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Rafael Uzcategui

Sociólogo y editor independiente. Actualmente es Coordinador General de Provea.

Rafael Uzcátegui | Provea ha podido corroborar -hasta el momento del cierre del presente artículo- 20 casos de personas fallecidas por comer yuca amarga en Venezuela, una variante del tubérculo tóxica debido a sus altos contenidos de cianuro, pero que, debido a la grave situación de acceso a los alimentos en el país, está siendo consumida cada vez más por los venezolanos.

En opinión de Susana Raffalli, investigadora de Provea en materia del derecho a la alimentación, “Las muertes lamentablemente van a continuar sucediendo. En el envenenamiento por yuca hay tres dramas en uno: El primero es que por hambre las personas no procesan bien la yuca para sacarles el veneno. Eso tiene que remojarse y dejarse colar en un sebucán, como lo hacen en el oriente y la Amazonía por tres días. Si tienes hambre, no te permites eso. El segundo drama es que la yuca dulce, que es la que más comemos, también tiene el cianuro, pero en menos cantidad, pero si se cosecha antes de tiempo, si se cosecha verde por la desesperación de comerse algo ante el hambre, también puede ser letal. El tercer drama es que sea el que sea el nivel de cianuro, de cualquier de los dos tipos de yuca, la letalidad del veneno aumenta por mil en personas desnutridas, especialmente por desnutrición proteica. Entonces tenemos los tres dramas en uno. Se debe liberar el acceso a la harina de maíz, que es el almidón básico en la dieta del venezolano y el acceso a la pasta”.

Para el año 2017 se necesitarían alrededor de 900 millones de dólares mensuales para comprar alimentos en el exterior. Sin embargo, la crisis económica ha reducido la cantidad de recursos disponibles por el Ejecutivo para la compra de alimentos

Según datos recopilados por la Fundación Bengoa los venezolanos más pobres han sustituido las carnes por los tubérculos. La yuca se encontraría de primero en la lista, debido a su menor costo, seguida por el ocumo. “Las hortalizas y los tubérculos desplazaron a las proteínas”, aseguran. Según un estudio dirigido por la propia Raffalli la desnutrición aguda en niños preescolares, proyectada para 2017, aumentará 3% con respecto a 2016, y afectará a 12% de los aproximadamente 3.200.000 niños que hay en Venezuela. Así, entre 350.000 y 380.000 niños sufrirán desnutrición aguda grave. Por otra parte, Fedeagro estimó que durante el 2016 la producción agrícola nacional sólo cubrió el 30,5% de la demanda del país, por lo que para el año 2017 se necesitarían alrededor de 900 millones de dólares mensuales para comprar alimentos en el exterior. Sin embargo, la crisis económica ha reducido la cantidad de recursos disponibles por el Ejecutivo para la compra de alimentos.

Entre los casos registrados por Provea se encuentra el de Kevin Lara Lugo, un joven de 16 años que se hizo tristemente famoso debido a que falleció tras ingerir yuca amarga el día que cumplía 16 años. Su historia, que llegó hasta el New York Times, simboliza muchos de los padecimientos actuales de los venezolanos. Habitante de una ciudad petrolera que conserva rastros de sus años de prosperidad, Maturín, y de un barrio que padecía la escasez de productos básicos de alimentación. 7 meses antes su madre había quedado sin trabajo pues la fábrica en la que laboraba cerró sus puertas debido a la falta de la materia prima importada necesaria. Su padrastro también había quedado sin trabajo. La fábrica de construcción que lo empleaba para hacer bloques de construcción también cerró sus puertas debido a la escasez de cemento. Según relataron, la dieta de la familia terminó siendo exclusivamente mangos. Luego buscaban yuca en una cosecha de un familiar, a corta distancia en autobús. Pero llegó el momento en que tampoco disponían del dinero para pagar el pasaje, por lo que empezaron a buscar comida en cualquier sitio.

Según el relato al acercarse el cumpleaños de Kevin la familia intentó un plan alternativo: Pedirle a un vecino, que también celebraría su nacimiento esos días, dejarle una rebanada al adolescente. Sin embargo, habían pasado tres días sin comer y la situación era desesperada. Habían escuchado que, a 45 minutos de su casa, en un campo abandonado algunos vecinos habían conseguido yuca amarga. Caminaron hasta alla y recogieron el tubérculo, con tan mala suerte que al salir cuatro hombres armados les robaron sus teléfonos celulares.

La familia conocía los riesgos de la yuca amarga, por lo que trataron de secarla para extraer las toxinas. Habían perdido peso y no dudaron en cocinar la yuca para comerla. La noche antes del cumpleaños la familia enfermó, el padrastro vomitaba mientras el adolescente estaba adolorido en el suelo. Como no contaban con auto propio, esperaron una hora hasta que un vecino pudo llevar a Kevin a un centro asistencial. Allí comenzó la segunda parte del drama: La falta de insumos hospitalarios y la ausencia de médicos para tratar a los pacientes. Tras horas sin atención, les pidieron comprar solución intravenosa, y como no tenían el dinero tuvieron que esperar hasta que otro paciente les donara alguna. A las 4.45 de la madrugada de su cumpleaños, Kevin falleció.

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