Héctor Escandell | La última hora del país ha puesto a los venezolanos contra el paredón de la historia. La hora de la patria llegó, ya no cabe ni la ambigüedad ni la indiferencia. El fin de la República está a la vista. La constituyente pone punto final al Estado de Derecho. La justicia, la paz y la independencia no tienen cabida en la patria de la cuestionada y rechazada dirigencia del gobierno.
La palabra patria ha sido tan maltratada por el PSUV que hoy espanta. Todo lo malo se traduce en una dosis de patria. Por eso, al preguntar si todavía quieres patria, te cuestiono y me cuestiono el presente. ¿Esto es lo que merecemos? Yo creo que no.
A pocas horas de una consulta pública sobre el país, la verdad es que no me importa que sea legal, creo que es legítima. Toda forma de protesta pacífica es legítima y debería ser apoyada hasta por los que no están de acuerdo. Esa es la patria que quisiera tener. La legalidad hoy es un absurdo. Los que ocupan cargos de magistrados en el Tribunal Supremo de Justicia se han encargado de mal interpretar todas las leyes para favorecer a la minoría que gobierna el país. ¿Es legal la constituyente en los términos que se planteó?, ¿Es legal nombrar fiscales de buenas a primeras?, ¿Es legal matar a los niños de hambre?, ¿Es legal no garantizar el derecho a la salud?, acaso, ¿Hay algo de legalidad en las actuaciones militares de estos días?, ¿La justicia militar aplicada a civiles es legal?
Más allá de la legalidad de la consulta, insisto, yo creo que es legítima. Además, el artículo 70 de la Constitución la establece como una forma de expresión colectiva. Es más, si me preguntan a mí, so pena de ofender a los abogados, creo que la consulta popular es una de las paticas que mueve al artículo 350 de la carta magna. En fin, la pregunta inicial es: ¿Todavía quieres patria?
Los días por venir nos pueden salvar del paredón de fusilamiento, con una respuesta contundente, el mundo sabrá que los venezolanos queremos una Patria con República, que nos arriesgamos a decirle no al secuestro definitivo de un país. La Patria que yo quiero es esa, la que se pueda escribir con P mayúscula,-sinónimo de orgullo- una Patria donde la diversidad no sea delito, un pedacito de tierra que ofrezca garantías a sus ciudadanos. Yo sí quisiera una República patriota. Anhelo un Gobierno que priorice la casa, que invierta en su suelo, al que le importe y se indigne por la injusticia y la soberbia de los militares.
El camino para construir un país distinto pasa por escuchar a las mayorías, sin duda, pasa por construir consensos desde la diversidad
¿Todavía quieres Patria?
El camino para construir un país distinto pasa por escuchar a las mayorías, sin duda, pasa por construir consensos desde la diversidad. La Venezuela posible depende de lo que hoy seamos capaces de arriesgar, del compromiso y la racionalidad para superar los fanatismos y las fidelidades con líderes de mentira.
Quiero Patria, una en la que no maten a veinte mil personas por año, una en la que la gente no huya del hambre, quiero una Patria en la que los años no se nos pasen esquivando la desgracia. Quiero una Patria de niños en las escuelas y no en las calles, de madres felices y no llorando en los hospitales sin insumos. Quiero una patria sin corrupción, con campos sembrados y no puertos esperando importaciones, quiero una patria solidaria y no matándose por una bolsa de comida.
Pd: A pesar de los muertos, de los heridos, detenidos, torturados, quemados, ajusticiados, sentenciados y todo lo que ha costado la protesta, hay que dar más. Venezuela merece hasta la última gota de sudor, de pensamiento y acción.