Para contribuir al debate y análisis de la situación venezolana desde la perspectiva de los derechos humanos, estaremos publicando breves análisis sobre la situación del país. En esta oportunidad nos enfocamos en los últimos acontecimientos sobre la ayuda humanitaria.
1) ¿Qué es lo nuevo?
El 10.11.19 Nicolás Maduro anunció que se había acordado con la Cruz Roja el ingreso de ayuda humanitaria a Venezuela: “Llegamos a un acuerdo, los comités internacionales de la Cruz Roja y el Gobierno Bolivariano, de trabajar para, conjuntamente con los organismos de la Organización de Naciones Unidas, la ONU, traer a Venezuela todo el apoyo, toda la ayuda de carácter humanitaria que pueda traerse». Maduro expresó “bienvenido todo lo que sea legal”, reconociendo que Venezuela ya venía recibiendo ayuda humanitaria de otros países (China, Turquia, Rusia e India) y de la Organización Panamericana de la Salud. El canciller Jorge Arreaza estaría trabajando en el convenio con la Cruz Roja.
El 29.03.19 Francesco Rocca, presidente de la Federación Internacional de la Cruz Roja, informó que el alcance planificado para Venezuela será similar a lo realizado en Siria, con una meta de cobertura de 650 mil personas por medio de 12 hospitales de la red pública, ambulatorios y centros de salud. Entre las prioridades señaló la dotación de plantas eléctricas y de equipos de diagnóstico, como tomógrafos, a los hospitales, así como el acceso a agua segura y el saneamiento de sus instalaciones. También el envío de kits quirúrgicos que permitirán practicar hasta 5.000 operaciones.
2) ¿Cuál es la respuesta de los actores?
El anunció de Maduro coincidió con el mensaje divulgado por Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, en dónde calculaba que por lo menos 7 millones de venezolanos necesitaban ayuda humanitaria. Por su parte, a través de sus redes sociales el presidente (e) Juan Guaidó expresó: “Una y otra vez los usurpadores negaron ante Venezuela y el mundo la emergencia humanitaria. Gracias a nuestra lucha firme y decidida, se han visto obligados a reconocer la tragedia que ocasionaron”. Por su parte, desde las ONG de DDHH, Katherine Martínez, de Preparafamilia, declaró: “Para los niños hospitalizados y con patologías crónicas y sus madres toda ayuda es bienvenida. Maduro se ha visto forzada a recibirla, porque es una realidad que la exigía a gritos. En el JM de los Ríos, por ejemplo, las señoras de mantenimiento tienen más de año y medio limpiando sólo con agua. Este anuncio reconoce la profundidad de la emergencia que estamos viviendo. Ahora nos toca verificar los protocolos de resguardo y distribución, porque no queremos que eso luego aparezca en Mercadolibre”.
Una activista humanitaria que pidió no ser identificada, expresó: “El anuncio de Maduro es casi un elemento probatorio de haber privado deliberadamente ese ayuda durante tiempo, aceptando que la ayuda era necesaria después de haberla negado hasta ahora. Por otro lado en las plataformas de divulgación del gobierno se sigue utilizando un lenguaje de disimulo y encubrimiento, pues no está dentro del mandato de la Cruz Roja “trabajar por el bienestar de los pueblos”, como se está diciendo. Hace 4 ó 5 años atrás comenzamos a pedir auxilio, y si se hubiera actuado entonces las brechas que se están reconociendo no serían de la magnitud que han alcanzado. No es lo mismo arreglar una gotera que una hemorragia 5 años después”. Feliciano Reyna, director de Acción Solidaria, opinó sobre el anuncio de la Cruz Roja: “Es un actor más en el espacio humanitario. Muy importante que esté incorporándose, pero sería inconveniente que fuera el único. La situación es de tal gravedad y severidad, y se deteriora a tal velocidad, que hace falta una respuesta coordinada entre actores internacionales con experiencia de años (ONU, Unión Europea, Cruz Roja, ONG humanitarias internacionales), junto con actores no convencionales, como las ONG nacionales, que también hemos estado trabajando en el tema desde hace varios años. Una característica particular de las emergencias humanitarias complejas, y así está en la definición de la ONU, es que superan las capacidades nacionales y requieren de un esfuerzo de cooperación entre diversos actores”.
En este sentido también opinó Jo DElia, coordinador de Civilis e investigador del derecho a la salud: “Se ha dicho que sería para unas 650 mil personas y concentrada en algunos hospitales del país. Además de ser extremadamente insuficiente, puede correr el riesgo de no llegar a los destinatarios que la necesitan de no estar acompañada de acuerdos con todos los actores para fortalecer un espacio de coordinación humanitaria con centralidad en los derechos humanos, en lo que tienen mandato las Naciones Unidas. Es además fundamental la supervisión de los órganos de protección e imprescindible la participación de la sociedad civil. Este espacio debe cumplir con normas humanitarias, conforme al derecho internacional, de imparcialidad y protección a la dignidad y derechos de todas las personas y comunidades afectadas”.
En palabras de Rafael Uzcátegui de Provea: “Ha sido una triste victoria para quienes desde hace años hemos solicitado que el Estado reconozca la crisis y permita el ingreso de cooperación internacional. Siendo importante este ingreso coordinado por los organismos internacionales, la respuesta humanitaria debe fortalecer las capacidades internas para que la sociedad pueda de nuevo satisfacer por si misma sus necesidades”.
3) ¿Cuáles pueden ser las consecuencias y escenarios?
La dimensión de la emergencia humanitaria compleja debería incorporar de manera activa, visible y coordinada a todas las agencias internacionales de Naciones Unidas junto a otros entes internacionales de ayuda humanitaria (AH). Una pregunta es si Maduro permitirá una AH acotada de algunas agencias –que le permita arrebatar a la oposición la narrativa sobre la necesidad de la AH- o un despliegue en la magnitud que se necesita. Si bien el reconocimiento implícito de la crisis tiene un costo político, por otro lado, la gestión de la ayuda humanitaria le pudiera permitir a Maduro reiterar que es la figura de autoridad que controla al Estado y los territorios. Siendo parte de los protocolos humanitarios que la ayuda sea un esfuerzo articulado entre los diferentes actores ¿Aceptará la Asamblea Nacional participar en la distribución de la ayuda anunciada? ¿Las altas expectativas generadas por la oposición sobre la AH ayudarán a Maduro a bajar la presión ejercida desde los sectores populares por demandas sociales? Aunque la AH no debería tener otros fines que aliviar el sufrimiento de las personas y salvar vidas, es imposible que Maduro no intente capitalizar políticamente este escenario: a) Argumentando que la crisis humanitaria es consecuencia de las sanciones internacionales, b) Ante una posible negativa de la oposición (AN) de participar en el esfuerzo, acusarla que su verdadera motivación en el tema no era la gente sino el poder, y c) Que el principio de “neutralidad”, inherente a la AH, sea utilizado para alejar del proceso a actores “incómodos”. Es previsible que otros actores humanitarios comiencen a canalizar esfuerzos y, especialmente, recursos económicos hacia Venezuela, lo que supone un riesgo de burocratización y cooptación para la actual sociedad civil que sobrevive dentro del país.
Foto elestimulo.com
Equipo Coordinador de Provea