Familiares de víctimas, activistas y organizaciones sociales realizarán un acto en homenaje a Belinda Álvarez, joven estudiante de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Central de Venezuela, asesinada por funcionarios de la extinta Policía Metropolitana (PM) en 1991 durante una protesta en las puertas de dicha casa de estudios.

El “Acto por la vida y la esperanza. Basta de impunidad” que se realizará el próximo viernes 13 de abril a las 10 de la mañana en las puertas del Arco Tamanaco de la UCV, tiene como propósito reunir a familiares de víctimas de la represión del pasado y del presente, exigir justicia denunciando la impunidad, y restituir la placa que recuerda a Belinda y que fue retirada del sitio meses atrás. La actividad ha sido organizada y convocada por los familiares y amigos de Belinda Álvarez; Asociación de Profesores de la UCV (APUCV); Federación de Centros Universitarios (FCU); Dirección de la Escuela de Trabajo Social; Piloneras; Humano Derecho Radio Estación; Dale Letra y Provea.

El 3 de abril de 1991, una bala impactó a Belinda Álvarez, estudiante, presidenta del Centro de Estudiantes de la Escuela de Trabajo Social de la UCV y militante de la juventud del partido Bandera Roja. Luego de 11 días en terapia intensiva, Belinda falleció en el Hospital Clínico Universitario el 14 de abril de 1991.

La protesta en la que fue asesinada Álvarez se produjo en rechazo al paquete de medidas del gobierno de Carlos Andrés Pérez y para denunciar la represión contra la protesta popular. El asesinato de Belinda Álvarez sigue impune.

Una aspiración frustrada

La placa original colocada en memoria de Belinda Álvarez por la comunidad de estudiantes, obreros y profesores de la Escuela de Trabajo Social, plasmaba una aspiración sentida por todos los ucevistas. En ella se podía leer: “Aquí cayó Belinda Álvarez a quien quisiéramos recordar también como la última estudiante asesinada por la policía”. Lamentablemente, el genuino deseo de que se respetara la vida de los manifestantes y el derecho a la protesta, fue frustrado por la represión de ayer y de hoy.

Desde el asesinato de Belinda Álvarez en 1991, al menos 292 personas han perdido la vida en el contexto de manifestaciones en Venezuela. 82 de estas muertes (28,08%) se produjeron en el período comprendido entre 1991-2012, mientras que durante la gestión de Nicolás Maduro (2013-2018), un total de 210 personas (71,91%) han fallecido en el contexto de protestas. En apenas cinco años, la gestión de Maduro casi triplica el total de fallecidos en protestas durante 21 años que comprenden los mandatos de Carlos Andrés Pérez, Rafael Caldera y Hugo Chávez Frías.

Estas cifras reflejan dramáticamente la ausencia de garantías reales para el ejercicio del derecho a la manifestación pacífica en nuestro país y la respuesta autoritaria del Estado frente a la conflictividad social. La mayoría de estas muertes se produjeron debido a la actuación de agentes de la fuerza pública, y más recientemente debido a la participación de agrupaciones paramilitares.

Los abusos que condujeron a la muerte de Belinda Álvarez en 1991, se han agravado e institucionalizado durante la dictadura de Nicolás Maduro, produciendo cientos de atropellos y el asesinato de manifestantes como Neomar Lander, Geraldine Moreno, José Materán, entre otros. Las prácticas represivas de la llamada “IV República” se repiten y han escalado durante la dictadura de Maduro mediante la asunción del terrorismo de Estado para infundir temor en la población, e inhibirla de expresar su malestar ante la grave situación que vive el país.

La extinción del Estado de Derecho mediante la ampliación de un cerco jurídico que restringe los derechos de manifestación, asociación y libre expresión; la respuesta cada vez más autoritaria a la conflictividad social mediante la criminalización y represión a manifestantes y disidentes políticos; y la abolición de la Constitución Nacional mediante la construcción de una “legalidad” e “institucionalidad” alterna, han allanado el camino para que la dictadura aplique más fuerza para someter al pueblo a condiciones dramáticas de subsistencia.

Las consignas que levantaron Belinda y su generación en 1991 siguen vigentes en 2018. Por ello, seguiremos acompañando las luchas y denunciando la represión del pasado y del presente.


Prensa Provea