empobrecida, hambrienta, niños desnutridos y fuera del sistema escolar, familias fracturadas porque a diario sus miembros huyen a otras latitudes en busca de condiciones mínimas de vida, en fin, los venezolanos vivimos el mayor desastre económico del país. Es innegable que Nicolás Maduro no da respuesta a los principales problemas de la nación y, por el contrario, hunde en la miseria y el hambre a la población. Es fundamental un cambio político en Venezuela que rescate al país del descalabro económico de Nicolás Maduro.

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Luis Alberto Crespo

Economista, Msc. en Moneda e Inst. Financieras, Prof de Economía UCV.