ACERCA DEL AUTOR:
Oly Millán
Economista (UCV) y exministra del Ministerio para la Economía Popular (2006). Integrante de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la CRBV y de la Plataforma Contra el Desfalco a la Nación.
Luego de muchos meses sin escribir para este espacio, me había preparado para exponer las dos posiciones encontradas en el Foro Económico Mundial de Davos 2024 que, por América Latina, estuvieron representadas tanto en el presidente de Argentina Javier Milei como el de Colombia Gustavo Petro, pero la realidad de nuestro país, como siempre, en medio de la crisis estructural compleja que nos ha tocado vivir, lamentablemente termina imponiendo otra agenda.
En esta oportunidad, imposible pasar por alto la posición del gobierno venezolano como respuesta a la amenaza por parte de EEUU de regresar las sanciones a la industria petrolera venezolana si este no cumple con los acuerdos políticos de Barbados. Confieso que no me indignó tanto la posición de EEUU como sí la respuesta de chantaje utilizada por el gobierno de Maduro al pretender cosificar a los migrantes venezolanos y convertirlos en una pieza más del proceso de negociación que tiene con ese país.
¡Que indignante! ver el nivel tan bajo al que ha llegado la elite política gobernante. Como dicen algunos, ya no se trata de la geopolítica del petróleo, ahora, de lo que se trata es de la geopolítica del migrante venezolano pobre. Personas que, en condiciones de miseria extrema, tratan de perseguir el “sueño americano”, que lo han arriesgado todo, incluyendo la vida, para llegar a ese país y, que triste, que este gobierno los utilice como un mecanismo de negociación política. ¿Cómo se podría calificar esto?
Definitivamente, esta gente que gobierna perdió todo tipo de escrúpulos, y por lo visto cuando se ven seriamente amenazada su estadía en el poder demuestran en esencia de que están hechos y cuáles son sus verdaderos intereses. No les importa la gente y mucho menos las familias venezolanas pobres, mientras tratan de mantener un discurso de supuesta sensibilidad social negocian utilizando a los pobres como peones de un tablero de ajedrez.
En un año electoral como este, que inevitablemente lleva a una tendencia a la polarización política, las familias venezolanas pobres se han – nos hemos – convertido en una pieza de negociación política, esto es un insulto a la dignidad humana. Sin lugar a dudas, el resultado del fracaso de la clase política venezolana se evidencia en el incremento de la pobreza en nuestro país, pero lastimosamente la tragedia de todos se ha convertido en business de otros, en el engranaje perfecto del mecanismo de poder.
Como dice Amartya Sen, una impronta que caracteriza a la pobreza es la falta de libertad que limita o imposibilita instrumentar proyectos de vida con dignidad e independencia. La relación entre pobreza y poder es un bucle que se realimenta: el fracaso de la política tiene como resultados mayor pobreza y por ende menos libertad, por lo tanto, se genera el caldo de cultivo para el desarrollo de los mecanismos de control social.
Me pregunto: cómo se pueden sentir de vulnerables los migrantes venezolanos que están en territorio norteamericano, cuando escuchan decir, por parte de altos dirigentes del gobierno de Maduro, que ellos no tendrán el apoyo necesario para retornar a Venezuela a través del denominado “plan vuelta a la patria” si ese país establece nuevamente sanciones a la industria petrolera venezolana. ¿Eso no es violarle abiertamente y descaradamente los derechos humanos a esos venezolanos? Si no lo es, se parece igualito…
Esta situación, definitivamente, deja en claro varias cosas, siendo la más emblemática el profundo desprecio que para este gobierno tiene la gente pobre, cuando la política de negociación entre el gobierno de EEUU y el de Maduro, los migrantes venezolanos en territorio norteamericano solo sirven como mecanismo de chantaje geopolítico. ¡Que barbaros!!! Cómo un gobierno puede llegar a tal nivel de descaro… todo esto es muy vergonzoso e indignante.
ACERCA DEL AUTOR:
Oly Millán
Economista (UCV) y exministra del Ministerio para la Economía Popular (2006). Integrante de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la CRBV y de la Plataforma Contra el Desfalco a la Nación.