La militarización y el cierre de las fronteras obstruyeron la posibilidad de detectar y asistir a las familias que buscaban refugio en la Argentina.
Alfonsina Morales está estudiando el impacto que ha tenido la pandemia de la covid-19 en los migrantes del Noroeste Argentino para el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) junto a la Comisión Argentina para Refugiados y Migrantes (CAREF). En esta charla con Salta/12, explica cómo las políticas que buscaron evitar la propagación del virus dificultaron las tareas de asistencia a los extranjeros.
-¿Cómo se han visto afectados los migrantes por la pandemia?
-Los grandes ejes que estamos trabajando y las cuestiones que nos preocupan tienen que ver con la situación específica de frontera, porque ante los cierres totales de fronteras, las personas siguen migrando, las relaciones comerciales y familiares en las zonas de frontera siguen existiendo. Las personas siguen llegando y lo que nos preocupa es en qué condiciones siguen llegando, porque lo hacen a través de pasos irregulares, poniendo en muchos casos en riesgo la salud y la vida porque terminan muchas veces en manos de grupos que les cobran para hacerlos pasar, o las propias condiciones de la geografía.
En mi caso particular, yo estoy indagando las fronteras de Salta y Jujuy. Porque se cerraron completamente las fronteras y se habilitaron algunas para las situaciones de repatriados, de argentinos y argentinas que querían volver, pero se abrió una sola frontera por país limítrofe, y en el caso de Bolivia fue la de Salvador Mazza, que de todas maneras está cerrada desde junio. En este momento no hay ni siquiera un paso para volver.
Además, estamos indagando sobre si en el cierre de las fronteras no se aprovechó para incrementar la militarización de la zona de frontera, como hubo pedidos de los propios gobernadores de Salta y Jujuy para reforzar la seguridad en la frontera y que traigan el Ejército, y eso, un poco, pone alarmas sobre la situación de las personas que se encuentran en frontera y que querían regresar.
El propio Ministerio de Seguridad dio cifras de la cantidad de personas que habían intentado atravesar la frontera durante la pandemia…
-Pero no necesariamente son migrantes quienes intentan pasar…
-Claro, el tema es que es que no lo sabés. A raíz de esta situación de pandemia hubo todo un bloqueo en donde, por ejemplo, a las personas que se las encontraba in fraganti cruzando pasos de fronteras, sin pedir ninguna identificación, se los obligaba a volver por el mismo paso irregular, y eso está contra toda norma migratoria, porque no daban intervención ni a Migraciones, ni a la Policía Federal… Porque de esas personas vos no sabés si a lo mejor tenías venezolanos que querían pedir refugio y asilo, a quienes se les debería haber contemplado.
-¿La migración de venezolanos a la Argentina es la principal situación que han registrado?
-Sí, es algo que ocurría antes principalmente por vía aérea. Hoy el refugiado en la provincia de Salta se corresponde, en años anteriores, con la población siria, en el marco del Plan Siria. Y ahora, mayoritariamente la recepción tiene que ver con la población venezolana, que tiene derecho de asilo por una normativa específica. Hoy cuando hablamos de población refugiada en Salta nos referimos casi exclusivamente a la población venezolana.
-Más allá de la situación que se da en las fronteras, ¿que otro aspecto les preocupa?
-Y después nos preocupa, respecto de la población migrante que se encuentra en el país, cómo es su acceso a derechos en el marco de la pandemia. Y ahí lo que se detecta es que, la vulneración previa general que existía antes (acceden solo a trabajos informales), y esta pandemia ha atacado específicamente a sus ingresos, con la doble vulneración de que no acceden a los planes de emergencia que sufrieron con la pandemia. Por ejemplo, no acceden al IFE porque no tienen la cantidad de años que ANSeS te pide.
Otra situación particular es que ANSeS cruza sus datos con Migraciones, entonces en zonas de frontera, las personas van y vienen y a veces hacen los papeles, a veces firman la salida pero no el ingreso. Así que hay muchas personas, incluidos algunos argentinos, que no cobraron en IFE porque para Migraciones están fuera del país.
La pandemia ha puesto en evidencia un montón de cosas que hacen a la migración y que uno no se daba cuenta. A casi ningún servicio de emergencia que ha surgido por la pandemia, por los requisitos que se les piden, han podido acceder, así que acceden a ayudas muy específicas, a través de las áreas de acción social, con alimentos.
También tuvieron inconvenientes en materia de albergues. En Jujuy las familias venezolanas que cruzan en condición irregular, vienen en situación de calle, sin ninguna estrategia de llegada o de acogida, entonces los organismos en La Quiaca tienen un Punto de Atención y Orientación (PAO), en donde les buscan algún alojamiento, pero todo desde las organizaciones que trabajan con Migraciones, no desde las instituciones estatales.
Y en el caso de Salta se dio la situación de que aquí no hay albergues para familias, sino que tenés o el albergue para mujeres víctimas, o el albergue para varones en situación de calle. Y más con todos los cortes de servicios en el marco de la pandemia, la cuestión de albergues ha sido bastante complicada. Y ese creo que es un problema que la Provincia tiene que detectar e ir resolviéndolo, porque cuando se abran las fronteras, las personas van a empezar llegar…
-Masivamente…
-Claro. Si llegan a pesar de que están cerradas las fronteras, cuando se habiliten es la cuestión. Son tiempos en los que hay que prepararse para las circunstancias.
Por ejemplo, cuando salieron normas que establecían que no se podían realizar desalojos de los inquilinos que no podían pagar el alquiler… La mayoría de la población migrante que no reúne los requisitos para un alquiler formal, obviamente está en inqulinatos informales, entonces los desalojos informales también se han dado.
Fuente original: Página 12