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Keymer Avila
Keymer Avila

Abogado (UCV) Máster en Criminología y Sociología Jurídico Penal, UB (Barna). Investigador del @cpenalesucv y Profesor de @criminologial en Pre y Postgrado UCV

Keymer Ávila | Al cumplirse el primer aniversario del Taller Internacional sobre Reforma Policial, organizado por la Fundación Friedrich Ebert, celebrado en Ciudad de México, se publica la versión completa del análisis que hicimos para ese evento intitulado: “¿Qué pasó con la reforma policial en Venezuela? Preguntas y respuestas básicas sobre el proceso en su etapa púber”.

En ese trabajo damos respuesta a seis preguntas básicas sobre la reforma policial, en esta entrega nos concentraremos en las dos primeras:

  1. ¿Cómo evalúa los procesos de reforma policial que se han hecho en su país?

Sin duda el impacto del proceso llevado a cabo por la Comisión Nacional para la Reforma Policial (CONAREPOL) en términos de diseño de políticas públicas, con una metodología basada en la consulta, en la investigación, así como los productos normativos que de ellos se derivaron son positivos. En el plano del deber ser el impacto es positivo porque se tiene un buen modelo policial.

En el plano de la realidad, del ser, de la construcción de institucionalidad y de la vida cotidiana de las personas, este modelo ideal no se ha implementado y lo que ha hecho el poder político de facto, de manera paralela, es una contrarreforma, es decir, hacer lo contrario de lo que se predica en el modelo. Esto tiene unas consecuencias claramente negativas.

  1. ¿Cuáles han sido los principales resultados?

El primero y más importante, del que ya se ha hecho mención es el modelo de policía diseñado, una policía que tiene como objetivo el respeto de los derechos humanos, de carácter civil y profesional. No solamente tiene un modelo de lo que debe ser la policía, sino que, además, dejó el precedente de una forma de elaboración de la política pública en esta materia, basada en investigación y en la consulta previa, que parte del conocimiento informado para la toma de decisiones.

Se diseñaron algunos espacios institucionales que antes no existían que pudieran ser de utilidad para la implementación de este modelo: a) la idea de un Órgano Rector en materia policial; b) Un órgano asesor encargado de diseñar y planificar las políticas en materia policial; c) Viceministerios especializados en estas áreas; d) Una Universidad también especializada en esta materia en la que se hizo una gran inversión, en especial de infraestructura.

Otro resultado que se debe analizar es la hipertrofia policial, así se denomina el crecimiento acelerado y desmedido de esta institución. Todo proceso de masificación en la prestación de un servicio debe tener un ritmo racional, que debe ser evaluado técnica y permanentemente para asegurar la calidad y evitar que el pretendido remedio sea peor que la enfermedad. Desde el año 2006, a partir del proceso llevado a cabo por la CONAREPOL, el número de las policías preventivas (en los 3 niveles político territoriales) se ha incrementado considerablemente. Los estándares internacionales de tasa de encuadramiento policial sugieren un promedio que va entre los 300 y 400 funcionarios por cada cien mil habitantes, Venezuela ya desde el año 2006 se encontraba muy por encima de este promedio: 429 policías por cien mil habitantes (Antillano y Centro para la Paz y los Derechos Humanos de la UCV, 2007; Antillano, 2014).

Así, se pasó de un total de 114.463 funcionarios policiales en 2006 (Sanjuan, 2012) a más de 140.000 para mediados de 2015 (Bernal, 2015).  Esto significa que el pie de fuerza policial ha tenido un crecimiento aproximado de 22,3% en ese lapso, incrementándose la tasa de encuadramiento policial 28 puntos más, para llegar a 457 policías por cien mil habitantes, 107 puntos por encima del estándar internacional. En 2006 existían 123 policías uniformadas estadales y municipales, para 2015 ese número había ascendido a 147 (incremento del 19%). El caso de la Policía Nacional Bolivariana es emblemático, en apenas seis años de creación alcanzó un número aproximado de 14.739 funcionarios. Para llegar a esas cifras no se cumplen con estándares mínimos de selección, ni capacitación, y posteriormente se hace cuesta arriba llevar una supervisión y control eficiente de esos miles de jóvenes armados, que son sacados a la calle después de un tiempo de formación que resulta insuficiente.

Esto puede dar indicios para hacer evaluaciones respecto a la eficiencia de la policía en Venezuela. Las actuales tasas de homicidio y las cada vez más numerosas muertes en manos de las fuerzas de seguridad del Estado han sido algunas de las posibles consecuencias de este incremento abrupto del número de policías en el país.

Finalmente, se tiene todo el bloque normativo que recoge el modelo, conformado por la Ley Orgánica del Servicio de Policía y Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana (LOSPCPNB) (la ley base), la Ley del Estatuto de la Función Policial (del año 2009), así como las distintas normas de carácter sublegal conformada por unas 34 resoluciones y 25 manuales de procedimiento. Sin embargo, como ya se ha dicho, esto no se aplica, y genera en la realidad resultados concretos negativos, porque lo que existe de facto es una contrarreforma. No se trata de un problema legislativo, es un problema principalmente político e institucional, y -de manera subsidiaria- gerencial. El nuevo modelo plasmado en la LOSPCPNB no se implementó, en cuánto a institucionalización de prácticas, administración, seguimiento, así como en la aplicación adecuada de protocolos y procedimientos.

Esta contrarreforma, paradójicamente, se oculta detrás del nuevo modelo y de este bloque normativo que no se aplica. Ambos sirven para ser exhibidos en momentos de crisis de la policía, la maquillan, la relegitiman política, social y mediáticamente. Su uso meramente declarativo invisibiliza practicas rutinarias de la policía que terminan por convertirse en aún más peligrosas y dañinas. En términos de la sociología de Merton podría decirse que la CONAREPOL y todo el proceso de reforma policial iniciado en 2006 cumplió una función manifiesta de diseñar un nuevo modelo policial, dignificar el servicio, hacerlo congruente con la protección de derechos humanos y el discurso progresista. Sus funciones latentes son varias, la más importante fue encubrir lo que ocurría en la realidad y darle oxígeno al aparato policial y profundizar en la realidad la lógica militar y autoritaria.

En próximas entregas responderemos a otras preguntas sobre el proceso de reforma policial venezolano. Si quieres leer el informe completo que sirve de base a este artículo puedes encontrarlo en este enlace: https://www.academia.edu/38777597/_Qu%C3%A9_pas%C3%B3_con_la_reforma_policial_en_Venezuela_Preguntas_y_respuestas_b%C3%A1sicas_sobre_el_proceso_en_su_etapa_p%C3%BAber

Publicado originalmente en: Efecto Cocuyo

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