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Carlos Patiño

Abogado defensor de Derechos Humanos. Coordinador de Exigibilidad en DESC de Provea.

Carlos Patiño |

“No sea ingenuo pues, Chacaltana. No vea caballos donde sólo hay perros”

Abril Rojo; Santiago Roncagliolo

La historia de nuestros abriles comienza con un grito de independencia. El 19 de abril de 1810 fue destituido el Capitán General Vicente Emparan, impuesto por la Junta Suprema de España, dando inicio al movimiento independentista que libraría a Venezuela del dominio español.

El siglo XXI nos trajo abriles convulsos. Las protestas de oposición y la huelga general de 2002 culminaron en una inmensa marcha el 11 de abril que, desviada al Palacio de Miraflores, colisionó con una concentración de simpatizantes de Hugo Chávez, enfrentamiento que causó muertos en ambos bandos; culminando en un confuso vacío de poder que terminó en golpe de estado y en la resurrección política del depuesto Presidente.

Los próximos abriles deberían dejar de teñirse de rojo y volver al grito de independencia: Venezuela libre de tiranías

Un 14 de abril daría inicio a la etapa más funesta de nuestra historia republicana: la llegada al poder de Nicolás Maduro. Las sobrevenidas elecciones de 2013 por razón de la muerte de Hugo Chávez se convocaron en los 30 días siguientes al fallecimiento presidencial. Maduro ganó los comicios con el 50.61 % de los votos, una diferencia de apenas el 1,77 % sobre el candidato opositor Henrique Capriles; elección cuestionada por la desigualdad mediática y el ventajismo oficial.

Las protestas por el recuento de los votos dejaron 7 muertos, 61 heridos y 135 detenidos. El prólogo del gobierno de Maduro sería el teaser de su gestión. Tan solo un año después, para abril de 2014, se contabilizaron 44 muertos en las protestas de calle que durante dos meses exigieron “la salida” de Nicolás Maduro del poder. Según cifras del Foro Penal, 63% de ellas fueron causadas por balas o perdigones, 20 de los autores materiales fueron civiles, entre ellos 10 pertenecientes a colectivos, y 7 fueron funcionarios de seguridad del Estado.

Así llegamos al 01 de abril de 2017, fecha de inicio de la primera rebelión popular del siglo XXI contra la dictadura. En más de 100 días aumentó el rojo de la temperatura, de la sangre y de la represión del partido rojo. La cifra de muertes, que varía según la fuente, estaría entre 124 y 158 caídos víctimas de la acción de los cuerpos de seguridad del Estado, la intervención de civiles armados (colectivos paramilitares) y episodios de violencia en las manifestaciones.

Abril de 2018 nos deja otra estela de muertes dramáticas también responsabilidad del Estado por acción u omisión: muertes por hambre y enfermedad, víctimas de la emergencia humanitaria compleja que castiga al pueblo venezolano por la ambición, irresponsabilidad e indolencia de unos pocos. También fue el mes de las protestas en Nicaragua, como un eco de la rebelión venezolana: resistencia, represión y muerte.

Tarde o temprano todo ciclo se cierra y regresa al punto de origen. Los próximos abriles deberían dejar de teñirse de rojo y volver al grito de independencia: Venezuela libre de tiranías.

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