La educación pública en el país atraviesa una crisis de larga data; pero con el efecto combinado de la Emergencia Humanitaria Compleja y la pandemia de Covid-19, los problemas se han agravado y, de acuerdo con el Informe Anual de Provea 2022, las desigualdades en el acceso a la educación han aumentado.

A mediados del mes de julio está concluyendo el año escolar 2022-2023 y aprovechamos la oportunidad para conversar con Luisa Pernalete, quien trabaja en Fe y Alegría y tiene una larga trayectoria como defensora del derecho a la educación en Venezuela.

Estamos cerrando el año escolar. ¿Cuál es el balance del año 2022-2023?

Uno de los principales problemas en este país para cualquier aspecto que queramos investigar tiene que ver con la falta de datos oficiales y confiables. Y sobre el derecho a la educación no sabemos ni siquiera cuántos muchachos han salido del sistema escolar, ni cuántas escuelas o cuántas secciones se han cerrado. Tampoco sabemos cuántos educadores están fuera.

Gracias a Dios tenemos algunos datos de universidades o de organizaciones no gubernamentales, pero hacer un balance de la educación en el país sin esos datos oficiales no es sencillo. En la educación pública, que es el 85% del país, los niños van a clase dos días a la semana. Y si no aprenden con cinco, ¿qué tal van a aprender con dos días a la semana, sobre todo los más pequeños? Y más en un país en donde la conectividad es muy mala, entonces ciertamente los más vulnerables, los más pobres casi no van a la escuela, pero tampoco tienen acceso a Internet o equipos en el hogar para mantener su formación a distancia.

La preocupación es grande para los que estamos trabajando en educación por la exclusión de tantos muchachos: más de un millón de niños y niñas adolescentes han desertado. Y también preocupa la falta de maestros; hay pocas escuelas que realmente tengan sus maestros completos y además la improvisación del Ministerio de Educación que hace que de pronto en noviembre pasado dictó una normativa que obliga a hacer reestructuraciones y cosas por el estilo.

El salario de los docentes, eso no anima a ningún bachiller a formarse como educador. En este balance también tenemos que poner que tenemos escuelas de educación cerradas como la de Ucab Guayana, Ucab Caracas y la Escuela de Educación de la Universidad Católica del Táchira tiene más de tres años cerrada y hay además una baja de matrícula en la Upel. Esto nos tiene que preocupar a todos y eso no pareciera que va a mejorar mientras los salarios de los docentes sean los que son.

¿Cuáles han sido las principales dificultades de los niños, niñas y adolescentes durante este año escolar?

Las principales dificultades tienen que ver con la Emergencia Humanitarias Compleja: los niños no tienen alimentación suficiente. Tenemos una inseguridad alimentaria muy grande y la letra con hambre no entra. El Programa Alimentario Escolar está funcionando muy mal en las escuelas públicas, así que los niños no cuentan con ese apoyo.

En segundo lugar, el problema del transporte público para el 85% de la población que va a escuelas públicas. Los niños más pequeños suelen estar en escuelas cerca de su casa, pero el transporte público es un problema sobre todo para el bachillerato porque los liceos suelen atender gente que está fuera de la comunidad. El transporte público es un problema para el personal y para los muchachos adolescentes y jóvenes.

En tercer lugar, el problema de los ingresos de los docentes pues mientras los docentes sigan ganando los que están ganando no es posible pedirles que vayan a clase todos los días porque no tienen ni para el pasaje. Yo sé que hay maestros nuestros, de Fe y Alegría, que se quedan a dormir en la comunidad donde están trabajando porque no pueden pagar dos pasajes diarios, l

Otro problema grave son los niños dejados atrás, que son muchos los que están con su abuela o con su tía y eso no es tan fácil. Son niños que se desmotivan, a quienes les cuesta más ir al colegio.

Yo diría que esas son las principales dificultades. Por supuesto, no estamos metiendo el tema de la calidad porque aquí en este país desde el año 2010 no se hacen pruebas de ningún tipo. Entonces lo que se diga sobre el rendimiento, es complicado porque aquí no hay mediciones, eso es un problema también.

¿Cuál ha sido el motivo de las recientes movilizaciones del gremio docente?

Bueno, eso debería preguntarse directamente a los gremios. Pero lo que uno ve, como ya he mencionado, es que con el salario que están ganando los docentes no es posible estar callado. Además ha habido retaliaciones contra los dirigentes, contra la gente que protesta.

En el caso de Fe y Alegría no se suspenden las clases, pero sí se han hecho protestas también por Twitter, con cartas, con movilizaciones pequeñas, pero sin suspender clases, porque nosotros también queremos proteger a los chamos. Pero sabemos que la muchos de nuestros docentes van a pie, a veces más de media hora y hasta una hora para llegar su centro de trabajo. Todas esas cosas se juntan y por eso los gremios no han dejado de salir a protestar, incluso en poblaciones muy pequeñas en donde antes nadie salía.

En estos últimos días las movilizaciones ocurren porque el bono vacacional va a ser otra vez fraccionado y además con el mismo monto del año pasado, que con la inflación eso se ha pulverizado. Ciertamente esto es un problema muy serio.

La situación de los docentes es tan grave según la Asociación Civil Con la escuela, casi el 50% de los docentes activos están teniendo otro trabajo para poder completar su ingreso. Eso es fuerte, porque hace que el docente esté ocupado en cosas que a veces no tienen nada que ver con educación como vender tortas, vender café, etc. Sé que en Guayana hay docentes que los fines de semana se van a las minas a vender comida o medicinas. El docente está teniendo dos y tres jornadas, lo cual hace que se le dificulte tener un trabajo creativo en su colegio. Y el otro elemento tiene que ver con la falta de acompañamiento sobre todo los docentes públicos, no hay quién oriente, quién ayude, quien acompañe a estos docentes con miles de problemas. Eso es un problema educativo.

¿Cuáles son las recomendaciones que se podría hacer al Estado para mejorar el acceso al derecho a la educación?

La primera recomendación para el Estado es que cumpla con el artículo 103 de la Constitución donde dice que la educación integral de calidad es un derecho de todos los niños niñas adolescentes y jóvenes de este país. También dice que el Estado asignará los recursos necesarios para garantizar este derecho.

Cuando se pregunta a las autoridades, por ejemplo, por qué no se aumenta el subsidio a  las escuelas subsidiadas, porque honestamente lo asignado no está alcanzando para mantener las escuelas decentemente, se nos se les dice que el problema son las sanciones. Pero aún si el problema fueran las sanciones, que la educación sea un derecho significa que por encima de otras cosas hay que garantizarla y además sin educación ningún país sale de la crisis de una crisis, y nosotros tenemos una crisis hace mucho tiempo.

La segunda recomendación es que se hagan mediciones, que no improvise, porque la improvisación también dificulta el trabajo de todas las escuelas, de las públicas y las privadas. Un ejemplo de esto es la normativa que se hizo en el mes de noviembre reduciendo la hora académica de 45 minutos a 35 minutos. Si eso lo multiplicamos por 5 días, cuántos minutos de formación se le está quitando a los muchachos. Eso se aprobó en noviembre para que se aplicará de una vez; pero así no deberían ser los cambios de políticas: hay que ensayar, hay que pilotear para después hacer los cambios que sean necesarios.

La recomendación final tiene que ver con los maestros que tienen que ganar decentemente porque mientras tengamos esos salarios no no vamos a tener maestros que den clases, ni buenas ni malas, y eso es terrible. Además, el artículo 104 de la Constitución dice que en la profesión de educador tiene que ser ejercida por gente de reconocida calidad moral y profesional; mientras que en la realidad se está recurriendo a estudiantes, a bachilleres, a gente de la comunidad para atender a los muchachos. Son medidas para atender la crisis, pero no es lo ideal.