Venezuela ha sufrido durante los últimos años una crisis multidimensional que afecta en gran escala a su población, esta crisis se ha agudizado con el colapso en los servicios básicos como agua potable, electricidad, gas doméstico e internet por falta de mantenimiento o inversión. Las regiones venezolanas son las más golpeadas, no solo por su distancia de las capitales y oportunidades, sino por el aislamiento forzado del que han sido víctimas a medida que pasa el tiempo.
El estado Mérida se ha caracterizado como uno de los principales estados turísticos de Venezuela por su clima, sus paisajes naturales, su centro histórico, sus parques y por el teleférico Mukumbari -el más alto del mundo-. El turismo es una de las principales fuentes de ingresos del Estado; sin embargo, ha decaído desde hace aproximadamente diez años, cuando el teleférico cerró sus puertas por primera vez para remodelar su sistema. Ahora esa caída se ha agudizado por la severa crisis de servicios públicos que padece la entidad: sin electricidad, sin gasolina, sin gas doméstico, constantes fallas de internet y falta de aseo público.
La gerente de la Cámara de Turismo (Caturem), Eva Yánez, explica que con la reinauguración del sistema teleférico Mukumbarí en el año 2016, se incrementaron las actividades turísticas. Pero, un par de años después, se presentó un nuevo obstáculo: la falta de servicios básicos.
Sin condiciones básicas
Mérida es uno de los estados con mayor carencia de servicios básicos como, por ejemplo, la falta de electricidad. Según un monitoreo diario de la organización no gubernamental Promedehum, la ciudad andina tuvo un promedio de 1.623 horas sin luz, solamente entre el 1 de marzo 2020 y 31 de marzo 2021; lo que afecta severamente los sectores productivos, en paralelo con los cortes eléctricos, fallan las telecomunicaciones y las conexiones a internet, dificultando las transacciones electrónicas para la venta de productos y/o servicios.
Asimismo, la falta de combustible ha limitado las actividades turísticas y dificultado el traslado de los turistas al estado, y la movilidad interna para ir a los lugares de interés, que en su mayoría se encuentran fuera de la ciudad. Aunado a esto, la falta de gas doméstico y comercial afecta el área gastronómica tanto de restaurantes como de comercios locales que contribuyen a la economía.
A estos problemas, Yánez suma la falta de mantenimiento en algunos lugares turísticos, zonas de la ciudad y, en ocasiones, la falla en la recolección de los desechos sólidos. Ante esta difícil situación del sector turístico, “el 30% de las empresas de turismo han cerrado sus puertas definitivamente”, y otro porcentaje menor temporalmente, comenta Yánez.
Exciudad universitaria
Mérida, la también capital del estado, se ha destacado por ser una ciudad universitaria gracias a las diversas casas de estudio que en ella se encuentran, siendo la más reconocida la Universidad de Los Andes. Ello contribuía anteriormente a la constante movilización de personas provenientes de otras regiones que buscaban residir en esa ciudad, en la cual era común realizar eventos académicos tanto nacionales como internacionales.
El deterioro de la universidad –por falta de recursos económicos- y el aumento de la deserción estudiantil, han hecho que la vida académica en la ciudad deje de ser un elemento clave para la economía y el turismo.
Para el año 2006, la Corporación Merideña de Turismo (Cormetur) señaló que la tasa de nivel de ocupación de hoteles y posadas en el estado Mérida llegó al 100%. Desde entonces, el porcentaje de alojamiento ha disminuido paulatinamente; “en la actualidad la tasa de ocupación hotelera en Mérida es apenas del 10 al 15%”, comenta Yánez.
Servicios inoperativos
En marzo de 2020 cesaron los vuelos comerciales con la llegada de la pandemia del COVID-19 y el decreto de estado de alarma en Venezuela. Desde entonces, el aeropuerto internacional Juan Pablo Pérez Alfonso, ubicado en El Vigía, cerró sus operaciones. El otro aeropuerto situado dentro de la ciudad, el Alberto Carnevalli, lleva 13 años cerrado.
Aunque el pasado 6 de julio, el ministro de Transporte, Hipólito Abreu, informó que el gobierno nacional “autorizó la reapertura de los vuelos comerciales nacionales, durante las semanas flexibles, en todo el territorio nacional, a excepción de los estados Bolívar y Táchira”, Yánez aclara que se deben verificar las condiciones para reabrir el aeropuerto de El Vigía, puesto que “no tiene una estructura física adecuada”.
El aeropuerto Juan Pablo Pérez Alfonso inició como un aeropuerto de carga “por la cercanía con la zona libre de aduana del municipio Sucre”, no tiene los espacios adecuados como salas de espera con suficiente capacidad para más de un vuelo. Factor que se debe evaluar seriamente en el contexto de la pandemia, ya que se deben aplicar las medidas de bioseguridad contra la COVID-19 y el distanciamiento social.
Hasta ahora solo se puede llegar a Mérida por vía terrestre, lo que afecta más al turismo por el mal estado de las carreteras, dificultando la movilidad tanto por las vías de acceso del eje panamericano como por las del páramo. El presidente de Fedecámaras estado Mérida, César Guillén, expresa que no hay seguridad en la vialidad porque “las carreteras están totalmente destruidas”.
Desde el 2018 el sistema teleférico Mukumbarí cesó sus actividades por tiempo indefinido sin explicar sus razones. Si bien justifican su cierre debido a la pandemia, no se conocen los verdaderos motivos de este, según Caturem.
Actualmente se puede acceder a la primera estación del teleférico en “semanas flexibles” (de libre circulación). Sin embargo, “muchos turistas se cohíben de venir porque no pueden subir al teleférico”, explica Luis Peña, quien ha trabajado en el sector turístico y hotelero desde la infancia.
Peña destaca que la pandemia ha limitado aún más las operaciones de las agencias turísticas, especialmente en las “semanas radicales” (laborables para sectores esenciales), ya que la movilización tiene un horario restringido y las personas que viajan de un estado o municipio a otro deben contar con salvoconducto que les permita circular por los controles del tránsito en alcabalas.
Panorama desalentador
El declive del sector turismo en Mérida comenzó a mediados del año 2018, aproximadamente. Para la temporada de semana santa de ese año (marzo – abril), el entonces vicepresidente de Cormetur, Gerardo Molina, indicó que se recibieron 187 mil 145 turistas en el estado.
Con las constantes fallas de los servicios básicos, que no permiten las condiciones mínimas para los servicios / actividades turísticas, y la llegada de la pandemia por la COVID-19, en las últimas dos temporadas (navidad 2020 y carnaval 2021) el 65,6% de las empresas turísticas tuvieron una operatividad por debajo del 5%, según el “Diagnóstico de la situación actual de la actividad turística en el Estado Mérida”.
Las regiones venezolanas están a la deriva, la crisis se agudiza gravemente en el interior de Venezuela. Las autoridades y el Gobierno de facto de Maduro han dejado a la población a su propia supervivencia. No se debe permitir que se normalicen estas condiciones de vida y pésimos servicios públicos.
PROVEA busca sensibilizar y visibilizar lo que sucede en el interior de Venezuela a través de estos reportajes. No olvidemos a las regiones, sus dificultades son mayores y su aislamiento facilita el abandono.
Prensa Provea