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Luis Alberto Crespo

Economista, Msc. en Moneda e Inst. Financieras, Prof de Economía UCV.

Luis Crespo | El Banco Central de Venezuela sigue incumpliendo su responsabilidad de informar al país sobre el comportamiento de las principales variables macroeconómicas como lo establece el artículo 319 de la Constitución Nacional. Desde el mes de octubre del 2019 la autoridad monetaria no ha emitido información sobre el comportamiento de los niveles de precios (INPC) en el país, reincidiendo en su habitual práctica de opacidad y negando el derecho constitucional que tenemos los venezolanos a estar informados, por lo cual la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional continua informando sobre el comportamiento del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPCAN) de manera periódica y sistemática.

La Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional dio conocer este 13 de enero el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPCAN) correspondiente al mes de diciembre del año 2019, donde la inflación mensual se ubicó en 33,1%, acumulada 7.374,4% e interanual en 7.374,4%. Dichas cifras evidencian una disminución significativa de la velocidad en el aumento de los precios en la economía venezolana respecto al 2017, cuando la inflación anual se ubicó en 2.616% y con respecto al 2018 donde en 1.698.488% (INPCAN). Esta desaceleración en el nivel general de precios no implica la eliminación de la hiperinflación, la cual se ha sostenido durante 26 meses en la economía venezolana con graves implicaciones en las familias. (Ver Gráfico)

Venezuela es el país con mayor índice de inflación del mundo: 7.374.4% (INPCAN) le siguen Zimbabue con 183%, Sudán 57% y Argentina 53.8% (según datos del FMI). Además la economía venezolana se encuentra en una caída profunda de su producción interna que ronda el 70%, esto significa que el país se encuentra en un proceso de depresión económica y destrucción de sus capacidades productivas. Al mismo tiempo, el impacto social del deterioro de la economía se traduce en hambre y precariedad en la población, FAO señala que Venezuela es el país donde la prevalencia de la subalimentación aumentó casi cuatro veces entre 2013 y 2018.

El ajuste silencioso de Nicolás Maduro en el 2019 y la hiperinflación

El programa de Recuperación Económica, Crecimiento y Prosperidad anunciado el 17 de agosto del 2018 fracasó, ya nada se dice de él, durante el primer trimestre del 2019 Nicolás Maduro puso en práctica un plan de ajuste silencioso, su aplicación no fue informada al país a través de los medios propagandísticos del régimen, suponemos que tenía como objetivo desacelerar la inflación y estabilizar el mercado cambiario, consistió en:

  • Una política monetaria contractiva con un encaje legal prácticamente del 100% que asfixió al sistema bancario limitando la intermediación financiera y liquidando el crédito.
  • Flexibilización del mercado cambiario y fijación de precios en dólares,
  • Cambios en la temporalidad para los aumentos en el salario mínimo (durante los años 2017 y 2018 Nicolás Maduro prácticamente decretaba los aumentos de salarios cada dos meses) en el 2019 amplió la temporalidad de 4 a 6 meses para contenerlo, lo cual destruyó el consumo de los trabajadores porque el contexto hiperinflacionario se mantuvo y esta medida solamente benefició al régimen que logró inhibir el gasto público momentáneamente.
  • Se permitió ajustes en los precios de muchos rubros sin la intervención de Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (SUNDDE)
  • La SUNDDE dejó de fiscalizar y cerrar negocios,
  • Reducción de los beneficiarios de los bonos especiales asignados vía carnet de la patria
  • Desconocimiento y eliminación de los contratos colectivos desde el año 2018, asignación de salarios de miseria que imponen depauperación y precariedad a una parte importante de la población, esto también benefició al régimen porque le permitió evadir compromisos laborales y erogaciones financieras.

Aunque la cifra de inflación del año que finalizó es significativamente menor al 2018, los niveles de precios en la economía venezolana continúan siendo muy altos, también destaca que la agresividad o magnitud de este fenómeno en Venezuela no se acercó a la proyección realizada por el FMI de 1.000.000%, por lo cual debemos dejar claro que la desaceleración de la hiperinflación en el año que acaba de terminar se debió al plan de ajuste silencioso y destructivo del consumo y el crédito en la economía venezolana. El mismo se centró en sacrificar la demanda y socavar la intermediación financiera o, específicamente, la actividad crediticia, por ejemplo: los créditos al consumo a partir del uso de las tarjetas de crédito, que hoy día son un simple plástico sin ninguna utilidad para quienes las poseen, esto forma parte del plan de ajuste silencioso del régimen.

En medio de este contexto resalta el fenómeno de dolarización transaccional de facto y desordenada presente en Venezuela, los trabajadores, pensionados y jubilados que reciben sus salarios en bolívares son los más afectados, porque la moneda nacional está destruida, ampliando la brecha de desigualdad entre quienes acceden a “monedas duras” y quienes no, estos últimos quedan expuestos a la miseria y desprotección de sus ingresos, lo que explica el aumento vertiginoso del hambre y la pobreza en el país.

La hiperinflación en Venezuela arriba a su tercer año consecutivo, la economía venezolana padece graves desequilibrios macroeconómicos, por lo cual las decisiones del régimen en cuanto al gasto público, liquidez monetaria y en materia cambiaria tendrán gran incidencia en la velocidad del fenómeno, Venezuela transitará un 2020 con altos niveles de precios y su comportamiento estará sujeto a las definiciones en materia económica por parte del régimen y el papel del BCV.

Reiteramos que ante la magnitud del deterioro de los salarios, los desequilibrios económicos presentes en la economía venezolana y el grado de dolarización transaccional desordenada, se impone la necesidad de exigir la dolarización de los salarios en Venezuela para detener su destrucción, recuperar su poder de compra y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores.

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Luis Alberto Crespo

Economista, Msc. en Moneda e Inst. Financieras, Prof de Economía UCV.