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Marino Alvarado

Abogado, Coordinador de Exigibilidad Legal de Provea.

Marino Alvarado | La Rebelión Popular en Nicaragua, la segunda del Siglo XXI después de la protagonizada por el pueblo venezolano en 2017, resiste a la feroz represión del gobierno de Daniel Ortega. El mismo que combatió la dictadura de Anastasio Somoza y  hoy ordena disparar contra gente humilde que como hace 40 años reclama libertades. Las mismas prácticas y saña del somocismo contra un pueblo en legítima rebelión.

Llama la atención que las dos rebeliones, la Venezolana y la de Nicaragua, hayan tenido de sus gobiernos, que se autoproclaman de izquierda y a favor de los pobres, el mismo método represivo usado por las dictaduras del pasado que tanto cuestionan.

A Maduro no le tembló el pulso para mandar a masacrar al pueblo. Tampoco hoy le tiembla a Ortega. Estudiantes, obreros, campesinos, amas de casa, engrosan la larga lista de víctimas. Lamentablemente superior en Nicaragua.

Como en Venezuela, el gobierno de Ortega ha recurrido a los grupos paramilitares para que sin compasión allanen viviendas y luego realicen ejecuciones. Acá vimos como los grupos paramilitares actuaban con pleno respaldo y coordinación con la Guardia Nacional Bolivariana y la Policía Nacional. En Nicaragua actúan bajo el mando de la policía o en coordinación con ella. Tal situación ha sido muy bien documentada tanto por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que viene siguiendo en el terreno los acontecimientos, como por varias organizaciones de derechos humanos. Los grupos paramilitares pro gobierno son responsables de un número importante de asesinatos.

El llamado Foro de Sao Paulo, que en el pasado significaba un referente en las luchas populares del Continente, hoy es un espacio para avalar gobiernos dictatoriales y aplaudir la represión

Como en Venezuela, el gobierno de Ortega utiliza los medios públicos para distorsionar los hechos y colocarse como víctima. Quien ordena asesinar, se presenta como atacado. Sus grupos paramilitares, al igual como lo hizo Maduro, son presentados como parte de la oposición y no como lo que son, brazos armados para la reprimir al pueblo.

Como ocurrió con la masacre en Venezuela lamentablemente un grupo de organizaciones e intelectuales de América Latina que dicen llamarse progresistas, incluyendo algunos activistas de derechos humanos, aplauden la represión en Nicaragua. El llamado Foro de Sao Paulo, que en el pasado significaba un referente en las luchas populares del Continente, hoy es un espacio para avalar gobiernos dictatoriales y aplaudir la represión. La misma que condenan con toda razón en Argentina, Colombia o Chile, pero que avalan en Venezuela y Nicaragua. Para ellos hay un tipo de represión y de graves violaciones a los derechos humanos que se justifica porque la perpetran gobiernos que se autoproclaman populares. El doble rasero. La historia no los absolverá.

La Rebelión Popular en Venezuela fue aplastada con tanquetas y disparos. La Rebelión Popular en Nicaragua se mantiene. Abogamos porque logre los cambios que con enormes sacrificios se vienen reclamando. Desde Venezuela seguiremos solidarios.

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