Corremos el riesgo de enviar a nuestros hijos en un recorrido vía fluvial que dura entre 7 a 10 minutos, cruzando el caudaloso río Orinoco para que reciban una educación de calidad”.

Así nos contó Ofelia, una madre venezolana habitante de Puerto Ayacucho en el estado Amazonas, quien a diario envía a sus tres hijas a estudiar a la Institución Educativa Antonia Santos, situada en la población de Casuarito, al otro lado de la frontera en el Departamento de Vichada en Colombia. Aunque prefirió resguardar su verdadera identidad, relató a nuestro equipo la rutina que siguen día a día y las razones que la llevaron a inscribir a sus hijas en el país vecino.

“Nuestra jornada inicia antes de las cinco de la mañana. Me levanto a preparar la comida para que vayan desayunadas y luego las llevo al muelle para que tomen el transporte hasta Casuarito”, dijo.

En los últimos años ha aumentado considerablemente la matrícula de estudiantes venezolanos, indígenas y no indígenas, en la población de Casuarito, corregimiento perteneciente al municipio de Puerto Carreño (Departamento del Vichada) a orillas del río Orinoco y frente a Puerto Ayacucho la capital del estado venezolano de Amazonas. Su única vía de acceso es fluvial desde la capital amazonense.

Pero esto no es impedimento para que diariamente cientos de niños y jóvenes crucen el río, con sol o con lluvia, en busca de mejor formación académica en Colombia.

La matrícula escolar del Instituto Educativo Antonia Santos, actualmente es de 509 estudiantes en las tres sedes de esta institución, de ellos 302 son de Venezuela”, afirma Magda Arango, Secretaria Académica de la institución.

La escuela Antonia Santos en Casuarito, Colombia, acoge a 302 estudiantes de Puerto Ayacucho

Hace unos cinco años no había ni cien estudiantes de Puerto Ayacucho, este año pasan los trescientos, distribuidos en básica primaria y secundaria media”, dijo la funcionaria al ser consultada. “Acá la educación es gratuita, los docentes cumplen las jornadas a cabalidad de lunes a viernes, en un horario de 7 de la mañana a 1:30 pm hora colombiana”, añadió.

Los niños de entre 5 y 16 años, cruzan diariamente en bongo, una embarcación designada por la Gobernación del Vichada, a través de la Secretaría de Educación, con todas las medidas de seguridad necesarias. El transporte gratuito está suspendido desde hace un par de meses por diferencias contractuales entre la Secretaría de Educación de Vichada y los propietarios de las embarcaciones.

Esperamos que se solucionen los problemas antes de iniciar las clases, ya estamos en conversaciones”, mencionó el dueño de un bongo que presta servicio a los estudiantes. Mientras tanto, los padres deben cancelar dos mil pesos colombianos por ida y vuelta (22 Bs), al transporte comercial que desplaza a los estudiantes sobre el río Orinoco entre ambas poblaciones fronterizas.

No es fácil esta rutina diaria, pero lo hacemos por una mejor educación de nuestros hijos, como padres también hay un gran esfuerzo mayor para generar ingresos económicos para cumplir con lo que necesitan diariamente los niños”, menciona Oscar Farfán, padre de un estudiante de la escuela Antonia Santos.

«Las instalaciones están en buen estado y acorde a los niveles educativos», afirman los padres de niños venezolanos escolarizados en Colombia

La crisis educativa en Venezuela y en particular en Puerto Ayacucho, convenció a Mayerling Simo de la necesidad de buscar una solución estable para la educación de sus hijas.

Los docentes venezolanos no asisten a clase por buscar otros ingresos económicos, las instalaciones educativas están en total abandono, no hay pupitres, no sirven los baños”, lamenta.

Añade que estos y otros problemas fueron motivos suficientes para inscribirlas en Colombia, “Allá la educación es de mejor calidad, se nota el avance en la preparación de manera considerable, nosotros como padres también tenemos responsabilidad y lo asumimos con compromiso”.

En el Informe Anual de Provea 2023, se plasma como durante ese período se precarizó aún más la disponibilidad de la educación pública en Venezuela. En 2022 año se masificó el llamado “horario mosaico”, que consiste en la organización de las clases presenciales en las escuelas por dos o tres días a la semana para cada grado, dado que los bajos salarios del personal docente no les permiten costear el traslado diario a su lugar de trabajo.

De acuerdo con los datos de la plataforma HumVenezuela, 35% de los niños escolarizados asisten a las escuelas 3 días a la semana o menos, lo cual implicó que 18% de los niños de 3 a 17 años perdieron más de 50 días de clase durante el año escolar 2022-2023.

Adicionalmente, una investigación de campo realizada por la Asociación Civil Con la Escuela destacó una grave situación de la infraestructura en 2023: 35,4% de las escuelas tiene un servicio de agua insuficiente, en 48% los baños se encuentran inservibles, 59,5% no cuenta con canalización de aguas negras y 30,4% de las aulas se encuentran en mal estado. De acuerdo con la información de HumVenezuela, 74,6% de las escuelas presenta problemas de infraestructura, 73,4% no cuentan con servicio eléctrico continuo y 80,9% carece de suministro de regular de agua potable.

En medio de esta situación, decenas de madres y padres venezolanos, han encontrado en el sistema educativo colombiano la estabilidad para la formación de sus hijos, que les niega el Estado venezolano.

Las dificultades de la educación en territorio venezolano se agudizaron luego de la pandemia. Los docentes no cumplían con el horario completo, además todo se complicó con el horario mosaico”, asegura Migdolio Barros.

En 2023, los gremios docentes denunciaron que el horario mosaico se estaba aplicando en más del 80% de las escuelas del país. Los representantes del sector han resaltado que bajo esa modalidad se está deteriorando la formación de los estudiantes y que ha contribuido a acelerar el deterioro educativo. La posición mayoritaria del gremio es que los maestros tuvieran una jornada de trabajo regular asistiendo a los planteles todos los días de la semana contando con un salario digno.

Sairet Piñate, otra representante consultada por Provea, asegura que la calidad educativa en el Instituto Educativo Antonia Santos es muy buena. “Todas las materias son impartidas por docentes graduados y especialistas en cada área, la única situación difícil para estudiar allá es tener que cruzar el río a diario, sin embargo, me arriesgo a poner en manos de otras personas el cuidado de mis hijos para que reciban una preparación académica de calidad”.

La alimentación es completa y variada, las instalaciones están en buen estado y acorde a los niveles educativos, la seguridad también está garantizada, dentro del plantel”, agrega.

Mientras Piñate expresa satisfacción por estos aspectos, en Venezuela el Programa Alimentario Escolar (PAE), sostenido por el gobierno nacional, continúa mostrando problemas de cobertura y funcionamiento. De acuerdo a los datos de HumVenezuela este programa está presente solo en 51,2% de las escuelas del país, contribuyendo, junto a los daños en la infraestructura y los problemas de movilidad con el aumento de los índices de deserción escolar en el país

«La crisis económica llevó a bajar la calidad educativa», aseguran docentes venezolanos

Bajos salarios atentan contra la calidad docente

La maestra venezolana Nairim Rincones, imparte clases en la ciudad de Puerto Carreño, capital del Departamento de Vichada en Colombia. Asegura que los bajos salarios que perciben los docentes en Venezuela desmotiva y limita las posibilidades de capacitarse para brindar mejor educación.

La falta de recursos económicos priva para avanzar en la formación, la crisis económica llevó a bajar la calidad educativa, el docente dejó de concentrarse y preparase para dar clases, siempre está pensando en buscar alternativas cubran las necesidades del hogar y la familia”, afirma.

Esta situación de bajos salarios y privaciones económicas que padecen los docentes venezolanos, se agudizó luego del 22 de marzo de 2022, cuando, veinte días después del último aumento salarial anunciado por el gobierno de Nicolás Maduro, la Oficina Nacional de Presupuesto (ONAPRE), publicó un cuestionado e inconstitucional instructivo que eliminó las inter-escalas salariales, violando las conquistas plasmadas en las convenciones colectivas del sector público, incluyendo al sector docente cuyo ingreso fue desmejorado entre un 50 y 70%.

Hay que reflexionar para mejorar la calidad educativa venezolana”, sentencia Pedro Beja, un profesor especialista en matemáticas con 16 años de experiencia.

La situación del país en materia económica y el horario mosaico, traen como consecuencia dejar de preparar estudiantes que podrían ser potenciales ingenieros, químicos, o investigadores. Pero realmente hay que empezar por atender a los educadores en beneficios laborales y económicos, que los incentiven a cumplir con la misión de formar a los profesionales del mañana. Así evitaríamos que nuestros niños tengan que cruzar el río para conseguir una mejor educación”.


Osdaly Aponte Martinez | Especial para Provea