Licenciada en Sociología, con una especialización en Derecho de Familia y del Niño, miembro de la Red por los Derechos Humanos de los niños, niñas y adolescentes

¿Cuál es la función de la Red por los Derechos Humanos de los niños, niñas y adolescentes?

La REDHNNA tiene antecedentes por la época de los noventa, pero en 2006 nos reagrupamos y hemos estado activamente participando. La Red tiene la pretensión de ser un sujeto colectivo con el ánimo de pensar y reflexionar sobre la infancia en Venezuela. En pocas palabras: nos consideramos promotores de una cultura de los Derechos Humanos de niños, niñas y adolescentes, que creo que no es poca cosa que decir en este momento con la situación actual del país.

La REDHNNA como sujeto colectivo se vale de distintos métodos porque uno no se puede ceñir a los aspectos estrictamente legales sino que uno tiene que ir combinando eso con distintas acciones educativas, pedagógicas, formativas, y todo lo que, en última instancia, permita hacer incidencia en lo público.

En relación con la decisión del TSJ de negar la medida legal introducida que protege a los niños ante la crisis, efectivamente son distintas las acciones legales que, desde distintas organizaciones que conforman la Red, hemos intentado en los últimos años ejercer medidas legales. Se podrían mencionar: la del JM de los Ríos, la de cardiopatías congénitas… De las organizaciones que conforman la REDHNNA, Cecodap es emblemática que tiene muchísimos años trabajando en e área, que ha sido pionera en las acciones de protección en cuanto a la defensa de derechos colectivos y difusos en materia de salud.

En ese sentido, el año pasado se intentaron, utilizando un mecanismo que está previsto en la ley, unas medidas anticipadas para proteger a los niños en relación con el acceso a las medicinas, etc. Ya hemos seguido la ruta en donde hemos agotado la vía nacional: se introdujo la solicitud, fuimos a apelación, el Tribunal 3ero del propio circuito de protección de Caracas… ya tocaba el TSJ, y bueno, ya la Sala de Casación Social también nos ha dicho que no. La respuesta sigue siendo negativa. Yo me voy a atrever a usar una expresión que sé que es fuerte pero es parte de lo que yo creo que está ocurriendo y es que realmente estamos rodeados de impostores en la protección a la infancia. Hay una serie de personas que ocupan cargos, que están en posiciones claves, que tienen un mandato, que tienen unas obligaciones que cumplir y que lamentándolo mucho no las llevan a cabo. Tenemos jueces de protección que no protegen sino que al final dejan a la intemperie a los niños, niñas y adolescentes que están clamando por alguien que se compadezca de su situación de salud.

Con esta sentencia vemos como, en un mismo espacio, se le da una estocada tanto la salud como el derecho a la justicia…

Sí, sin embargo, parte del mandato que tenemos los defensores de Derechos Humanos en común es mantener la esperanza y seguir llevándole esperanza a la gente porque, aún cuando en la realidad no tenemos muchos indicadores positivos a los cuales aferrarnos para mantenerla, nos corresponde no desfallecer. Por convicción, porque creemos que esta figura de Derechos Humanos en los niños hay que seguirla forjando, hay que seguirla labrando, nosotros seguimos llevando a cabo las acciones legales que correspondan, y estamos claros en cómo está funcionando en este momento el sistema, pero nuestro deber es acompañar a las víctimas, a los niños, a los familiares, hacerles sentir que no están solos, que su dolor es nuestro, que sus quejas, sus preocupaciones y angustias son nuestras también, y que vamos a elevar la voz lo más alto que podamos de la manera más firma, más clara y más consistente haciendo lo que tenemos que hacer.

¿Cuáles fueron los argumentos del TSJ para negar la medida preventiva para velar por los derechos de los niños, niñas y adolescentes en el marco de la crisis?

Entiendo que recientemente fue publicada la sentencia. Primero se anunció que era inadmisible el recurso de legalidad, y ahora salió publicado. Pero lo que dice escuetamente es que, palabras más, palabras menos, este tema de la salud y de la medicina de los niños no tendría por qué ver con el orden público y entonces el recurso de legalidad no tendría sentido. La jueza despachó el tema de esa forma para eludir el verdadero fondo del problema porque basta simplemente con hacer un sondeo en tu mismo misma comunidad para saber lo que están viviendo los niños con el tema de la salud. Los niños están desvalidos, desprotegidos y clamando porque alguien se compadezca.

¿Cuáles fueron los temas tocados en el informe que ustedes rindieron ante el Examen Periódico Universal, realizado en noviembre de 2016?

Nuestra red ha cumplido con el trabajo de realizar informes alternativos en distintos ámbitos del Sistema Universal de Derechos. Lo más reciente que hemos hecho es el EPU, y allí advertimos que hay una ausencia en el sistema rector de protección integral, en el sentido de que está diseñado en la ley pero “en la práctica no es sistema ni protege”, como lo señala Carlos Trapani, y que resume perfectamente lo que ocurre: hay una serie de incumplimientos para garantizar la protección de los niños en cuanto al nivel de vida adecuado; hay una alta exposición a los niños a los contextos de violencia. Cada vez las noticias violentas que involucran a niños son más alarmantes, y pasa el tiempo y uno ve que no se toman acciones, no hay propuestas concretas para trabajarlos. El tema de salud fue uno de los que decidimos puntualizar y subrayar en el informe del EPU. Todo ello es consistente con lo que venimos haciendo en todos los trabajos presentados: expresando las diferentes vulneraciones y amenazas a las distintas infancias del país: niños institucionalizados, niños privados de cuidados parentales, adolescentes en conflicto con la ley penal, niños que requieren medicinas, niños víctimas de acoso escolar. Son muchísimas las manifestaciones que podríamos enumerar ahora de las situaciones que no se están atendiendo de manera integral, sistemática, articulada consistentemente. Si me preguntan qué es lo más prioritario diría que vida, salud y alimentación porque son tres temas que no pueden seguir siendo postergados.

Cecodap y el Centro de Investigación Social (Cisor) hicieron una investigación sobre los Efectos de la crisis económica y política en niños, niñas y adolescentes en el Área Metropolitana de Caracas. Creo que tiene muchos méritos, y uno de los que quisiera destacar en este momento es que son las organizaciones de la sociedad civil las que están visibilizando y tratando de cuantificar, darle cifras, porcentajes a datos que otras autoridades deberían emitir. Sabemos que, en teoría, hay un ministerio con competencia en materia de niñez que es el primero que debería estar dando la cara y diciéndonos cuánto niños están dejando de comer o cuántos están comiendo mal o que efectos está teniendo la situación, pero como la tónica es negar la realidad, entonces es allí cuando uno valora este tipo de trabajos como el que hicieron Cecodap y…, porque, aunque el muestreo fue aquí en la Gran Caracas, refleja todas las ramificaciones de la crisis que además va creando un clima familiar que se va fracturando porque los padres están angustiados, agobiados. Hay niños que están dejando de ir a clases porque tienen que sumarse a las colas, o porque se están desmayando… todas estas situaciones que se han venido denunciado y que, lamentablemente, pareciera que se fuesen a profundizar. La Fundación Luz y vida, a Cargo de la profesora Gloria Perdomo está culminando una investigación sobre este tema que muy probablemente reforzará el informe del que venimos hablando.

Para finalizar, quisiéramos resaltar una de las cosas que señalaste en un momento de la entrevista sobre la esperanza, porque debemos facilitar el espacio para que la gente sepa que hay que seguir luchando, que se pueden reivindicar y fortalecer los derechos. ¿Cuál es el llamado que hacen desde REDHNNA al respecto y cuáles son sus expectativas?

Mira, la palabra agonía viene del griego agón, y tiene que ver con lucha porque es esa lucha que uno tiene en el combate frente a la muerte, pero, la otra cara de eso, es que si yo estoy angustiado y estresado ante la muerte es porque yo estoy defendiendo la vida. En última instancia, aunque estamos viviendo tiempos agónicos, estamos dando la batalla porque estamos luchando para vivir, porque ese es el máximo valor, nosotros queremos vida y la queremos con dignidad.

Esa misma palabra agón, da origen a la palabra protagonista, y entonces yo creo que cada uno de nosotros se tiene que convertir en sujeto activo porque la esperanza hay que tratar de emanarla desde nosotros mismos, para gerenciar en lo pequeño, en lo cotidiano lo que yo pueda hacer para propiciar el cambio. Los cambios no vienen mágicamente ni mesiánicamente.

Luchar por la vida es creer que hay fecundidad, que allí hay potencial fertilidad de cosas que pueden parirse, que pueden nacer y nosotros podemos ser parte de ese proceso. La vida es de todos y hay que defenderla y valorarla.


Prensa Provea