La prevalencia de la sub alimentación en Venezuela casi se cuadriplicó al pasar de 6,4% entre el 2012-2014 a 21,2% entre los años 2016-2018. Así se desprende del más reciente informe publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), titulado «El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019»

La agencia registró un aumento de las tasa de subalimentación en América Latina y El Caribe a consecuencia de la situación en América del Sur, región en la que la prevalencia de la subalimentación pasó del 4,6% en 2013 al 5,5% en 2017. Según FAO el aumento se debió a la desaceleración económica experimentada por varios países, especialmente Venezuela. «Durante el mismo período de recesión, se informó de que la inflación en el país había alcanzado el 10.000.000% aproximadamente y el crecimiento real del PIB se deterioró, al pasar del -3,9% en 2014 al -25% estimado en 2018», indica el reporte. 

«Las tasas de la prevalencia de la subalimentación en América central y el Caribe, a pesar de ser superiores a las de América del Sur, han disminuido en los últimos años. Esto se ajusta a la tendencia de crecimiento económico observada en estas subregiones, donde el PIB real aumentó a un ritmo del 4% aproximadamente entre 2014 y 2018, con tasas moderadas de inflación siempre por debajo del 3% en el mismo período».

En Asia occidental, los países afectados por conflictos y levantamientos populares como Yemen y Siria registraron una tasa de prevalencia de subalimentación del 27%, apenas 5,8% por encima de Venezuela que atraviesa una situación de Emergencia Humanitaria Compleja. De hecho, según FAO, la única sub región en Asia en la que la prevalencia de la subalimentación está en ascenso es Asia Occidental, mientras que América Latina es arrastrada a un escenario negativo debido a la crisis regional generada por la situación venezolana.

FAO indicó que unas 821,6 millones de personas están hambrientas en el mundo. 1 de cada 9 habitantes del planeta. El informe de este año introduce un nuevo indicador para medir la inseguridad alimentaria en diferentes niveles de gravedad y supervisar los avances hacia el Objetivo de Desarrollo Sostenible Nro. 2: la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave. «Las personas que experimentan una inseguridad alimentaria moderada se enfrentan a la incertidumbre sobre su capacidad para obtener alimentos y han tenido que reducir la calidad y/o cantidad de alimentos que consumen para sobrevivir».

Inseguridad alimentaria severa

En abril de 2019 el reporte Alertas Tempranas sobre Seguridad Alimentaria y Agricultura Abril-Junio 2019 de FAO en Emergencias, colocó a Venezuela entre los diez países del mundo que atravesarán en los próximos meses los más altos riesgos para su seguridad alimentaria y su agricultura. De acuerdo al diagnóstico, Venezuela se sitúa -luego de Yemen y Sudán del Sur-, como el tercer país con el más alto riesgo de deterioro significativo de la situación alimentaria y de su agricultura para el recién finalizado trimestre abril-junio.

 

«Venezuela está experimentando una grave y prolongada crisis económica. El país ha estado enfrentando hiperinflación desde noviembre de 2016 y según el Fondo Monetario Internacional el producto interno bruto seguirá cayendo en 2019, con lo que el descenso acumulado desde 2013 será de más del 50 por ciento. Esto es principalmente impulsado por la caída de la producción de petróleo y el empeoramiento de las condiciones en el sector no petrolero. Un colapso en los salarios y en el valor de la moneda, la escasez de alimentos, medicinas y suministros básicos, el deterioro de los servicios de salud, educación e infraestructura, así como las sanciones internacionales», destacó el organismo.

En orden a la intensidad de la situación, la sección de alto riesgo del reporte de FAO incluye a Yemen; Sudán del Sur; Venezuela; Sudán; Zimbabue; Camerún; Burkina Faso; Haití; Afganistán y Nigeria. 

Venezuela supera a Haiti en la intensidad del riesgo para su seguridad alimentaria y agricultura, siendo estos los dos únicos países de la región incluidos en el informe. En el reporte se indicó que la prevalencia de la subnutrición en el país está aumentando. Además destacó que la situación en Venezuela ha generado una crisis migratoria en toda la región, con un estimado de 3,4 millones de personas que han huido a otros países. La FAO hace referencia a la caída de la producción agrícola debido al difícil acceso a insumos y equipos y a las afectaciones climáticas, destacando que para los próximos meses no hay expectativas que la situación mejore. 

Proyecciones catastróficas

Entre 2012 y 2017 Venezuela cayó dieciséis puestos en el indice global de Desarrollo Humano (IDH), según reveló en septiembre pasado el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su último informe correspondiente a la data levantada hasta el año 2017. Venezuela se sitúa en el puesto 78 de 189 países analizados por el organismo, y en 8º lugar entre los países de América Latina, en una lista que lidera Chile con el índice más alto de la región, y que cierra Haiti -en el puesto 168 global-, con el IDH más bajo del continente. El informe del PNUD advirtió que el retroceso experimentado por Venezuela es uno de los mayores en el indicador que refleja los logros nacionales en materia de salud, educación y nivel de ingresos. “Solo Siria, Libia y Yemen, tres países con prolongados conflictos, han perdido más puestos” alertó el organismo.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyectó en su más reciente informe «Perspectivas de la Economía Mundial« una caída del PIB real de 25%; una tasa de inflación de 10.000.000% y un indice de desempleo de 44,3% para el cierre del presente año. El organismo multilateral había estimado en 2018 que el Producto Interno Bruto per cápita de los venezolanos se redujo en más del 35% durante el período 2013–2017 y previó una disminución de casi un 60% entre 2013 y 2023. De acuerdo a esa proyección, Venezuela se situaría, junto a Arabia Saudita; Azerbaiyán; República Democrática del Congo; Georgia; Iraq; Líbano; Liberia; Libia y Qatar, como las naciones en las que, en distintos períodos históricos, se ha registrado una caída del PIB per cápita superior al 60%.

La caída del ingreso y del poder adquisitivo de las y los trabajadores venezolanos como consecuencia de la espiral inflacionaria, ha generado un acelerado incremento de la pobreza, lo que a su vez se ha traducido en mayores dificultades, sobre todo para la población más pobre y en situación de vulnerabilidad, para la satisfacción de sus necesidades alimentarias. La dictadura de Nicolás Maduro destruyó las capacidades productivas del país, generando una mayor dependencia de las importaciones y favoreciendo una enorme red de corrupción asociada al proceso alimentario. En 2016 y 2017 se consolidó el control del sistema alimentario nacional como estrategia y política de Estado. Todas las funciones alimentarias del país están bajo control militar. Más del 80% de la población es actualmente incapaz de satisfacer sus necesidades mínimas de alimentación, el hambre empujó a muchas personas a los basureros, mientras que el daño sobre el estado nutricional de niños y adultos es alarmante.


Inti Rodríguez | Prensa Provea