Junto al Movimiento Venezolano por el Revocatorio (Mover) y los consejos promotores, Nicmer Evans y un grupo de políticos e integrantes de la sociedad civil solicitaron al CNE activar el proceso de referendo contra Nicolás Maduro. Se enfrentan a los lapsos y decisiones del poder Electoral, además de las críticas y el rechazo de ciertos sectores de la oposición mayoritaria a la propuesta
Luisa Quintero
“Todos los cargos y magistraturas de elección popular son revocables”. Así inicia el artículo 72 de la Constitución venezolana, que además explica que este proceso de referendo se activa “transcurrida la mitad del periodo” para el cual fue electo el funcionario, cuya solicitud debe ser hecha por un número no menor de 20% de los electores inscritos.
Este fue el recurso al que se atuvieron el politólogo Nicmer Evans, el exgobernador César Pérez Vivas y un grupo de ciudadanos agrupados bajo el “Movimiento Venezolano por el Revocatorio (Mover)” el pasado 25 de mayo. La primera solicitud: que se les acepte como movimiento para impulsar un revocatorio contra Nicolás Maduro. El segundo paso es que el Consejo Nacional Electoral (CNE) se pronuncie sobre si ya han transcurrido la mitad del periodo, tal como lo dice la Constitución.
En esta propuesta se trabaja desde hace meses, revela Evans en entrevista a la alianza Provea – TalCual. “Desde esa instancia hemos estado analizando todos los escenarios políticos, jurídicos e internacionales para hacerle seguimiento y activar la revisión en relación con el cronograma para la activación del referendo”.
El también presidente del Movimiento por la Democracia e Inclusión (MDI) señala que luego de analizar todos los escenarios, se decantaron por la conformación de la agrupación de ciudadanos debido a la variedad que constituye a su grupo y los actuales temas -como la negociación- que ocupan a los principales partidos políticos de oposición.
Cuentan con el apoyo del 50% de la opinión pública, mientras que un 30% estaría dudoso de si participar o no es un referendo de este tipo, dice Evans. “Las matrices de opinión pública que se han generado luego de que lo presentamos ante el CNE han sido importantes, cada vez se va sumando más gente entre intelectuales, académicos y políticos. La Facultad de Ciencias Políticas y Jurídicas de la UCV hizo un pronunciamiento solicitando que los procesos refrendarios sean incorporados dentro de los procesos de negociación y activación de la oposición”.
“Ahora la pelota está en la cancha del CNE”, afirma el politólogo.
– ¿Confían que el CNE acepte esta propuesta?
— No intentarlo sería peor. Con esto expreso que sabemos las dificultades que existen sobre la exposición racional y jurídica sobre la propuesta que hemos hecho. Nuestras argumentaciones son muy básicas y de principios, es a partir de la propia normativa creada por el régimen y por tanto es difícil para ellos eludir una respuesta en este sentido.
Nicolás Maduro adelantó las elecciones convocadas por la asamblea nacional constituyente, y a los cuatro días se juramenta ante esta instancia que convoca la elección. Además, la ANC fue reconocida como supraconstitucional por el mismo Maduro, y eso implica que hay una excepción constitucional en relación con el caso de su juramentación a pesar de que la Constitución establece periodos donde se establece que la juramentación del Presidente es el 10 de enero al año inmediato a la elección; sin embargo, en este caso fue juramentado ante un órgano supraconstitucional. Es la lógica que ellos mismos aplican en relación a su propia institucionalidad autoconstruida.
Por tanto, si ellos no reconocen la juramentación de Maduro ante la ANC estarían desconociendo a la constituyente y todos sus actos, por lo que incluso las leyes emitidas por ese órgano quedarían derogadas. Hay un ejemplo muy sencillo, el gobernador (Juan Pablo) Guanipa fue electo por la gente, y al negarse a juramentarse ante la constituyente no pudo tomar mando. Esta es la magnitud de la caracterización que ellos le han dado a esa ANC.
– Habla de reconocimiento que le podría dar el CNE a Maduro con este paso, pero la oposición en la que usted se ha incluido no reconoce a Maduro como presidente, tampoco lo hace con el CNE electo recientemente. ¿Cómo encaja este escenario con su solicitud?
— Exactamente en el mismo escenario en el cual Juan Guaidó se va a sentar a negociar con Maduro. ¿Quién tiene el poder? Nosotros no estamos haciendo nada distinto a cómo se interpreta cotidianamente quién tiene el poder, de facto quién es el Presidente. Eso no implica el reconocimiento de la legitimidad, sino el reconocimiento del poder.
Pongo un ejemplo, las personas que pagan la luz ¿ante quién lo hacen? ¿Por pagarle la luz a Maduro lo estás reconociendo como legítimo? Cada uno de nosotros paga sus servicios, sino te los cortan. ¿Y a quién se le está pagando? A la institucionalidad de Maduro, pero no por eso esas acciones reconocen su legitimidad como mandatario, solo reconoces que quién tiene poder es él.
Este concepto (de no reconocimiento) es muy reiterado entre ciertos factores, algunos de la oposición, y responden a una racionalidad bastante ortodoxa, por no decir tirada de los cabellos. Negar la existencia del otro no por ello reprime su existencia, por eso es que consideramos que el referendo revocatorio es un derecho constitucional, y los derechos se disputan tanto en democracia como en dictadura.
Es absolutamente legítimo revocar a un ilegítimo. Imagine que eso no lo hubiese pensado la gente de la Concertación en Chile con el plebiscito que se hizo con Pinochet, nunca se hubiese hecho el plebiscito ni salido de la crisis en ese país.
– ¿Cómo se puede convencer a la población de movilizarse en este proceso? Ya está la experiencia de 2016, que se cortó en tribunales…
— Conciencia y transparencia. Nosotros no estamos generando falsas expectativas. Nosotros estamos conscientes de las dificultades pero estamos cumpliendo pasos importantes en función de los escenarios políticos que se avecinan.
Si nosotros no solicitamos hoy la activación de un referendo revocatorio, como ya se ha solicitado, es posible que lleguemos a enero y después del intento de negociación que se está dando en este momento que supongamos, uno de sus escenarios es que fracasé y ojalá no suceda, si de repente nos volteamos y no tenemos a mano el referendo revocatorio para seguir intentando en todos los escenarios, te pueden decir que debías haber solicitado ese revocatorio en mayo.
Entonces activar un referendo revocatorio va a implicar salir de Maduro para dejar a la vicepresidenta, no para convocar a unas elecciones en 30 días. Una de las cosas que hoy tienen mayor viabilidad para la ruta que en algún momento se propuso la oposición (cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones libres) es el referendo revocatorio, que genera el cese de usurpación y conlleva a unas elecciones libres en 30 días.
Cada vez son más voces de la sociedad civil que van a terminar presionando a los actores políticos, porque además los mismos actores políticos están sumándose. Del partido Voluntad Popular ha brindado su apoyo Ismael León. Nosotros hicimos consultas previas a todos los actores políticos, y nadie negó la posibilidad, al contrario, lo incorporaron como factor importante dentro de un posible proceso de negociación. Nosotros ahora estamos concretando lo que dijimos en privado a esos sectores.
Una de las grandes dificultades que se tienen en estos momentos es el reglamento leonino de 2007, que prácticamente imposibilita la activación por los mecanismos que se establecen, por eso creemos que es fundamental y necesario presionar activamente en la calle para que haya modificación de ese reglamento. Revocar es el mismo derecho que elegir, por tanto las instituciones tienen que agilizar el proceso en lugar de entorpecerlo. Estamos incorporando un debate, que no es nuevo, pero es novedoso en la forma como se está planteando para que se involucre dentro del plan de negociación, y que además genera profundas contradicciones dentro del chavomadurismo.
– ¿Por qué genera contradicciones dentro del oficialismo este revocatorio y no otros procesos como la negociación o elecciones?
— Precisamente por el contexto de lo que está pasando, por la negociación, porque hay presión internacional, porque vienen unas elecciones regionales y además se activa este proceso revocatorio. No es un hecho aislado este referendo revocatorio, pero tiene unas características particulares, pues en 2016 con la concepción monolítica, el régimen tenía una mayor fuerza. Hoy tienes contradicciones en su seno y cada vez más esas contradicciones a lo interno del chavismo plantean incluso la necesidad de Maduro para darle continuidad a su proyecto, como consecuencia de una realidad, la realidad de la calle, la realidad política. Entonces en el marco de esa realidad, estamos en mejores condiciones si y solo sí tenemos la posibilidad de articularnos en unión y la posibilidad de empujar hacia un mismo sentido todo.
– Para poder cambiar el reglamento de 2007 tienen que iniciar conversaciones con el CNE, con la Asamblea Nacional que actúa de facto y cuyas leyes son las que se implementan. ¿Se han acercado a estos dos factores?
— Paso a paso. Ya nosotros estamos cumpliendo el primer paso, que es la necesidad de la revisión de la activación del periodo según el cronograma del CNE. Una vez que obtengamos respuesta, vamos a ir avanzando poco a poco en los aspectos que consideramos necesarios para atender este tema.
Hay una estrategia, y tiene unos pasos que dan respuesta al máximo de las dificultades que se puedan confrontar con las instancias nacionales e internacionales.
– Han hablado con sectores de la oposición, que no se oponen a su propuesta según lo que dice. ¿Cuáles son esos sectores y qué es lo que piden para apoyarlos públicamente?
— Es importante que hagamos seguimientos a los pronunciamientos que empiecen a darse. El pronunciamiento de Henrique Capriles fue inteligente, pausado, con él hablamos. Con Juan Guaidó también hablamos pero su declaración no es muy cónsona con lo que él nos expresó; sin embargo seguimos insistiendo en que nuestra propuesta se incorpore en el proceso de negociación y estamos abiertos y solicitando una nueva reunión con él en este sentido. Nos hemos reunido con actores del G4 (Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, Voluntad Popular y Acción Democrática), con actores de la sociedad civil, Fedecámaras, organizaciones sociales, aspiramos que empiecen a pronunciarse paulatinamente sobre este tema.
También nos hemos reunido con interlocutores del contexto internacional que consideramos válidos, incluso en el proceso de negociación que se va a dar próximamente.
– ¿Este revocatorio es excluyente del acuerdo de salvación nacional?
— Para nada, aspiramos que sea parte de la discusión del acuerdo y que sea parte de los mecanismos de presión para ello. Si es verdad que el escenario sobre unas elecciones presidenciales, parlamentarias, es el centro de la atención del acuerdo que lleva Guaidó, ya hemos escuchado a Maduro diciendo que no lo van a permitir. Pero no hemos escuchado nada de Maduro en contra del referendo revocatorio; por el contrario, ha dicho ‘convóquenlo’. Pareciera entonces tener más viabilidad debatir condiciones para un referendo revocatorio que aspirar la factibilidad de una realización de unas presidenciales anticipadas, pero todo está dentro de los escenarios.
– Hay un proceso de negociación en puertas, unas elecciones regionales y ahora este proceso revocatorio. ¿No se dispersa la estrategia opositora en varios frentes?
— No, jamás. La posibilidad de que se desarrollen unas elecciones regionales y municipales sin lugar a dudas es una acumulación de fuerzas importante desde el punto de vista territorial para la activación del referendo revocatorio.
Hay dos escenarios: que el referendo revocatorio se haga con las municipales, que lo vemos difícil porque no está dentro del cronograma electoral: y lo otro es que la activación se dé luego de las elecciones regionales y municipales. Imagínate que los candidatos que ganen de oposición tengan como criterio fundamental ofrecer a su electorado ser parte de un movimiento que implique toda la fuerza necesaria para revocar. Sería coherente, especialmente en aquellos sectores para empujar todos en un mismo sentido, en una misma estrategia., Eso incluso resuelve algunos de los problemas de contradicciones discursivas de la oposición en estos momentos.
– El Movimiento por la Democracia e Inclusión, que usted preside, aboga por una “nueva etapa del proceso político en donde se dé paso a la participación masiva y la voluntad del pueblo”. ¿Eso se conjuga entre las elecciones y el referendo?
— Sin duda alguna. A nivel de lo que es el Movimiento por la Democracia e Inclusión, que además está solicitando ser reconocido por parte del poder Electoral como partido político. Sabemos las dificultades de que nos asignen las siglas, pero tratamos de ser lo más cónsonos posibles en relación con el hecho de empujar a un mismo sentido, que es la posibilidad de la reactivación de la organización social en función de objetivos políticos.
El referendo revocatorio tiene una bondad muy particular, y es que a diferencia de los procesos de negociación donde hay representantes de la oposición para negociar, o la solicitud del TIAR, ese camino al revocatorio está lleno de gente ejerciendo la soberanía popular, y creemos profundamente en eso. No desmeritamos ningún otro proceso que derive en beneficios para la población, pero como no somos parte del proceso de negociación, ni pedimos a países extranjeros injerencia, le pedimos a la gente que participe en este tipo de procesos para poder acumular fuerzas.
– Es decir, ¿apoyan jugar en todos los tableros?
— Eso de todos los tableros es un poco extremo. Aquí ya hay unos tableros establecidos, nosotros estamos aportando uno. El asumir que todos los tableros son viables no ha dado resultado. Creo que sí nos podemos centrar en tres o cuatro escenarios, y trabajar sobre ellos. Una multidimensionalidad pero que tampoco es una infinitud. Por allí están algunas cosas muy desatinadas, como asambleas de ciudadanos fuera del país y que “opositores puros” puedan decidir, hay locuras, pero ampliar los escenarios me parece importante.