Imagen cortesía de Acceso a la Justicia

La abogada y activista por los derechos de las mujeres, primera venezolana que ganó un caso contra el Estado venezolano ante instancias internacionales, narra su relato a través de un libro escrito junto a Luisa Kislinger, sobre el doble crimen al cual fue sometida: 112 días secuestrada, torturada y esclavizada sexualmente y luego 20 años enfrentada a la violencia e impunidad institucional 

Veinte años en búsqueda de justicia, más tiempo del que tenía de vida Linda Loaiza López cuando fue secuestrada a los 18 años de edad por su agresor Luis Carrera Almoina, el 27 de marzo de 2001.

Dos décadas y doble crimen. El primero: durante 112 días Linda Loaiza fue secuestrada, torturada, esclavizada sexualmente y sometida a un horror indescriptible que no terminó al liberarse de su cautiverio. El segundo: 20 años de enfrentarse a la violencia e impunidad institucional que la revictimizó una y otra vez y le mostró múltiples facetas del rostro descarnado de un sistema corrupto e indiferente.

“Este es un año simbólico”, dice pausadamente la abogada y activista de los derechos de las mujeres. Se refiere al lanzamiento del libro Doble Crimen. Tortura, esclavitud sexual e impunidad, más de 200 páginas en las cuales se narra su testimonio como sobreviviente, pero lo más importante, como dueña de su relato.

“Este libro es un testimonio que no había sido escrito desde el punto de vista de la víctima, de la sobreviviente. Es una historia que durante años fue muy manipulada por los medios de comunicación y aunque siempre consideré que debía contar mi relato, cuando Luisa Kislinger me hizo la propuesta lo valoré mucho porque era el momento, se tenía que contar de manera respetuosa, sin amarillismo y así se hizo”, cuenta.

El simbolismo de este año trascendió más allá de las dos décadas que han pasado desde que su nombre se convirtiera en el de una lucha imparable contra la impunidad del Estado venezolano. El libro ve la luz en medio de un momento histórico de revisión de estructuras, en el cual la sociedad encontró en las redes sociales un espacio que se hizo un tsunami de desahogo y denuncias para mostrar una herida que sigue fracturando la vida de niñas, adolescentes y mujeres: el abuso sexual y las múltiples formas en las que se expresa la violencia de género.

“Después de consultar a muchísimas víctimas y revisar el sistema de justicia vemos que en la mayoría de los casos no hay sanciones ejemplarizantes, ni cumplimiento de las sentencias, ni protocolos de atención, vivimos en una sociedad donde no pasa nada si cometes un delito contra las mujeres”, apunta la abogada. 

Ese segundo crimen al que hace referencia fue demostrado por un minucioso trabajo documental hecho junto a Kislinger, en el cual se revisaron los dos procesos legales llevados a cabo en Venezuela, la presentación del caso ante instancias internacionales y una extensa hemerografía de artículos de prensa escritos en ese entonces, en los cuales quedaban plasmados como una radiografía cuando se expone a la luz, cuál era el pensamiento de un país en el cual la palabra de la sobreviviente y las evidentes marcas de tortura que requirieron 15 operaciones de reconstrucción en diferentes partes de su cuerpo, no fueron suficientes para otorgarle justicia.

“Los derechos de las mujeres solo existen en enunciados. Siempre son discusiones postergadas por temas que supuestamente son más urgentes”, dice Loaiza.

-Pero estamos viendo una cantidad de denuncias y testimonios que revelan la urgencia de la violencia que sufrimos día a día las mujeres

– A mí no me sorprende este número de denuncias porque es una urgencia que se ha preferido mantener silenciada y escondida. Lo que estamos viendo es una interpelación que hace la sociedad ante la falta de respuesta institucional, ante la continua revictimización cuando una mujer acude al sistema de justicia, ante la falta de protocolos de atención, ante la ausencia de protección en todos los ámbitos. Hay delitos y problemas que no se están atacando desde las bases, y eso deja al descubierto el problema institucional que muestra que aún no está preparado para atender este tema.

Su propia experiencia lo sigue demostrando: es la primera venezolana que ganó un caso contra el Estado venezolano ante instancias internacionales, luego del dictamen de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que determinó en noviembre de 2018 que Venezuela era responsable por la acción insuficiente y negligente de los funcionarios, quienes en una larga cadena de omisiones y corrupción, desde el primer momento ignoraron la denuncia de la desaparición presentada por la hermana de Linda Loaiza y a pesar de que sabían que estaba en riesgo la vida de una joven de 18 años y estaban al tanto de la identidad del agresor, se mantuvieron al margen y lo calificaron como “un problema de pareja”.

En seis meses ya se cumplirán tres años de haber sido emitida la sentencia de la CIDH y aún las autoridades del Estado venezolano siguen sin inmutarse ante el caso y mucho menos ha cumplido con las medidas de reparación como la continuación del proceso penal, sancionar a los responsables, atención médica para Linda y sus familiares, becas de estudio, implementar un sistema de recopilación de datos y cifras sobre violencia contra las mujeres en el país, e incorporar al currículo nacional un programa de formación permanente bajo el nombre de Linda Loaiza.

-Pero a la par durante estos 20 años, el gobierno ha hecho uso de un discurso en el cual se presenta como “feminista y defensor de los derechos de las mujeres”

-Solo ha sido un simple discurso, banal y vacío que ha utilizado a la figura femenina para presentarse como algo que no es. Hay muchos ejemplos de que no estamos ante un gobierno garantista de nuestros derechos. Tenemos una Ley (Orgánica para el Derecho a las Mujeres a vivir una vida libre de violencia) que ni siquiera tiene reglamento desde 2008 y fue actualizada en 2014, pero tampoco significa nada. La existencia de la Ley pudiera ser considerado un avance, pero no se aplica, no tiene protocolos que permitan su aplicación, entonces en la práctica no garantiza absolutamente nada.

La reciente intervención del Ministerio Público, a través de la figura del Fiscal designado por la Constituyente, Tarek William Saab en el cual anunció a través de su cuenta en twitter que iniciaría investigaciones debido a una serie de denuncias que se hicieron públicas a través de las redes sociales, mereció un hilo de tuits recopilado por la abogada y activista de DDHH, no solo de su propio caso, sino como recordatorio de otras deudas pendientes que persisten engavetadas en algún despacho del sistema de justicia, entre ellas las historias de Zuleima Arraiz, Rosalva Porras y Yolanda Contreras, otras víctimas de Luis Carrera Almoina.

Por eso Linda Loaiza López siente que estamos ante un momento histórico, de alzar la voz, de escuchar y atender, pero más aún de revisarnos, desde lo individual y también como sociedad. «Es una verdadera oportunidad. Solo así podemos cambiar los modelos de una estructura patriarcal en el que las mujeres solo tienen derechos de enunciado. Esa ha sido mi lucha durante estos 20 años”. 

Gabriela Rojas para la Alianza Tal Cual – Provea

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El libro Doble Crimen. Tortura, esclavitud sexual e impunidad, escrito por Linda Loaiza López y Luisa Kislinger se puede encontrar en físico en Venezuela en las librerías El buscón, Kalathos, Sopa de Letras, El Mundo del libro, Vizcaya, El Clip (Barquisimeto), Tecnibooks (Margarita) y en digital a través de la página https://editorialdahbar.com

En España está disponible en físico a través de Distribuidor Interleo (https://bit.ly/3qpZ3B7 o a través del correo [email protected]). Para otros países (EEUU, Inglaterra, España, Alemania, Francia, Italia, Canadá y Japón) está disponible en digital a través de la plataforma Amazon.