(Reuters) – Miles de venezolanos están regresando al país desde naciones vecinas en medio de la pandemia del coronavirus, pero la vuelta ha sido muy dura para algunos debido al hacinamiento que deben soportar en albergues temporales, según afectados y activistas de derechos humanos.
El Gobierno del presidente Nicolás Maduro dijo el fin de semana que espera la llegada de más de 15.000 venezolanos y que hasta el domingo 1.652 personas ya habían cruzado desde Colombia hacia la localidad de San Antonio del Táchira.
Activistas y políticos de oposición han denunciado que algunos de quienes reingresan al país están hacinados en un liceo de San Antonio y en instalaciones militares en Ureña, en el estado Táchira, fronterizo con Colombia.
“Se encuentran sin agua, sin comida, sin abrigo”, dijo en su cuenta de Twitter la diputada Gaby Arellano, del Táchira.
Cientos de emigrantes venezolanos comenzaron a caminar la semana pasada de regreso a su país desde Colombia, que se convirtió en los últimos años en el domicilio de más de 1,8 millones de nacionales del país OPEP.
En Táchira han creado ocho “puntos de alojamiento social integral”, que son colegios o albergues improvisados, donde están esas más de 2.000 personas, de acuerdo con William Parada, miembro local de la oficialista Asamblea Constituyente.
Muchos de los venezolanos que retornan estaban de forma irregular y sin documentos en países de la región, donde sobrevivían de trabajos temporales o como vendedores ambulantes, opción que quedó cerrada en cuanto se implantaron cuarentenas como forma de frenar la expansión del virus.
Una mujer de 64 años que ingresó a Venezuela el sábado por uno de los puentes que une al país con Colombia, dijo a Reuters por teléfono que tras resultar negativa en los test rápidos fue obligada por las autoridades a permanecer en un liceo que sirve como un refugio improvisado para al menos 500 personas.
“En la primera noche que llegamos (…) trajeron colchonetas para la mujeres y los hombres duermen en el piso”, dijo la mujer, quien declinó ser identificada por razones de seguridad. “Aquí no vienen médicos a valorar a nadie, tenemos una señora con una crisis de pánico que en la noche no duerme ni un segundo”.
Desde el refugio, al que las autoridades impiden el acceso, la mujer agregó que “agua potable no hay, estamos tomando agua que trae un carro tanque, la gente a escondidas compra por una reja, los que tienen dinero”.
En el extremo sur, en la frontera con Brasil, al menos 625 venezolanos han ingresado en los últimos 15 días, según Justo Noguera, gobernador del estado fronterizo de Bolívar.
Los recién llegados han sido sometidos a pruebas rápidas y “todas han salido negativas”, dijo Noguera el martes a la televisión oficial.
Sin embargo, todos están sometidos a cuarentena en sedes ministeriales, posadas y campamentos, según un informe de la gobernación.
Naciones Unidas calcula que casi 5 millones de venezolanos han salido de la nación OPEP huyendo de la grave crisis económica y social que la aqueja.
El Ministerio de Información no respondió de inmediato un pedido de comentarios para conocer el número exacto de retornados hasta el martes y si algunos de ellos dio positivo a las pruebas rápidas. Venezuela ha reportado 165 casos de contagio y 7 fallecidos por el COVID-19.
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Fuente: Reuters