Por Raúl Cubas, cofundador en 1988 del Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (PROVEA)
Corría el año 1987, y como sobreviviente del centro clandestino de detención que funcionó en la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA) en Argentina, y como familiar de detenidos-desaparecidos, comencé a trabajar en la Federación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos en América Latina (FEDEFAM).
Tenía a mi cargo la elaboración del Boletín “Hasta Encontrarlos”, que se editaba mensualmente con información sobre la lucha por la búsqueda de los familiares latinoamericanos por conseguir Verdad y Justicia. Además, participaba representando a FEDEFAM en la Red de Educación para la Paz y los derechos humanos, que estaba constituida por 20 organizaciones, lo que me permitió conocer profundamente la realidad venezolana y aportar la visión latinoamericana, y participar de actividades relevantes como la campaña pública por la derogación de la Ley sobre Vagos y Maleantes, así como la participación como facilitador en múltiples talleres de formación que se desarrollaron en todo el territorio nacional.
En esas andanzas, conocí a Dianorah Contramaestre, ex religiosa y educadora popular, y a Ligia Bolívar, socióloga y miembro del Secretariado Internacional de Amnistía Internacional, con las que compartí mi experiencia como víctima y mi papel como testigo en las causas judiciales que se llevaban a cabo en Argentina, a partir de 1984 cuando se restableció el régimen democrático. En ese contexto, me plantaron que estaban listas a comenzar a implementar un proyecto de defensa y promoción de los derechos humanos, con énfasis en los derechos económicos, sociales y culturales, que ellas pensaban que era una necesidad en Venezuela, en un momento en que las desigualdades sociales se exacerbaban.
Por supuesto, que inmediatamente les dije que SÍ, porque ya con mi familia habíamos decidido asentarnos en Venezuela, porque en Argentina se comenzó a desarrollar una persecución a sobrevivientes y testigos en los juicios a los militares genocidas, que me afectó directamente, con una acusación fraguada de falso testimonio, presentada por el abogado privado de un oficial de la marina acusado de desaparecer a varias personas, al que yo identifique y testimonié en su contra en un juicio.
Formar parte del equipo fundador de Provea, me permitiría cumplir con una deuda que tenía con muchos venezolanos/as que solidariamente apoyaron a mi familia a nuestra llegada al exilio forzoso en Venezuela, y también a dirigentes de todo el arco político venezolano desde Acción Democrática, Copei, el Movimiento al Socialismo y el Partido Comunista, que fueron solidarios con los exilados de lo que llamaban cariñosamente el “Coño Sur”, y que en nuestro caso facilitaron los trámites para nuestra residencia legal y protección en los casos que fuimos hostigados por esbirros de la Armada argentina que llegaron a Caracas con la intención que no denunciáramos las violaciones a los derechos humanos ocurridas en la ESMA.
Han pasado 35 largos años, y hoy si miro para atrás, veo e intuyo que Provea, es parte de la historia positiva de Venezuela. Nacimos denunciando la Masacre de El Amparo, a solo dos semanas de comenzar a trabajar en la casa de Ligia (que hoy ya no existe), y solo cuatro meses después tuvimos nuestro bautismo de fuego en las protestas populares del “Caracazo”, en febrero de 1989, cuando abrimos a las víctimas la primera oficina ubicada a metros de la Iglesia Santa Teresa. Nuestra misión siempre fue apoyar y acompañar a las víctimas en su proceso de denunciar y transitar el largo y tortuoso camino de encontrar MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA.
Hoy en 2023 lo seguimos haciendo, y para muestra ahí está el acompañamiento actual a la “Alianza de Familiares y Víctimas en Venezuela (ALFAVIC)”; el apoyo al “Comité de Familiares de Trabajadores Detenidos”; la histórica alianza con el “Comité en Defensa de los Derechos Humanos de los Jubilados y Pensionados”; y el reciente proyecto al “Observatorio en Defensa de la Vida (Odevida)” que apoya a pueblos indígenas de Amazonas, Bolívar, Delta Amacuro y Zulia; entre otros.
En estos 35 años, hemos desarrollado acciones de defensa integral de los derechos en el ámbito internacional, primero actuando en el sistema de protección internacional interamericano; y a partir de los últimos 15 años, obligados por las políticas gubernamentales de retirarse de la jurisdicción del mismo, lo hemos hecho con éxito en el sistema universal de Naciones Unidas, como lo demuestran los recientes Informes de la Misión de Determinación de los Hechos, de la Oficina del Alto Comisionado de Derechos, y de la propia Corte Penal Internacional.
También quiero destacar otro logro muy importante, y que es un legado para el conjunto de la sociedad civil venezolana, que es haber logrado la democrática continuidad institucional de Provea luego de la salida de sus fundadores, a partir del 2007. En los últimos dieciséis años, han ocupado el cargo de Coordinador General, Carlos Correa, Marino Alvarado y Rafael Uzcátegui, que surgieron de concursos públicos y abiertos, realizados según los estatutos internos que contemplan el espíritu fundacional de apostar por el recambio generacional de sus autoridades.
Los últimos 24 años, bajo los gobiernos del Teniente Coronel, Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro, la labor de todos/as los activistas y trabajadores/as de Provea se desarrolló en un contexto agudo de criminalización de las más altas autoridades gubernamentales, y en un contexto generalizado de cierre del espacio cívico, lo que significó un mayor riesgo para la seguridad personal para todo el equipo. Pasamos de los señalamientos públicos que recibíamos en los gobiernos de la Cuarta República, que nos identificaban como agentes comunistas y guerrilleros; a los actuales de la Quinta República, donde pasamos a ser agentes de la CIA, tarifados del Imperio y hasta terroristas. ¡!!¡LADRAN SANCHO, SEÑAL DE QUE CABALGAMOS!!! Y en esta última etapa, no solo sufrimos descalificaciones e intimidaciones públicas de las más altas esferas del Poder, sino que incluso llegaron a tratar de intimidarnos con una acción judicial, que logramos superar y que nos dejó aprendizajes, que el equipo supo asumir.
Hoy más que nunca, la militancia social de Provea en favor de la restauración de la democracia; del apoyo a las víctimas en el proceso de Memoria, Verdad y Justicia; del acompañamiento de las luchas sociales por la defensa de los derechos económicos, sociales y culturales; del fortalecimiento del movimiento de derechos humanos; son la clave para que más temprano que tarde enterremos el oscurantismo del autoritarismo y el militarismo, y resembremos valores democráticos y de respeto de los derechos humanos, para todos y todas, sin discriminación de ningún tipo.
Raúl Cubas
Cofundador de Provea