Aunque ficticios y totalmente divorciados de la realidad, los precios máximos de venta al público fijados por la Superintendencia para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (SUNDDE) para algunos productos de la cesta básica, reflejan el acelerado e indetenible ascenso de la inflación en el país, que aunque no es reconocida por el Ejecutivo y no se hacen públicos los cálculos oficiales del Banco Central de Venezuela, está pulverizando el ingreso de los trabajadores e impidiendo la satisfacción de la necesidades alimentarias a más del 80% de la población.

Este martes la SUNDDE publicó varias providencias administrativas en las que fijó el precio máximo de venta al público de los rubros café; azúcar; arroz; maíz; crema dental; pasta alimenticia; pescado; pollo y caña de azúcar. William Contreras, titular del SUNDDE dijo en entrevista a la estatal Venezolana de Televisión (VTV), que los precios fueron acordados con comercializadores, después de meses de conversaciones con los mayoristas y luego de analizar sus estructuras de costos.

En todos los casos, los precios fijados por el ente están completamente alejados de los precios reales que deben pagar los venezolanos día a día en los expendios comerciales por dichos productos. Por ejemplo, el precio del kilogramo de arroz fijado por la SUNDDE es de 15.560,00 Bs., mientras que en lugares como Catia, en Caracas, puede ser adquirido desde 25.000,00 Bs., mientras que en supermercados puede llegar a costar hasta 45.000,00 Bs. La pasta alimenticia, cuyo precio fue fijado en 14.852 el kilo por el ente regulador, puede llegar a costar entre 22.000,00 a 39.000,00 el medio kilo dependiendo el local y la zona.

Pero más allá de la ficción, la nueva regulación de precios representa un notable incremento con respecto a las providencias anteriores de la SUNDDE en las que se fijaron los precios máximos de venta de algunos de estos rubros. Así, el arroz blanco tipo I que había sido regulado en 25 bs. por kilo en noviembre de 2015, para el mismo mes de 2017 fue fijado en 15.560,86 bs. por kilo, un aumento de 62.243%. El kilo de azúcar refinada, regulada en enero de 2017 en 460 bs. fue fijada el pasado martes en 18.758 bs. por kilo, un aumento de 4.077%. La pasta alimenticia, cuyo precio había sido fijado en abril de 2015 a 15 bs. por kilo, en noviembre de 2017 fue regulada en 14.852 bs. por kilo, un incremento de 99.013%. Finalmente, el pollo entero que había sido regulado en 850,37 bs. en mayo de 2016, 18 meses después su precio «oficial» alcanza los 24.500 bs. por kilo, un aumento de 2.881%.

Esta nueva regulación es un duro golpe al bolsillo de los venezolanos. La nueva fijación de precios se puede comparar al efecto de un dique que se rompe e inunda todo. Precios que fueron regulados ficticiamente durante mucho tiempo, sin tomar en cuenta el peso de la depreciación de la moneda y los costos de producción, hoy día son actualizados por el SUNDDE sin ningún tipo de anestesia. Y reiteramos, aunque los precios fijados en las providencias del ente están alejados de la realidad, en una economía gobernada por la incertidumbre y la escasez, estos nuevos precios propiciaran la desaparición de algunos rubros, como ya ocurre con la carne de res, y empujaran aún más los precios reales a los que se enfrentan los venezolanos diariamente, pulverizando el ingreso.

Como lo hemos afirmado en reiteradas ocasiones, la dictadura de Nicolás Maduro se ha convertido en una verdadera fábrica de pobreza. La negación del derecho a un nivel de vida adecuado a los venezolanos, se expresa en la profundización de la miseria y el hambre que azota a millones de pobres. Pobreza, escasez de alimentos y medicinas junto al alto costo de la vida y un deterioro considerable de los servicios públicos, sumados a una creciente inseguridad ciudadana, han deteriorado considerablemente el nivel de vida de la familia venezolana hasta configurar un cuadro de crisis humanitaria. Una crisis que significa una masiva y grave violación de los derechos humanos.


Prensa Provea