La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el trabajo decente como el trabajo que dignifica y permite el desarrollo de las propias capacidades, que se realiza con respeto a los principios y derechos laborales fundamentales, que permite un ingreso justo y proporcional al esfuerzo realizado, sin discriminación de ningún tipo.
En el marco de la celebración de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, presentamos un panorama general de la situación del mercado de trabajo a partir de la información oficial disponible. Los datos muestran que el empleo decente es una excepción en el actual contexto del país. Los datos revelan que: una proporción importante de la población trabajadora se encuentra excluida del mercado de trabajo, bien porque no es económicamente activa o está desempleada. Un segundo problema es la existencia de trabajos informales que suponen la ausencia de los derechos laborales y de seguridad social para estos trabajadores. Estos fenómenos se compartan distinto en grupos vulnerables como jóvenes y mujeres, análisis que se realizará en próximas entregas de este trabajo especial.
Exclusión del mercado de trabajo
Venezuela mostraba a comienzo del siglo XXI una tasa de actividad económica (personas ocupadas o buscando trabajo) por encima de la media de América Latina. Sin embargo, tal como se puede observar en el siguiente gráfico, la tasa de participación disminuyó a partir del boom petrolero que comenzó en 2004. Esta tendencia se mantuvo hasta el 2014 cuando empezó a aumentar la búsqueda de empleo en el marco de la Emergencia Humanitaria Compleja. A partir de 2018 se registra una nueva caída de la participación laboral que se acentúa en 2020 (último dato con información oficial) por efecto de la pandemia.
Al comparar estos datos con los de América Latina, se constata que en la región la participación laboral se ha mantenido en ascenso y Venezuela se encuentra por debajo del promedio desde 2008. Es decir, un venezolano en edad de trabajar tiene menos probabilidad de estar activo en el mercado de trabajo que el promedio de la población latinoamericana.
¿Por qué son importantes los cambios en esta tasa? Los datos de Encovi 2022 muestran que en los hogares en situación de pobreza la participación laboral es mucho menor; por lo que la menor actividad económica en realidad muestra la ausencia de oportunidades para los sectores más vulnerables de la población. A esta población que ha dejado de buscar trabajo porque no hay oferta o porque los trabajos disponibles son muy precarios se le suele llamar «trabajadores desalentados».
Otro forma de ver la exclusión laboral es través de la tasa de desempleo. Sin embargo, en el período analizado este fenómeno no ha sido significativo: desde 2007 el desempleo general ha estado por debajo del 10%. Esto no significa que hay suficientes empleos para todas las personas que desean trabajar, sino que ante las dificultades económicas que existen en el país y sin políticas de seguridad social que protejan a la población en caso de desempleo involuntario, pocas personas pueden permitirse permanecer sin un ingreso. Por ello, la persistencia del trabajo fuera del mercado formal, que veremos en el siguiente apartado.
Si bien estos datos son antiguos, la información publicada por Encovi, aunque no es directamente comparable, muestra una situación semejante: crecimiento de la inactividad hasta 2020-2021 por efecto de la pandemia y se refleja un cambio de tendencia en 2022 vinculado con la recuperación económica parcial registrada ese año. Encovi no publica estadísticas sobre el nivel de desempleo que podamos comparar con las oficiales.
Trabajo precario
Una parte importante de la población venezolana se ha mantenido trabajando fuera del mercado laboral formal en el período 2000-2020. El comienzo del siglo XXI estuvo signado por una alta tasa de informalidad: 52% de la población ocupada. Luego de un incremento durante el paro petrolero, la tasa toma una tendencia descendente a partir de 2004: durante el boom de altos precios del petróleo bajó la informalidad, pero siguió siendo significativa. En estos 20 años, todo el tiempo, al menos 4 de cada 10 trabajadores se encontraba en el sector informal de la economía y esta realidad ha venido en ascenso desde 2016 por efecto de la emergencia humanitaria compleja y la pandemia. Datos más recientes de Encovi, muestran una disminución de la informalidad en 2022.
Los trabajos en la economía informal son precarios: esta población ocupada en la informalidad no disfruta de los derechos laborales más básicos como vacaciones, prestaciones o regulación de la jornada laboral. Dentro de los distintos tipos de empleo, este es el que más se aleja de la definición de trabajo decente.
Pero los trabajadores informales no son los únicos que se encuentran en situación de precariedad. En el caso venezolano, los trabajadores del sector público han sido víctimas de una política salarial restrictiva y que ha significado retrocesos en los derechos con medidas como el Instructivo ONAPRE, que viola las convenciones colectivas vigentes y supuso la reducción de hasta 40% de los salarios. Encovi, que sí presenta estimaciones recientes de los ingresos producto del trabajo, refleja que los trabajadores del sector público son los que presentan un menor ingreso promedio, incluso por debajo del promedio de los trabajadores informales.
Los personas empleadas por el sector público representaban 2 de cada 10 personas ocupadas en 2020, según datos oficiales. En ese mismo año, 4 de cada 10 se encontraban en la informalidad. Por ello, posiblemente 6 de cada 10 personas están ocupadas en trabajos que no responden a las definiciones de trabajo decente de la Organización Internacional del Trabajo y que constituyen obligaciones para el Estado venezolano.
Política salarial
La disminución de los ingresos no ha afectado solo a quienes trabajan en el sector público, sino a toda la población trabajadora. El Estado venezolano se ha negado a fijar el salario mínimo de acuerdo con el Convenio N` 26 de la Organización Internacional del Trabajo y esta es una de las razones por la que se nombró una Comisión de Encuesta para investigar las violaciones del Estado venezolanos de las obligaciones contraídas con este y otros convenios de la OIT. El informe publicado pudo constatar estas violaciones.
La fijación unilateral del salario mínimo por parte del Estado venezolano le ha permitido mantener unos salarios muy por debajo de las necesidades de la población trabajadora, especialmente desde el inicio de la crisis económica por el endeudamiento público y la caída de los precios internacionales del petróleo. Como sabemos, esta situación económica se ha traducido en una crisis social sin precedentes, cuyo componente principal es el empobrecimiento masivo de la población en virtud de la caída del poder de compra de los salarios.
En el informe titulado «Hiperfinlación y ausencia de dinero: destrucción del salario y de los derechos de la población trabajadora«, publicado por Provea en 2022, se constata la grave caída de los ingresos. A continuación se reproduce la serie histórica del valor del salario mínimo en dólares incluida en dicha publicación:
En este gráfico podemos observar como el salario mínimo mensual después de 2016 sólo ha alcanzado 20$ en dos años, estando el resto del tiempo por debajo de 10$. Y el último año, pese al aumento salarial de 2022 que llevó este salario mínimo a 21$, dado que no se ha vuelto ha anunciar otro incremento, el salario mínimo en octubre de 2023 solo significa 3,7$ a tasa oficial.
Con este ingreso los trabajadores venezolanos no pueden cubrir sus necesidades, razón por la cual es necesario tener más de un empleo o dedicarse a la economía informal, que al menos permite la actualización permanente de los ingresos en este contexto inflacionario. Cualquiera de estas dos estrategias pone a la población en una situación vulnerable en la que no puede disfrutar de sus derechos.
El empleo decente es realidad solo para una minoría, la mayoría de la población trabajadora está expuesta a diversas condiciones adversas como los bajos salarios o la precariedad de la economía informal. Es por esta razón que el movimiento sindical continúa movilizado, luchando por la restitución de sus derechos.
En próximas entregas analizaremos la situación de grupos vulnerables como las mujeres o la población juvenil.
Prensa Provea