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Luis Alberto Crespo

Economista, Msc. en Moneda e Inst. Financieras, Prof de Economía UCV.

Luis Crespo | David Ricardo, en su obra Principios de Economía Política y Tributación (1817) desarrolló un tema transcendental: la Teoría de la Subsistencia, también conocida como la Teoría del Salario Natura. allí estableció que el “precio natural del trabajo o salario natura” es el precio necesario para que los trabajadores subsistan y “mantengan su raza”, es decir, que puedan alimentarse, tener un mínimo de comodidades, mantener a su familia y poder reproducir la especie. Años más tarde, siendo el año 1890, en Nueva Zelanda y Australia. El origen del concepto del salario o ingreso mínimo se encuentra en la situación vivida por los trabajadores, esencialmente mujeres y jóvenes, cuya remuneración era tan baja que no les permitía lograr la satisfacción de sus necesidades básicas. Se libró una lucha que logró el primer salario mínimo oficial en 1894. (Neumark, D. y W. Wascher.)

En la actualidad la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se pronuncia sobre los salarios, reivindicando que son un componente fundamental en las condiciones de trabajo y empleo de los países. Se trata entonces de la principal fuente de ingresos para los trabajadores, en torno a los salarios se desarrollan grandes temas como condiciones de vida, desigualdad, discriminación y privación; allí radica la importancia de la visión sobre el trabajo decente para los trabajadores porque se trata de justicia social.

Es importante dejar claro que el significado del salario mínimo puede variar en el mundo, sin embargo, según Dan Cunniah de la OIT, es un instrumento el cual permite asegurar incluso a quienes están en peores condiciones puedan vivir dignamente de su trabajo. Siendo una herramienta que puede mejorar la condición de los trabajadores y sus familias, es indispensable entonces lograr que el salario mínimo logre un equilibrio con factores macroeconómicos que pueden incidir en él.

El salario es una variable fundamental para las economías que requiere ser analizada constantemente en su relación con otros factores como el empleo, la productividad, la competitividad, la inversión y el bienestar de las sociedades. La destrucción del poder de compra de los salarios de manera persistente trae como consecuencia que los trabajadores no puedan adquirir todos los bienes necesarios para su subsistencia, pasen a engrosar los cinturones de pobreza, y se generalice la desigualdad de ingresos en los países, motivando malestar social.

Hay quienes consideran que el salario mínimo es una alternativa menos atractiva para los trabajadores que la contratación colectiva fundada en la confianza mutua, sin embargo, no se puede minimizar su importancia dado el actual contexto económico. Además, un salario mínimo fuerte puede contribuir significativamente en la erradicación de la desigualdad.

El régimen que destruyó el salario de los venezolanos

El salario mínimo debe garantizar al menos las necesidades básicas de los trabajadores, incluyendo la manutención de su grupo familiar ello tiene impacto en lo material, moral o cultural. Es de cumplimiento obligatorio y, por debajo de él, no se puede estipular ninguna remuneración de trabajo; en Venezuela debe fijarse en comisión tripartita, previo estudio del costo de vida y los indicadores macroeconómicos.

En Venezuela la canasta alimentaria de los trabajadores (CAT) para el mes de julio 2019 presentó un costo de Bs. 1.649.306,75 (CENDA) equivalente a $146 aproximadamente, mientras el salario mínimo de es de apenas Bs.40.000, 00, representando un salario equivalente a $ 3,55 con lo cual su capacidad de compra fue de 2.4% de la CAT para este mes, incorporando el cesta tickets obtienen un ingreso de Bs.65.000, 00; equivalentes a $5,77 estamos seguros que al cierre del mes de agosto. Con la aceleración exacerba en los niveles generales de precios y la significativa depreciación del tipo de cambio durante ese mes, el salario mínimo ronda los $ 1.95 al mes con relación al tipo de cambio de referencia del BCV al cierre de ese periodo.

Los estudios del CENDA son contundentes sobre la situación de los trabajadores venezolanos que reciben salario mínimo, resalta que las familias requerían 41 salarios mínimos para cubrir sus gastos básicos en alimentación, peor aun en un contexto de hiperinflación provocado por el propio régimen. Los trabajadores venezolanos y sus familias viven a diario el deterioro de sus condiciones de vida de manera vertiginosa, que los deja atónitos ante la voracidad de los precios en sus mermados ingresos, además de estar expuestos y vulnerables ante el colapso de los servicios de los públicos en el país.

Se agudizan los problemas económicos y sociales en el país y el régimen no concreta una estrategia económica que vislumbre un cambio de rumbo; hemos advertido en oportunidades anteriores que la situación trasciende del tema puramente económico, impacta en lo emocional; y se evidencia en los niveles de angustia y desasosiego que causa en los venezolanos ver sus condiciones de vida y patrimonio destruidos. También señalamos que en medio de estas distorsiones y en especial con una dolarización desordenada, los trabajadores que reciben salarios en bolívares son los más afectados, dado que los precios y las transacciones están dolarizadas, mientras perciben sus ingresos en una moneda destruida, generando una gran brecha de desigualdad entre quienes acceden a “monedas duras” y quienes no, estos últimos quedarán expuestos al hambre, la miseria y desprotección, la FAO, estimó que en Venezuela 21,2 millones de personas se encuentran en situación de inseguridad alimentaria, lo que se explica cómo un aumento vertiginoso del hambre en el país.

Se complejiza el contexto que provoca una dinámica perversa con la dolarización desordenada, porque si todo se dolariza excepto los salarios, la población que no tiene acceso a dólares se empobrece aceleradamente, mientras que la otra parte se protege y acceden a mejores condiciones de vida, generándose una gran brecha de desigualdad en medio de una emergencia humanitaria compleja como la que vive el país.

Es inminente el anuncio de un nuevo salario mínimo de manera unilateral por parte del régimen en los próximos días y, probablemente, será acompañado de frases y consignas vacías y falsas. Nicolás Maduro no da respuesta a los problemas de la nación y, por el contrario, hunde en la miseria y el hambre a la población y será la nefasta estrategia de perseguir los precios con aumentos de salarios. Es fundamental un cambio político en Venezuela que rescate al país del desastre económico de Nicolás Maduro.

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Luis Alberto Crespo

Economista, Msc. en Moneda e Inst. Financieras, Prof de Economía UCV.