Un millonario convenio firmado entre Venezuela y Argentina fue la punta de lanza para equipar un conjunto de salas públicas de atención neonatal en el país. El Ministerio de Salud adquirió miles de equipos gracias al acuerdo, pero luego el mantenimiento de los aparatos se interrumpió, muchos de los dispositivos se dañaron y ello afectó la capacidad del Estado para atender a recién nacidos que los necesitaban. Los detalles de la historia están contenidos en el primer capítulo de Huérfanos de la Salud, una investigación periodística realizada por reporteros de Ipys Venezuela en alianza editorial con periodistas de El Pitazo, y en la cual se aborda un conjunto de temas relacionados con la situación de la atención a niños en la red de medicina pública de Venezuela.

Este convenio estuvo enmarcado en las gestiones diplomáticas del gobierno de Hugo Chávez con sus aliados del Sur, que buscaban “una visión geopolítica de la integración de nuestros pueblos”, y que debía “ir más allá de la amistad” en función de “lograr la reintegración plena de nuestros países”. Bajo esa retórica del “socialismo del siglo XXI”, Venezuela compró entre 2005 y 2010 un total de 12.353 aparatos a una empresa argentina, pero las garantías de suministro de piezas, repuestos y servicio técnico para los dispositivos caducaron.

La necesidad de mejorar la atención neonatal fue uno de los temas que Chávez abordó en su primer discurso como presidente electo: “Veintisiete, casi veintiocho por mil nacidos vivos es la mortalidad infantil de Venezuela, de las más altas de todo el continente”.

La investigación permitió revelar las múltiples interrupciones que ha tenido la ejecución de esta negociación, que le ha costado al Estado decenas de millones de dólares. El resultado, no obstante, son que han tenido que ser desincorporados y algunos de los cuales están en depósitos que parecen cementerios.

De acuerdo con el trabajo, la mayoría de los aparatos se encuentran descompuestos y es todavía incierto cuándo serán recuperados por el gobierno. En los testimonios y casos recopilados se comprueba cómo madres y padres del interior del país han padecido los efectos de la no disponibilidad de los dispositivos.

La situación complicó el cuadro de la atención pública para los recién nacidos, en un país cuyas tasas de mortalidad neonatal no se redujeron de acuerdo los establecido en los Objetivos del Milenio que Venezuela suscribió. En un país donde además el déficit de médicos neonatólogos ha hecho que existan servicios de terapia intensiva con las puertas cerradas, las metas pautadas por Naciones Unidas no se alcanzaron.

Pese al esfuerzo del gobierno por ocultar los datos, gracias a cifras y proyecciones arrojadas por organismos internacionales y filtraciones oficiales, Huérfanos de la salud así lo confirma.

Una perspectiva de derechos humanos

La pesquisa llevada a cabo por este equipo de 25 profesionales, entre periodistas, diseñador gráfico, desarrollador y fotógrafos incluyó el examen de documentos oficiales, la evaluación de contratos suscritos por la República, la visita a unidades neonatales de 13 estados del país y la consulta a médicos, testimonios de padres de recién nacidos fallecidos y fuentes del sector salud vinculadas con la ejecución del convenio, informó David González, director editorial del proyecto.

Nicolás Maduro aseguró en 2015 que así el petróleo llegara a cero, nuestros niños tendrían garantizado todo: “salud, educación y bienestar”.

Marianela Balbi, directora ejecutiva del Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela, explicó que, para la formulación del marco metodológico se utilizó como referencia para la delimitación de los temas los estándares y compromisos internacionales asumidos en el contexto de los Objetivos de Desarrollo del Milenio en materia de salud. “Nosotros queríamos que este trabajo tuviese una perspectiva de derechos humanos, y esto nos allanó el camino, nos hizo tener la línea de la investigación muy clara. Gracias a esto pudimos trabajar con una población vulnerable, es decir, los niños. También quisimos ver si en Venezuela este era más bien un problema estructural en lugar del producto de la crisis económica. Y eso, lamentablemente para Venezuela, se demuestra a lo largo del trabajo”.

“Esta serie de reportajes son parte de los esfuerzos que ha venido haciendo IPYS Venezuela para la promoción de un periodismo de calidad, y que se complementa con el premio anual de periodismo de investigación, los talleres de periodismo de datos y de narrativa periodística, y del diplomado en periodismo de investigación que llevamos a cabo en alianza con la Universidad Católica Andrés Bello”, puntualiza Balbi.

“Otro valor que tiene este trabajo desde el punto de vista periodístico -explica Cristina González, miembro del equipo de investigación y coordinadora del proyecto- es que utilizó la metodología colaborativa de periodismo de investigación. Toda la información que se iba recopilando iba a una base de datos compartida, y todo eso fue posible además a que había reporteros en esos trece estados del país, lo que nos permitió entregar una mirada nacional y no una visión fragmentada de la realidad”.

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Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela