GUIÓN Y VIDEO: JOHANNA OSORIO Y YAIKEL DORTA
Jesús Longa, un niño de 10 años, y su papá Gustavo, cruzan el puente Simón Bolívar todos los días desde Venezuela hacia Colombia. Los migrantes “pendulares”, entre ambos países, son más de 1,3 millones.
La crisis económica de Venezuela llevó a Gustavo Longa a desplazarse todos los días hacia Cúcuta, en Colombia, para trabajar como lustrabotas. Muchas veces, su acompañante en esa travesía es su hijo Jesús, de 10 años, quien cruza el puente Simón Bolívar con su papá los días que le suspenden sus clases de 5° grado de primaria; situación cada vez más frecuente, debido al éxodo de profesores venezolanos.
Mientras su papá está trabajando en alguna calle de Villa del Rosario, localidad fronteriza, el niño lo espera en una carpa ubicada en el área de migración, donde una organización defensora de derechos humanos ofrece programas básicos de educación académica y en valores, a los hijos de los venezolanos que cruzan hacia el vecino país.
Los dos hacen parte de un grupo denominado como “migrantes pendulares”, porque cruzan la frontera continuamente. Se estima que actualmente hay 1,3 millones de venezolanos en esta situación. Este tipo de migrantes no busca establecerse en Colombia. Atraviesan la frontera con un objetivo muy claro: suplir necesidades básicas como la compra de alimentos o la atención médica, para luego regresar a su país.
De estos 1,3 millones de migrantes pendulares, 51% son hombres y 49% mujeres, la mayoría entre los 18 y los 39 años, según el informe Radiografía Migratoria 2017, emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores colombiano. Pero también hay niños, como Jesús. Migración Colombia registró hasta diciembre del 2017 un poco más de 141 mil menores de edad que entran y salen del país todos los días. Esta es la historia de uno de ellos.