La situación de los niños sin patria se agudiza a medida que la migración sigue. Mientras no se dé solución a los problemas que obligan a los venezolanos a salir del país, las cifras seguirán en aumento
Escasez de comida y medicinas, falta de agua y electricidad, inseguridad, y una hiperinflación que ahoga el bolsillo de la ciudadanía es lo que queda hoy en Venezuela; una realidad que ha obligado a más de cuatro millones de personas a huir del país en busca de mejores condiciones de vida, según registra Acnur. De lo que poco se habla es que esta decisión desesperada deja, en muchos casos, a los hijos de los hijos de esta tierra en la nada.
“Apátrida” es el término que durante muchos años la cúpula chavista usó para referirse a cualquier adversario político. Pero hoy la palabra cae sobre los hombros de los hijos de miles de venezolanos que nacen en otras latitudes. La situación legal de sus padres en determinados países es lo que marca su futuro, pues en naciones como República Dominicana o Colombia si el infante no es de padres con esa nacionalidad, queda en el limbo. Se convierte en hijo de ninguna patria.
La Convención Sobre el Estatuto de los Apátridas de 1954 señala que el término designa a toda persona que no sea considerada como nacional suyo por un Estado conforme a su legislación. Aunque la nacionalidad, así como la identidad son derechos universales, cada nación tiene su propia vía para concederla, lo que hace vulnerables a los extranjeros con un estatus legal irregular.
La situación que afrontan los hijos de venezolanos radicados en otros países se compara con Gaza. Incluso algunos especialistas aseguran que la situación es peor debido a que la crisis que se ha expandido en el continente latinoamericano no ha sido producto de un conflicto armado sino de políticas erradas y la persecución de un Gobierno.
Pasos vulnerados
“No hay medidas que disminuyan los factores de riesgos por los que miles de venezolanos salen de su país y por eso los casos podrían incrementarse considerablemente”, advirtió a TalCual el coordinador general de la Organización No Gubernamental Cecodap, Carlos Trapani. A su juicio, mientras las familias vean la migración como una alternativa de supervivencia y emprendan “la aventura” de partir sin documentos, los supuestos de vulneración incrementarán. “Sobre todo porque en Venezuela todo lo que tiene que ver con identificación está muy mal”.
Trapani detalla que junto a las defensorías del pueblo de Ecuador, Perú y Colombia visitaron la Guajira colombiana en este primer semestre del año, y lo que se percibió fue “todo lo relacionado con la identidad de los niños venezolanos”
La debacle que sufre el territorio obliga a madres embarazadas a cruzar la frontera y en consecuencia tener a sus hijos en Colombia. Otro de los supuestos, según lo comentado por el vocero, es que adolescentes también cruzan al país vecino sin su documentación y en ambos casos no se tramita la identificación en los consulados.
“El problema no es el paso formal a través de puntos fronterizos regulados por autoridades colombianas, sino la cantidad de trochas ilegales que están del lado de la frontera. Solo en la Guajira hay 180 trochas informales y evidentemente, se genera una situación compleja hacia niños y adultos”, agregó.
El Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea), en su informe Crisis migratoria venezolana y la responsabilidad de los Estados, califica la migración de venezolanos como forzosa, pues la emergencia humanitaria compleja que vive el país obliga a sectores de la sociedad a tomar sus maletas e irse a como dé lugar. Ante esto, el texto sostiene que la atención que debe brindar la comunidad internacional debe ser para garantizar la protección de los migrantes y en especial la de los niños.
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Quienes sean apátridas no solo podrían ser vejados judicialmente en algunos países sino que están expuestos a situaciones de violencia extrema, explotación, trata y otras formas de esclavitud moderna, “porque si no tengo identidad yo no existo jurídicamente para los estados y difícilmente puedo ser sujeto de derecho y merecedor de protección”, advierte Trapani, quien subraya que estas situaciones serían de las peores en cuanto a violación de derechos humanos que pueden existir en la humanidad.
Los venezolanos no llegan a otros países con ánimos de hacer turismo, sino buscando las oportunidades que bajo el régimen de Chávez y luego de Nicolás Maduro se extinguieron. Para Carlos Trapani el éxodo desbordó a todos los países y pasó a ser un problema regional del que a simple vista aún no existen soluciones.
Pide a los gobiernos de la región entender el contexto en el que se encuentra la nación, sobre todo porque las causas que estimulan la migración no han cesado; así como también a actuar en consecuencia de los acontecimientos
“En la medida que un niño no se identifique, se devuelva a su país, se separe de su familia, sea víctima de xenofobia o violencia, se viola el Tratado General de los Derechos del Niño, en el que todos los países de la América Latina se comprometieron a protegerlos, independientemente la nacionalidad que tenga. Ahí debe ser importante la protección porque si se exponen a temas de violencia el Estado tiene una responsabilidad por este tema”, agregó.
Sangre y suelo
Hace más de un año, Aleska Carvallo salió de Caracas con un objetivo: brindarle mejores condiciones al niño que estaba por nacer. Sentía que las condiciones en Venezuela para el parto y para atender al bebé eran precarias.
El miedo a que su hijo sufriera los embates de la crisis de salud y alimenticia la llevó a la capital de Colombia, Bogotá. En esta ciudad reside junto a su esposo, ambos portadores del Permiso Especial de Permanencia, además del infante que nació el pasado mes de diciembre.
“Sí, estamos en un limbo”, respondió a TalCual cuando se le preguntó por el estado migratorio en el que se encuentra el niño, que hasta ahora no tiene ninguna nacionalidad pues los consulados y las embajadas de Venezuela en ese país están cerrados y no puede ser inscrito como venezolano, mientras que Colombia aún no decide de qué forma atender la situación de los hijos de venezolanos nacidos en su territorio.
El hijo de Aleska al igual que otros 19.999 niños están en riesgo de ser apátridas. Señaló la enviada especial de la Acnur, Angelina Jolie, el 8 de junio.
El registro civil que se le fue concedido al infante al nacer ha permitido las atenciones médicas y las vacunas, pero las limitantes de identificación no son resueltas por el documento, que entre sus observaciones enfatiza que no es válido para optar por la nacionalidad
El presidente de Colombia, Iván Duque, enfatizó sobre la necesidad de nacionalizar a hijos de venezolanos nacidos en su país, al encontrarse con Jolie en Cartagena el 8 de junio, sin dar mayores detalles sobre cuándo podría entrar en vigencia esta medida.
Solo en el Departamento del Atlántico de Colombia han sido atendidas este año 6.183 madres sin un estado migratorio regular. Mientras que en Villa Caracas, Barranquilla, se contabilizan 1.640 partos de mujeres venezolanas sin estabilidad migratoria.
Desde mayo, al igual que a muchas familias, a Aleska y su esposo se les va el día trabajando y verificando si hay alguna buena nueva sobre la posibilidad de concesión de nacionalidad a hijos de venezolanos nacidos en tierra neogranadina. Esto luego de conocerse que la Comisión Segunda de Senado iniciaría discusiones sobre un proyecto de ley en el que se beneficiaría a hijos de venezolanos, nacidos en Colombia, con la nacionalidad, cuya Carta Magna establece en su artículo 96 que la forma de obtenerla es a través de la sangre.
“Estamos esperando a ver qué va a suceder. Todos los días y semanas revisamos para ver qué va a pasar” con la nacionalidad de su hijo. “Es un derecho universal”, comenta Aleska.
Autonomía
Sí, la nacionalidad es un derecho consagrado en tratados internacionales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, pero los estados no pueden violentar su Constitución para otorgarla. Por esa razón, hay normas internacionales para atender a las poblaciones que carezcan de nacionalidad, explica la abogada especialista en derecho internacional Milagros Betancourt.
“Cada país tiene su sistema para determinar quiénes son sus nacionales”, agregó Betancourt, quien aclaró que una cosa es la protección que los Estados deben brindar a los migrantes y otra es el conceder la nacionalidad.
Nacer en otro país no asegura que un niño obtenga nacionalidad, detalla la especialista, pues hay dos formas de que una persona sea nacional de una nación y se pueden aplicar juntas o separadas: la “ius solis” -cuando se le da la nacionalidad a la persona por el simple hecho de nacer en el suelo de un país-, o por la vía de la “ius sanguini” -cuando se concede la nacionalidad solo a los hijos de nacionales, como ocurre en Colombia
¿Cómo podría un venezolano presentar a su hijo cuando está en otro país si los consulados están cerrados? Es un cuestionamiento que deja abierto Betancourt, quien sostiene que en casos como el de Colombia, donde las sedes diplomáticas venezolanas están cerradas, la responsabilidad de los casos de apatridia apunta hacia el régimen de Maduro, debido a que sus nacionales están a la deriva sin representación que le garantice sus derechos fundamentales.
Contrario al actuar del gobierno de Venezuela, Milagros Betancourt asegura que los países de la región hacen un gran esfuerzo por atender al máximo el flujo migratorio que llega a sus territorios y cumplen con lo establecido en los convenios internacionales respecto a brindarle comida, medicinas, atención médica y oportunidades de trabajo.
El compromiso de las naciones del mundo es complejo. Según la experta, si los Estados no atienden la emergencia y no dan la protección que exige el derecho internacional estarían incurriendo en violación del derecho y tendrían responsabilidades internacionales que asumir. Es por eso que piden mucha más cooperación internacional.
Un ejemplo de la autonomía que tienen los países para conceder la nacionalidad es Chile. Lizt S. (prefirió resguardar su apellido) es venezolana al igual que su esposo. Radicados en ese país, su hijo nació hace tres meses y tiene la nacionalidad chilena
“Para registrarlo es muy fácil, al darme el alta a mí y a él se registra directamente en el hospital porque hay un registro civil, el bebé sale de alta del hospital presentado y con número de cédula”, relató a TalCual.
Asegura que en esa nación velan por el bienestar de los niños y que a las mujeres que llegan embarazadas y no tienen la cédula, se les entrega un permiso provisional de salud mientras realiza los trámites para solicitar la visa, que permite atenderse durante el embarazo.
“Hay un programa que se llama Chile Crece Contigo, es gratuito y apoyan a los padres desde que nace el bebé si nace en un hospital público. Al dar el alta a la madre y niño entregan un ajuar con cuna-corral y muchas otras cosas, al siguiente día después del nacimiento le colocan su primera vacuna, que es la BCG, le hacen un examen auditivo y también la pesquisa neonatal. A los diez días de nacido hacen la Diada, que es un control de la madre y el bebe”, detalló.