ACERCA DEL AUTOR:
Luis Alberto Crespo
Economista, Msc. en Moneda e Inst. Financieras, Prof de Economía UCV.
Luis Crespo | Era previsible el anuncio de un nuevo salario mínimo de manera unilateral, como acostumbra el régimen ante la llegada del primero de mayo, día del trabajador, se hizo público el incremento del 60%, en términos nominales pasa, de Bs. 250.000,00 a 400.000,00 (2,28 dólares) incrementando también el bono de alimentación en 100% de Bs. 200.000,00 a 400.000,00, dicha noticia se acompañó de frases y consignas rimbombantes, pero vacías. Los funcionarios del régimen vociferan que fue aprobado un nuevo salario de Bs. 800.000,00, realmente ese monto equivale a 4,3 dólares si nos basamos en tipo de cambio del BCV, lo cual no garantiza nada a los trabajadores y sus familias, en el contexto de voraz hiperinflación que existe en nuestro país.
Un salario mínimo debe garantizar, al menos, cubrir las necesidades básicas de los trabajadores y su grupo familiar, hoy en Venezuela los salarios están destruidos y gran parte de los venezolanos están en situación de pobreza. El Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (CENDA) reportó que en el mes de marzo 2020 se requerían 77 salarios mínimos para cubrir los gastos de alimentación de una familia y que el poder de compra del sueldo mínimo era del 1,3% de la canasta básica, esto se agravó durante el mes de abril con el repunte de los precios y la depreciación del tipo del cambio en aproximadamente 250%. La crisis económica del país y las condiciones precarias en las que vive un grupo importante de la población se agravan en medio del Covid-19, al mismo tiempo, el régimen decreta unos precios acordados (se desconoce con quién y cómo) de 27 productos en bolívares y en dólares, sin importarles que un sector importante de trabajadores, jubilados y pensionados reciben sus remuneraciones en bolívares.
La problemática económica del país se complejiza en medio de una dolarización transaccional desordenada, ahora legitimada por el régimen, que apareció en el país desde marzo 2019 tras los apagones nacionales, hemos advertido que si todos los precios se dolarizan, pero el salario de la gran mayoría de los trabajadores y las pensiones se mantienen en bolívares la población que no tiene acceso a dólares se empobrece aceleradamente producto de las fluctuaciones del precio del dólar en el país, que por lo general tiende al alza; mientras, hay otra una parte reducida de la población que acceden a divisas y a mejores condiciones de vida; ampliándose la brecha de desigualdad. Esto forma parte del desastre económico en que hundió Nicolás Maduro al país
Durante el mes de abril vivimos una aceleración exacerba en los niveles generales de precios y la significativa depreciación del tipo de cambio que en promedio rondó el 250%, lo que deterioró aún más las condiciones de vida de los venezolanos.
Los venezolanos sabemos en qué va parar un control de precios
Los venezolanos sabemos que las consecuencias de la instauración del control de precios son escasez, desabastecimiento, mercados negros, hambre y grandes colas. El régimen no da respuesta a los problemas de la nación, por el contrario, hunde en la miseria y el hambre a la población. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU señaló que más de nueve millones de venezolanos no pueden acceder a los alimentos, aunque estén disponibles en el país, por la hiperinflación. Un 60% de la población ha tenido que reducir las porciones de comida y cuatro de cada diez hogares también sufren cortes de los servicios de luz y agua.
Venezuela confronta una grave situación:
– Destrucción del salario mínimo
– hiperinflación,
– bajos niveles de productividad,
– aislamiento financiero,
– endeudamiento,
– disminución de la renta petrolera, por la caída de la producción en la industria y los bajos precios internacionales del petróleo, asedio a la industria por el régimen convertido, además, en depredador de las finanzas públicas
– cercenamiento de los derechos civiles y todo tipo de libertades
– condena a la población a condiciones de pobreza,
– escasez de gasolina y sus consecuencias,
– colapso de los servicios públicos, agua y electricidad
La paralización del país por la cuarentena del Covid-19 está teniendo un gran impacto en la actividad económica ya mermada del país, también en grupos vulnerables como los trabajadores a cuenta propia que se encuentran severamente afectados al no poder contar con ingresos para el sustento diario.
Se agudizan los problemas económicos y sociales en el país en medio de la pandemia, siendo importante tener claro que antes de la cuarentena ya veníamos atravesando una grave crisis. Mientras, Nicolás Maduro solo anuncia medidas administrativas que no resuelven los problemas que enfrentamos a diario. En este contexto la población venezolana sufre la mayor penuria, hambre, miseria y desasosiego que jamás hayan vivido, por lo cual reitero lo expresado en publicaciones anteriores, apremia salir de la crisis económica y social, el futuro del país está comprometido, urge un cambio.
ACERCA DEL AUTOR:
Luis Alberto Crespo
Economista, Msc. en Moneda e Inst. Financieras, Prof de Economía UCV.