ACERCA DEL AUTOR:
Luis Alberto Crespo
Economista, Msc. en Moneda e Inst. Financieras, Prof de Economía UCV.
Luis Crespo | Iniciamos el 2020 atónitos ante la significativa depreciación del bolívar con respecto al dólar de un 30% en tan solo 48 horas durante los días 02 y 03 de enero, fuimos testigos de la fuerte reacción del tipo de cambio y la angustia de los venezolanos que temen al impacto demoledor que tendrá en los ya mermados salarios, ingresos y precarias condiciones de vida, por lo cual la gente se pregunta ¿qué paso? ¿por qué ocurre esto? ¿quién es el responsable de este desastre? ¿dónde quedó la cacareada recuperación económica?
El mercado cambiario paralelo en Venezuela que viene marcando o estableciendo el tipo de cambio, es el lugar donde la mayoría de los agentes económicos venezolanos realizan operaciones y transan la mayor cantidad de divisas ante la ausencia de un mercado formal con una oferta de divisas que responda a las expectativas de quienes necesitan intercambiar sus monedas.
Como resultado de esto el mercado cambiario paralelo reaccionó con fuerza, esa reacción es la respuesta a las pretensiones del Dictador de querer desestimar las leyes económicas universales, es una consecuencia ante el irrespeto a la economía y sus fundamentos básicos. Todos sabemos que finalizando el año, como corresponde, la administración pública realiza erogaciones importantes de dinero para la cancelación de los aguinaldos y compromisos del sector. Nicolás Maduro este diciembre realizó el pago de dos bonos especiales (“Niño Jesús”, “Navidades Felices”) de Bs.100.000 cada uno vía carnet de la patria, el 18 de diciembre anunció con bombos y platillos el pago del “Petroaguinaldo” con su moneda digital el “Petro” para los 7 millones aproxidamente de empleados públicos, jubilados y pensionados que existen en el país, dicho pago consiste en la asignación directa vía carnet de la patria del valor de medio Petro equivalente en bolívares a Bs.1.380.000,00. Solo en el mes de diciembre vía el Petroaguinaldo si toda la población beneficiada gasta sus PETROS se estarían inyectando a la economía 9.200 billones de bolívares sumados a los más de 1.400 billones de bolívares correspondientes a los bonos (Niño Jesús, Navidades Felices).
Venezuela atraviesa por un proceso de hiperinflación desde noviembre del 2017 los responsables son, en primer lugar, Nicolás Maduro con un insaciable, irresponsable y vilipendioso gasto público que hace crónico el déficit fiscal, y en segundo lugar, el Banco Central de Venezuela, monetizando el déficit del sector público poniendo en circulación inmensas cantidades de dinero sin respaldo en la economía que se manifestó en el fenómeno hiperinflacionario. Tenemos hoy en Venezuela una moneda destruida que nadie quiere poseer ni transar con ella y que quien la tiene rápidamente busca protegerse en una “moneda dura” (en divisas: dólares o euros) para no perder poder de compra.
La inyección de sumas significativas de bolívares en una economía como la venezolana, que no produce aceleró la inflación significativamente en el último mes del 2019 y hace estragos al inicio del 2020, es el libreto que el régimen viene aplicando en años anteriores y el mismo resulta en un grave daño al país.
Es evidente que al régimen no le importó aumentar la inyección de dinero a la economía venezolana acompañado de su discurso populista y las nefastas consecuencias que tiene en el alza exacerbado de los precios, el país atraviesa profundos desequilibrios monetarios, fiscales y transita por el tercer año en hiperinflación, fenómeno altamente destructivo en medio de un proceso depresión económica, los venezolanos hemos sido testigos (no inertes) de la destrucción de las capacidades productivas del país en su séptimo año consecutivo de caída de la producción interna, la cual ronda el 73% desde el 2013, así como la destrucción de nuestro poder adquisitivo exponiéndonos a situaciones de precariedad, aunado al colapso y destrucción de los servicios públicos.
Es importante destacar que el régimen durante el primer trimestre del 2019 puso en marcha un plan de ajuste silencioso que, suponemos, tenía como objetivo desacelerar la inflación y estabilizar el mercado cambiario, en él destacó: un encaje legal prácticamente del 100% que asfixió al sistema financiero limitando la intermediación financiera, flexibilización del mercado cambiario, cambios en la temporalidad para los aumentos en el salario mínimo, ajustes de precios y una reducción de los beneficiarios de los bonos especiales.
Estamos seguros de que la fuerte depreciación del bolívar con respecto al dólar, impulsada por la ingesta de bolívares en la economía venezolana y las operaciones con la moneda digital de Nicolás Maduro, el Petro, llevó al Banco de Venezuela a suspender por 7 días los canjes del petroaguinaldo con los biopagos a través de su comunicado de fecha 03 de enero, podemos resaltar algunas cifras importantes como el régimen reconoce que solo el 17% de los beneficiarios habían logrado gastarlos, cabe destacar que esto se debió a lo inaccesible y engorroso que era el proceso de intercambio, lo cual significa que desde el 18 de diciembre al 03 de enero ingresaron 1.600 billones de bolívares a la economía, vía Petro, con implicaciones en los precios y que contribuyó a dinamitar el tipo de cambio al inicio del 2020. Siendo importante resaltar que esos Petros no fueron el resultado de minado como las verdaderas criptomonedas, ni producidos por la economía. Además, el PETRO no genera confianza, no tiene mercado y su precio lo establece Nicolás Maduro.
En este escenario se anunció el día 10 de enero un nuevo salario mínimo por un monto de Bs.250.000 (3,71$) y el cesta tickets en Bs.200.000 (2.97$) para un ingreso de Bs.450.000 equivalentes a 6,68$ mensuales, estamos hablando que un trabajador recibirá 0.12$ centavos de dólar diario como salario mínimo y 0.22$ centavos de dólar diario por concepto de cesta ticket ubicando esos niveles de remuneración de los trabajadores venezolanos por debajo de la brecha de pobreza establecida por el Banco Mundial (BM) de 1,9% dólares diarios. Vemos nuevamente que dicho aumento está acompañado de frases, consignas vacías y falsas ante un salario mínimo ya devaluado que no permite satisfacer las necesidades básicas de los trabajadores y, por el contrario, los condena a la miseria y el hambre.
Es importante advertir que Nicolás Maduro pareciera retomar la nefasta estrategia de perseguir los precios con aumentos de salarios, por cierto, alza de precios que el mismo provoca. Ante la magnitud del deterioro de los salarios, los desequilibrios económicos presentes en la economía venezolana y el grado de dolarización transaccional desordenada se impone la necesidad de exigir la dolarización de los salarios en Venezuela y así detener su destrucción, recuperar su poder de compra y mejorar las condiciones de vida de los trabajadores.
Es inminente la tendencia al alza que mantendrá el dólar en medio de fluctuaciones que observaremos con respecto al bolívar destruido con las implicaciones en los precios y en los mermados ingresos de las familias venezolanas más aun en medio de un proceso de dolarización transaccional desordenado donde un significativo número de trabajadores recibe sus salarios en bolívares devaluados. Insistimos en que urge un cambio de rumbo en el país que permita corregir los daños ocasionados por las nefastas actuaciones económicas del régimen.
ACERCA DEL AUTOR:
Luis Alberto Crespo
Economista, Msc. en Moneda e Inst. Financieras, Prof de Economía UCV.