Dos de los tres jóvenes que según las autoridades del estado Táchira, murieron en un supuesto enfrentamiento en el sector de Aguas Calientes de la población fronteriza de Ureña, según el relato de allegados, habían sido raptados por un presunto grupo guerrillero el pasado lunes 8 de mayo, cuando llegaron a buscarlos tras acusarlos de haber lanzado la granada contra un pool de la misma localidad. 

Los primos Maikel Andrei Acuña Gómez, 24 años, conocido por sus seres queridos como Diomedes y  Frank Yoider Acuña Guerrero, de 23 años, junto a Gilbert Alberto Rodríguez Vargas, de 25 años, de nacionalidad colombiana, fueron reportados muertos el sábado 13 de mayo, según la versión oficial en un enfrentamiento con una Unidad Antiterrorismos de la Policía Nacional Bolivariana. 

Pero en la morgue del Hospital Central de San Cristóbal, allegados a los dos primos, revelaron que los muchachos no murieron en ningún enfrentamiento, porque ya habían sido raptados por un presunto grupo guerrillero, por lo que señalaron que se trató de un falso positivo.

Los dos muchachos laboraban en una fábrica de zapatos junto a su padre y eran amantes al fútbol, incluso los deudos manifestaron que a uno de los jóvenes se los llevaron desde una cancha situada entre el Barrio Andrés Eloy y Barrio Bonilla, cuando jugaba. 

«Eran muchachos sanos, ellos no pertenecían a ningún grupo La Línea», expresó uno de los cercanos. 

Aseguraron que los jóvenes no portaban armas, por el contrario, estaban era pendiente de practicar fútbol y trabajar. 

Además, a Maikel Andrei, desde niños sus familiares le llamaban de manera cariñosa Diomedes, no era un remoquete, como lo expresó el gobernador Freddy Bernal, indicaron. 

Por su parte, los familiares de Gilbert Alberto Rodríguez Vargas prefirieron guardar silencio, ante el pánico que sienten por lo que está sucediendo en la población fronteriza del Táchira. 

Exhortamos al Ministerio Público adelante las investigaciones necesarias para determinar responsabilidades y si este tipo de actuación pudiese constituir un patrón que significaría una forma más compleja y riesgosa de la perpetración de ejecuciones extrajudiciales en el país.


Lupa por la Vida