La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, anunció oficialmente que visitará a Venezuela entre los días 19 y 21 de junio. En su corta visita se entrevistará con quienes tienen el poder de facto en el país, con el presidente encargado Juan Guaidó, con integrantes de la Asamblea Nacional, con victimas y organizaciones sociales. Hemos conocido el trabajo el Equipo Técnico que acompaña a la Alta Comisionada y tenemos confianza en el trabajo que viene realizando. Pudimos constatar en su visita a Venezuela en pasado mes de marzo de la seriedad de sus trabajo. 

Publicamos nuevamente el Informe oral que en el mes de marzo 2019 presentó la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ante el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en la ciudad de Ginebra, Suiza, sobre la actualización de la situación de los Derechos Humanos en Venezuela.

La alta funcionaria expresó su preocupación por la «magnitud y la gravedad de la repercusión de la crisis actual sobre los derechos humanos», que en su opinión constituye un factor de desestabilización en la región. Precisó que un equipo técnico de su oficina está actualmente en Venezuela, constatando en el terreno la situación de derechos humanos, e intercambiando información con representantes del Estado, organizaciones de la sociedad civil y víctimas de violaciones a los derechos humanos.

«Considero que esta es una primera medida positiva y confío en que conducirá a un acceso continuo de la Oficina en el futuro. Es esencial que el equipo tenga acceso total e irrestricto, y que no se den represalias contra ninguna persona que se haya entrevistado o haya tratado de entrevistarse con ellos», declaró la Alta Comisionada ante el Consejo.

«Desde junio de 2018 -la última vez que publicamos un informe sobre Venezuela-  el ejercicio de los derechos sociales y económicos ha seguido deteriorándose continuamente. Los grupos de población más vulnerables, tales como los niños, las mujeres embarazadas, los ancianos y los pueblos indígenas se han visto especialmente afectados […] Las autoridades se han negado a reconocer las dimensiones y la gravedad de la crisis en materia de cuidados médicos, alimentación y servicios básicos, por lo que las medidas que han adoptado no han sido suficientes», señaló la Sra. Bachelet.

Por su parte, la representación de la dictadura venezolana empleó el argumento de la «guerra económica» y las sanciones impuestas por Estados Unidos, para justificar la crisis del país y contradictoriamente negar la existencia de la Emergencia Humanitaria Compleja. En una declaración escrita, los representantes de Nicolás Maduro ante el Consejo de Derechos Humanos recurrieron a la criminalización de las protestas opositoras a su gestión calificándolas como «violentas» y parte de una conspiración internacional. Señalaron que el fenómeno migratorio venezolano coincide con la adopción de sanciones por parte del gobierno de Estados Unidos, y reciclaron la cifra suministrada en 2015 por el ex Vicepresidente de Planificación, Ricardo Menéndez, referida a que en el país la inversión social alcanza el 74,1%.   

Una delegación de Provea estuvo presente en las sesiones del Consejo de Derechos humanos durante la lectura de la declaración verbal de la Alta Comisionada. La plena presencia de Estados miembros y observadores, demostró el interés y la preocupación de la comunidad internacional sobre la crisis en nuestro país. La declaración de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos hizo evidente que la crisis venezolana se traduce en graves violaciones a estándares internacionales de protección de los derechos humanos y que continuar negando la Emergencia Humanitaria Compleja, es darle la espalda a la realidad. El informe oral de la Alta Comisionada ratifica la importancia del trabajo de los venezolanos y sus organizaciones. Sin movilización social, sin denuncia y documentación y sin trabajo de las víctimas y sus familias, no sería posible una declaración de ese alcance internacional.

A continuación reproducimos el contenido del Informe Oral de la Alta Comisionada Michelle Bachelet, y la respuesta de la representación de la dictadura venezolana.


Informe oral de actualización sobre la situación de derechos humanos en la República Bolivariana de Venezuela

Declaración de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet

40º periodo de sesiones del Consejo de Derechos Humanos

20 de marzo de 2019

Señor Presidente,
Miembros del Consejo de Derechos Humanos,
Excelencias:

La Resolución 39/1 pidió un informe oral de actualización sobre la situación en la República Bolivariana de Venezuela. Estoy sumamente preocupada por la magnitud y la gravedad de la repercusión de la crisis actual sobre los derechos humanos, que constituye además un inquietante factor de desestabilización regional.

Un equipo técnico de mi Oficina se encuentra actualmente en el país. Considero que esta es una primera medida positiva y confío en que conducirá a un acceso continuo de la Oficina en el futuro. Es esencial que el equipo tenga acceso total e irrestricto, y que no se den represalias contra ninguna persona que se haya entrevistado o haya tratado de entrevistarse con ellos.

Desde junio de 2018 -la última vez que publicamos un informe sobre Venezuela-  el ejercicio de los derechos sociales y económicos ha seguido deteriorándose continuamente. Los grupos de población más vulnerables, tales como los niños, las mujeres embarazadas, los ancianos y los pueblos indígenas se han visto especialmente afectados. Por ejemplo, las arduas condiciones de vida obligaron a un número considerable de miembros de la etnia warao a cruzar la frontera con Brasil, en busca de alimentos, atención médica y otros servicios básicos.

Las autoridades se han negado a reconocer las dimensiones y la gravedad de la crisis en materia de cuidados médicos, alimentación y servicios básicos, por lo que las medidas que han adoptado no han sido suficientes.

La reciente interrupción del abastecimiento de fluido eléctrico que afectó a todo el país ha agravado esta situación, al reducir aún más el acceso de la población a los alimentos, el agua y los medicamentos, y también ha afectado gravemente a los hospitales. Todavía no se conoce todo el alcance de los daños ni el número de víctimas directas, pero este prolongado apagón simboliza los problemas de infraestructura que afronta el país. La escasez de agua y de gas natural y el colapso del transporte público también siguen afectando a muchas personas; esta situación, combinada con la hiperinflación, genera atroces condiciones económicas que han desencadenado miles de protestas sociales.

El sistema de atención sanitaria sigue deteriorándose, lo que repercute considerablemente en la mortalidad y morbilidad materna, la mortalidad infantil.  La propagación de enfermedades infecciosas, que habían estado previamente bajo control, es el foco de la reciente campaña de vacunación implementada por el Gobierno con la ayuda de la Organización Panamericana de la Salud.

Según una encuesta reciente, más de un millón de niños han dejado de asistir a la escuela, la mayoría porque sus padres no pueden proporcionarles el desayuno, porque los programas de almuerzo escolar han colapsado, por la escasez de transporte público a precios asequibles, o por la falta de docentes y personal escolar, muchos de los cuales han abandonado el país.

Aunque esta devastadora crisis social y económica comenzó antes de la imposición de las primeras sanciones económicas en 2017, me preocupa que las recientes sanciones sobre las transferencias financieras derivadas de la venta de petróleo venezolano en los Estados Unidos puedan contribuir a agravar la situación económica, con posibles repercusiones sobre los derechos básicos y el bienestar de la población.

Asimismo, me preocupa profundamente la reducción del espacio democrático, en particular la continua criminalización de la protesta y la disidencia pacíficas. En el contexto del auge de las protestas antigubernamentales ocurridas en todo el país en los dos primeros meses de este año, mi Oficina documentó numerosas violaciones y abusos de derechos humanos perpetrados por las fuerzas de seguridad y los colectivos armados progubernamentales, incluyendo el uso excesivo de la fuerza, asesinatos, detenciones arbitrarias, torturas y malos tratos en condiciones de detención, así como actos de amenaza e intimidación. Sobre muchas de estas preocupaciones hemos hecho hincapié en nuestros comunicados de prensa, y en el informe que presentaremos al Consejo durante el periodo de sesiones de junio ofreceremos información detallada al respecto.

La Oficina del Alto Comisionado ha seguido investigando las denuncias de posibles ejecuciones extrajudiciales realizadas por las fuerzas de seguridad. En 2018, se informó de al menos 205 muertes atribuidas a las FAES. Otras 37 personas fueron presuntamente asesinadas en enero de 2019 en Caracas. Al parecer, algunos de estos asesinatos se han producido según un patrón similar: ocurren durante allanamientos ilegales de domicilio realizados por las FAES, y posteriormente estos órganos notifican el fallecimiento como resultado de una confrontación armada, aunque los testigos declaran que las víctimas no portaban armamento alguno. En determinados casos, los parientes de las víctimas denunciaron que la Oficina del Fiscal General se había negado explícitamente a iniciar investigaciones contra miembros de las FAES. La mayoría de las víctimas vivía en barrios pobres y había participado en protestas antigubernamentales. Me preocupan particularmente los informes que indican que las operaciones de este tipo se utilizan como una forma de represalia e intimidación.

También me inquieta el aumento de las restricciones a la libertad de expresión y de prensa en Venezuela y las alegaciones de que las autoridades han usado arbitrariamente la ley contra el odio, aprobada en noviembre de 2017, para imputar a periodistas, dirigentes de la oposición y a cualquiera que exprese opiniones disidentes, lo cual termina por generar autocensura. Este contexto tiene una importante repercusión sobre el derecho de las personas a la información.

Un resultado directo de esta vasta crisis humanitaria es que más de 3 millones de personas han huido de Venezuela, en busca de comida, atención médica, empleo y protección. Muchas de ellas han partido en precarias condiciones de salud y con poco dinero, a veces sin ninguno; y sus dificultades se multiplican por las prácticas habituales de extorsión y confiscación empleadas por algunos agentes de fronteras. Asimismo, los venezolanos se enfrentan a enormes obstáculos para conseguir la documentación que les permita facilitar la migración ordenada y el acceso a la educación y el empleo en otros países.

Los países de la región se han visto confrontados a la llegada masiva de personas que a menudo presentan necesidades humanitarias urgentes y cuyos derechos humanos requieren protección. Esas personas necesitan que se realicen esfuerzos considerables y coordinados de regularización y reunificación familiar, y a veces necesitan también acceso urgente a la atención médica, comida y vivienda, así como al empleo o la educación. Aplaudo los esfuerzos que han realizado los países receptores de la región para abordar las necesidades de los refugiados y migrantes venezolanos y les aliento a que continúen el combate contra la xenofobia y la discriminación, y mantengan el acceso a su territorio.

Excelencias:

La polarización está agravando una situación ya de por si crítica. Es preciso que se alcance un acuerdo sobre una solución política para todos los interesados, con medidas para mejorar una amplia gama de problemas urgentes de derechos humanos. Exhorto a las autoridades a que adopten esas medidas para demostrar su compromiso real con la resolución de los numerosos desafíos presentes en todo el país. Y quiero insistir en el compromiso permanente de mi Oficina de trabajar con todos los interesados pertinentes en los esfuerzos que realizan para mejorar la situación de derechos humanos en Venezuela.

Muchas gracias, señor Presidente.


Respuesta de la representación de la dictadura de Nicolás Maduro

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Prensa Provea