ACERCA DEL AUTOR:

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Oly Millán

Economista (UCV) y exministra del Ministerio para la Economía Popular (2006). Integrante de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la CRBV y de la Plataforma Contra el Desfalco a la Nación.

La permanente aspiración de la Venezuela posrentista y la “siembra del petróleo” por parte de la clase política, tanto de ayer como de hoy, me hace recordar el mito de Sísifo: personaje este que dentro de la mitología griega hace enfadar a los dioses y estos, como castigo, lo dejan ciego y lo condenan a tener que empujar perpetuamente una gran roca hacia la cumbre de una colina,  “sólo para que volviese a caer rodando hasta el valle, desde donde debía recogerlo y empujarlo nuevamente hasta la cumbre y así indefinidamente”.

Por ello, si quisiéramos hacer una síntesis de la situación del país durante este siglo XXI, nos vendría como anillo al dedo la siguiente frase: “a pesar de la retórica revolucionaria, en el fondo el socialismo bolivariano significaba más de lo mismo: El país seguía reproduciendo lógicas rentistas. De hecho, se produjo un aumento de la dependencia de la renta petrolera, tanto por parte del Estado como de la economía y la sociedad, lo que se tradujo en una economía, un Estado y una sociedad más rentistas”.

El carácter estructural de la crisis integral de Venezuela está precisamente en la esencia de una sociedad construida y desarrollada sobre la base del rentismo y, de las estrategias políticas que el manejo de la renta supone para que la clase política dominante se mantenga en el poder. Una clase política que es parte de un modelo adicto a la renta porque le otorga ciertos privilegios, acceso a capital y posición económica, así como a condiciones para controlar al Estado y a la sociedad en su conjunto.

El país y en general la sociedad rentista venezolana vive sus peores momentos, cuando por circunstancias propias como de la geopolítica energética mundial, se produce una baja en la producción y/o en los precios del petróleo, trayendo como consecuencias la reducción de la renta, pero cuando ocurre lo contrario,  las expectativas positivas se elevan y florece la ilusión de la “Venezuela saudita” o la “Venezuela potencia energética”, en ambos casos, a decir verdad, no existe mucha diferencia ya que los resultados han terminado siendo los mismos: se ha profundizado la pobreza y las desigualdades sociales.

El pueblo venezolano al tener que cargar con esta incapaz clase política (gobierno y oposición aglutinada en los partidos políticos) pareciera que, a la hora de sembrar el petróleo y transformar el modelo económico extractivista petrolero, está condenado a vivir eternamente inmerso en el mito de Sísifo.

En situaciones de mengua de la renta donde afloran las contradicciones internas (disminuye la cuantía del reparto de la renta), se levanta el discurso político de buscar transitar hacia una economía posrentista pero cuando la renta se incrementa o existen potenciales condiciones para ello, se matiza el discurso y se eleva la euforia en torno al rentismo.

Las expectativas positivas en torno a la renta, produce una especie de reseteo de los profundos problemas que tenemos como sociedad. Por ello, pareciera que lo fundamental en estos tiempos de guerra, es lograr la disminución de las sanciones económica al país por parte del Departamento de Estado de los EEUU para poder “aprovechar al máximo”, dentro de las limitaciones de la producción petrolera nacional, como consecuencia del colapso de la industria, el actual boom petrolero que está generando, lamentablemente, la invasión de Rusia a Ucrania. 

Y así es como, por arte de magia “todos nuestros problemas” (escándalos de corrupción, desfalco a la nación, errores en el diseño y puesta en práctica de políticas públicas, modelo político agotado: partidos y liderazgos desprestigiados, gobierno autoritario y violador de DDHH entre muchos otros) terminan quedando reducidos a lograr incrementar la renta petrolera y, en torno a ello, se va produciendo una especie de gran consenso nacional, obviándose el carácter estructural tanto del modelo económico como político que, en gran parte, nos ha traído a tener que vivir la tragedia de los últimos  9 años.

Luego, cuando pase esta euforia de precios petroleros altos se volverá, una vez más, a posicionar el discurso de la Venezuela posrentista … tal como la tragedia de Sísifo seguiremos: “No te afanes, alma mía, por una vida inmortal, pero agota el ámbito de lo posible


Del ensayo de Stefan Peters; Sociedades rentistas: Claves para entender la crisis venezolana.

Frase acuñada durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez.

Frase acuñada durante el gobierno de Hugo Chávez Frías.

Frase emblemática del mito de Sísifo escrita por Albert Camus.

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Oly Millán

Economista (UCV) y exministra del Ministerio para la Economía Popular (2006). Integrante de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la CRBV y de la Plataforma Contra el Desfalco a la Nación.