Maduro lo volvió a hacer.

Este lunes, con motivo del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, recicló la vieja e incumplida promesa de su gobierno y del proyecto bolivariano: «eliminar por completo la miseria en Venezuela» y, así, «construir una sociedad de iguales».

«En Revolución, acabar con la pobreza ha sido una prioridad para el Estado. En medio de la embestida del imperialismo, seguimos atendiendo al pueblo, y nuestra meta es erradicar, por completo, la miseria, para construir una sociedad de iguales. ¡Lo vamos a lograr!», escribió Maduro en su cuenta de Twitter.


Nicolás Maduro llegó al poder en abril de 2013.

En septiembre de ese año presentó ante la Asamblea Nacional el “Segundo Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2013-2019” conocido como Plan de la Patria, en el que expuso los “Objetivos Históricos, Nacionales, Estratégicos y Generales” que orientarían su mandato.

El Plan de la Patria había sido la oferta electoral del candidato Maduro en 2013, y fue convertido inconstitucionalmente en ley por la Asamblea Nacional de mayoría oficialista.

La oferta, contenía metas como un Índice de Desarrollo Humano de 0,800; 15,00% de pobreza general y 0% pobreza extrema para el año 2019.

Las promesas de Maduro situaban la inflación promedio anual en 20% y una tasa de crecimiento promedio anual entre 3,0% y 4,0%.

Demagogia oficial

Una nueva versión del Plan de la Patria, presentada en 2018 -en el marco de los fraudulentos comicios presidenciales convocados por la asamblea nacional constituyente-, hacía un balance sobre los “logros” de la gestión de Maduro.

En el Plan de la Patria 2019-2025, el oficialismo se trazó la meta de alcanzar 0% de pobreza extrema por Necesidades Básicas Insatisfechas, esta vez, para 2025.

Pero, convenientemente, en 2016, el Instituto Nacional de Estadística (INE) dejó de publicar las cifras de pobreza por Línea de Ingreso (LN) y sólo se publicó -hasta noviembre de 2019- los índices de pobreza en hogares por Necesidades Básicas Insatisfechas.

Antes de ese año, el INE publicaba ambas métricas permitiendo medir la pobreza desde un enfoque más amplio y complementario.

Aunque la medición de la pobreza por Necesidades Básicas Insatisfechas permite identificar causas estructurales del fenómeno, la acostumbrada mitomanía oficial sembró dudas sobre los resultados de las mediciones del INE que siempre están basadas en variables e indicadores fácilmente ajustables al discurso oficial.

El abandono de la medición de la pobreza por Línea de Ingreso -en medio de una economía inflacionaria-, reveló que la intención oficial era ocultar las dimensiones reales del problema.

Economía arrasada

En materia económica y social la gestión de Maduro ha sido desastrosa.

En enero de 2018, durante la presentación anual de su Memoria y Cuenta ante la asamblea nacional constituyente, Nicolás Maduro afirmó que la pobreza en Venezuela se ubicaba en 18.1%, mientras que la pobreza extrema se situaba en 4,4% para el cierre de 2017.

Pero la realidad es otra. Venezuela tiene una economía devastada.

En los últimos ocho años, Venezuela ha sufrido una caída acumulada de 80% de su Producto Interno Bruto (PIB), una de las mayores contracciones registradas en las últimas décadas a nivel mundial y que ha ocasionado un severo daño a la capacidad productiva.

Fuente: Fondo Monetario Internacional

La pésima gestión de Maduro condujo al país -por primera vez en su historia- a un escenario de hiperinflación que pulverizó el salario y las prestaciones sociales de los trabajadores, acabó con el ahorro y las aspiraciones de movilidad social de cientos de miles de familias, colapsó el consumo y demolió la moneda nacional.

La caída del ingreso ubicó a la mayoría de los trabajadores venezolanos en situación de pobreza monetaria extrema.

El salario mínimo actual de un trabajador venezolano equivale a unos 0,70$ diarios, muy por debajo del estándar estipulado por el Banco Mundial de 1,90 dólares diarios para considerar a una persona en condición de pobreza.

En 2020, el “Reporte Global sobre Crisis Alimentarias – 2020”publicado por la Red Global contra las Crisis alimentarias y la Red de Información sobre Seguridad Alimentaria -y en el que participó el Programa Mundial de Alimentos (WFP) de Naciones Unidas, bajo invitación del gobierno de Maduro-; indicó que 26,3 millones de venezolanos padecieron algún grado de inseguridad alimentaria en 2019.

Las familias en Venezuela afrontan severas privaciones que limitan su desarrollo humano y comprometen sus capacidades para alcanzar un nivel de vida adecuado.

La escolaridad o la prosecución de los estudios son temas en discusión, ya que el precario ingreso familiar apenas alcanza -en el mejor de los casos-, para comer.

«Una sociedad de iguales»

Entre 2012 y 2017 Venezuela cayó dieciséis puestos en el indice global de Desarrollo Humano (IDH), según reveló en 2018 el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su informe correspondiente a la data levantada hasta el año 2017.

Venezuela se situó en el puesto 78 de 189 países analizados por el organismo, y en 8º lugar entre los países de América Latina, en una lista que lideró Chile con el índice más alto de la región, y que cerró Haití -en el puesto 168 global-, con el IDH más bajo del continente.

El informe del PNUD advirtió que el retroceso experimentado por Venezuela fue uno de los mayores en el indicador que refleja los logros nacionales en materia de salud, educación y nivel de ingresos.

“Solo Siria, Libia y Yemen, tres países con prolongados conflictos, han perdido más puestos” alertó entonces el organismo.

Según el PNUD el ingreso per cápita de los venezolanos cayó en torno a un 57.4% entre 1990 y 2019.

«El IDH de República Bolivariana de Venezuela en 2019 es de 0.711. Sin embargo, una vez descontada la desigualdad, el valor del índice cae a 0.588, lo que implica una pérdida del 17.3% debido a la desigualdad en la distribución de los indicadores de las diferentes dimensiones del IDH«, describió el informe 2020 sobre Indice de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)

La abrupta caída del IDH coincidió con la llegada de Nicolás Maduro al poder y con el repunte de otros indicadores negativos en materia de Derechos Humanos.

De acuerdo a los datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), Venezuela es el país más desigual de América, con un indicador de coeficiente Gini de 56.7, al cierre de 2021.

«En 2020, Brasil tenía un coeficiente de Gini de 53.4 y Colombia de 51.2 -los indicadores más altos de ese período- mientras que para Venezuela era de 49.5 y el país estaba en cuarto lugar, con Panamá de tercero (49.8)», apuntó Luis Pedro España, sociólogo y colaborador de la iniciativa.

En la Venezuela actual, el crecimiento de la desigualdad y la extinción de la movilidad social son las principales consecuencias de la indolencia y el empobrecimiento deliberado de la población. 

Los compromisos asumidos por el Estado venezolano en la Declaración de Nuevo León de 2004, dirigidos a la búsqueda del crecimiento económico sostenido y equitativo que contribuya al desarrollo de largo plazo, reduzca la pobreza, elimine el hambre y eleve los niveles de vida de la población”, se han convertido en letra muerta.


Prensa Provea