La opacidad en cuanto al presupuesto del Banco Central convierte al país en un completo ignorante de cuánto con exactitud se ha gastado en la eliminación de 14 ceros con tres reconversiones monetarias, dos de ellas sepultadas. El economista Ronald Balza afirma que si la pobreza aumenta no será por la reconversión, sino por el uso destructivo de recursos públicos


En los últimos años ha habido, junto con los procesos de reconversión monetaria, una opacidad de cifras oficiales, entre ellas el presupuesto del Banco Central de Venezuela (BCV) que muestren, por ejemplo, el verdadero costo de haberle quitado 14 ceros (00.000.000.000.000) a la moneda nacional e imprimido billetes que quedaron para artesanías. Por consiguiente, el país ignora lo malgastado por parte de las autoridades monetarias en estas medidas, que fracasaron por no acompañarlas con un programa de estabilización económica que haga frente a la mayor causa que trae de vuelta los ceros: la hiperinflación.

La alianza TalCual – Provea conversó con el economista, profesor y decano de la Facultad de Economía de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Ronald Balza Guanipa, para entender las implicaciones de la reconversión monetaria y si realmente representa un golpe psicológicamente hablando para el sector laboral al pasar su ingreso mínimo de Bs. 7.000.000 a Bs. 7 pelaos.

Pero en lo que más se afinca el educador es en la deuda en materia de transparencia que mantiene aún el BCV, supeditado a la administración de Nicolás Maduro, con el país.

– ¿En los tres procesos de reconversión no se publicó el presupuesto del BCV?

– No publicaron nada detallado. Referencias muy vagas a la Casa de la Moneda, pero las monedas eran importadas y no sabemos cuántos billetes. El BCV nos debe explicaciones sobre el uso de recursos en dos reconversiones perdidas, y el presupuesto detallado de la que viene.

– ¿Usted cree que la tercera es la vencida?

– No. Y si seguimos como vamos, tampoco podrás decir que «no hay quinto malo».

– ¿A la empobrecida economía venezolana le cuesta montarse nuevamente en una reconversión monetaria? ¿Representa un costo importante?

– El mayor costo lo causará, como siempre, la omisión de todas las políticas necesarias para frenar colapso, hiperinflación, migración y pobreza. No sabemos cuánto costará a la banca y a las empresas no financieras ajustar sus sistemas. Es probable que con las características de la reconversión de hace tres años, anticiparan la necesidad de ajustar sus sistemas para hacer otras. Pero no lo sabemos. Sí sabemos que, de continuar la hiperinflación, todo lo que se gaste en monedas y billetes se perderá, mientras tantas personas necesitan vacunas, oxígeno y medicinas en Venezuela.

– Y mirando hacia atrás, ¿Cuánto le ha costado al país realmente la eliminación de 14 ceros de su moneda?

– No lo sabemos. Desde las reconversiones de Chávez no se informó cuánto costó traer billetes y monedas, pero no sirve ninguno hoy. Se trajeron en exceso, por retrasar la actualización de los dos conos monetarios anteriores, y, sin embargo, la falta de efectivo impulsó la dolarización. Todo lo que esto costó se suma al tiempo perdido para contener gravísimos problemas.

Tampoco sabemos nada sobre las campañas publicitarias que divulgaron masivamente conceptos erróneos, con fines de propaganda y nada más. Recuerda, por ejemplo, que un año antes de comenzar la hiperinflación, Maduro y el BCV atribuían al contrabando de billetes de Bs. 100 la depreciación acelerada del bolívar. Eso no tenía ningún sentido, y hablando de eso se perdió un tiempo y unos recursos que necesitamos usar de otro modo.

– ¿Qué va a pasar con los salarios, prestaciones sociales y otros beneficios laborales?

– La reconversión no va a afectar los salarios de nadie. Su poder de compra seguirá cayendo para muchos por las causas previas, las que aumentaron seis ceros desde 2018. Si la pobreza sigue aumentando y no será por la reconversión, sino por ese modo destructivo de usar los recursos públicos y condicionar el de los privados, a formas de adhesión al gobierno contrarias a la transparencia y la innovación.

– ¿Cree que la nueva reconversión monetaria, más allá de simplificar las operaciones y los sistemas contables, representa realmente un golpe psicológico para la masa trabajadora venezolana del sector público, que pasará a ganar de 7.000.000 a 7 bolívares pelados como mínimo? Tampoco hay asomo de un ajuste salarial.

– No. Esta reconversión ocurrirá tres años después de la anterior, que estuvo acompañada de un incremento salarial muy fuerte, que de inmediato se disolvió. Muchos precios se expresan ahora en dólares. No creo que esta reconversión tenga efectos psicológicos. Yo quisiera, sí, que tuviera uno. A la vista de los fracasos tan recientes, me gustaría que se exija del gobierno la presentación del presupuesto y la información oficial. Que se le diga al gobierno que reconversión no informa nada sobre nuestros problemas, y sin información no hay ni inversión ni democracia. Que reconvierta para facilitar transacciones, pero que informe para hacer posible el crecimiento económico en democracia.

– ¿Y cuál sería la mejor manera de ejecutar una reconversión monetaria?

– Publicando antes toda la información oficial y el presupuesto nacional. Sin esto, es imposible saber cuál es el efecto de las sanciones, ni negociar con el FMI ni hacer renegociaciones de deudas.

No se sabe cuánto se perdió en todas las obras inconclusas del gobierno porque nunca se publicaron los presupuestos detallados de Fondo para el Desarrollo Nacional (Fonden) y Fondo Chino, y ahora, desde 2015, no se publica nada del presupuesto nacional, las memorias y cuentas ni los informes de la Contraloría General.