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Oly Millán

Economista (UCV) y exministra del Ministerio para la Economía Popular (2006). Integrante de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la CRBV y de la Plataforma Contra el Desfalco a la Nación.

A pocos de días de terminar el año 2021, es inevitable hacer un balance de muchas cosas. En esta ocasión, trataré de hacerlo respondiendo a la pregunta: ¿existen indicios de mejora en la economía venezolana?

Partimos del hecho de que la crisis venezolana es multidimensional, siendo el tema de la economía política uno de sus ámbitos esenciales; que combina elementos estructurales (incapacidad del modelo rentista petrolero para seguir siendo el motor de la economía) con problemas de gestión administrativa aunado a una creciente corrupción en torno a la renta. Todo ello, sumado a factores de poder que responden a las contradicciones presentes en la geopolítica mundial y a los diversos vasos comunicantes que tienen estos con la clase política venezolana (elite gobernante y opositora).

Teniendo como marco los elementos descritos anteriormente,  el balance que se puede hacer de la economía venezolana durante el presente año, lo pudiéramos circunscribir a dos niveles de comprensión. Uno, relacionado con el comportamiento de algunos indicadores macros y a los factores que vienen incidiendo en su desempeño, y otro con el perfil del modelo económico que se pretende desarrollar a partir del marco normativo (legal) que, aunque se manifiesta un tanto azaroso,  no deja de ser una línea estratégica que se viene trazando en torno a lo que el gobierno y los intereses que representa, conciben como  una Venezuela post-petrolera. Esto último no es tema para desarrollar en este artículo.

En cuanto al balance económico, varios son los factores que caracterizan al cierre del presente año:

  1. La existencia de una cierta estabilidad cambiaria: lograda a partir de una política de intervención en el mercado cambiario por parte del BCV, al realizar una activa gestión de venta de divisas así como facilitar el proceso de abrir cuentas en dólares, que aunque la gente no los podrá ver en efectivo de inmediato, sin lugar a dudas, permite crear cierta tranquilidad ante un bolívar que pierde valor diariamente. ¿Cuánto tiempo podrá el BCV mantener la venta de divisas, cuando sabemos que existen unas mermadas reservas internacionales? quizás la respuesta a esta pregunta está relacionada con los siguientes puntos.
  2. Avances y consolidación del proceso de privatizaciones veladas, amparadas por la ley antibloqueo combinado con una liberación de precios y una flexibilización laboral que ha destruido conquistas y derechos laborales históricos.
  3. Un proceso de dolarización de facto que marca la relación de las transacciones comerciales en la mayoría del territorio nacional, aunque en las fronteras se utilice bien sea el peso colombiano, el real brasilero o el oro que se extrae del Arco Minero del Orinoco.
  4. Una mayor producción petrolera: como sabemos las sanciones económicas continúan su curso, sin embargo la producción petrolera se ha incrementado durante este año en relación con el año pasado, la cual en promedio diario, según informe OPEP estuvo por el orden de los 500.000 barriles de petróleo

De acuerdo con informaciones expresadas por  algunos voceros del gobierno la producción para este año cerrara por el orden de los 750.000 a 800.000 B/D, aunque por debajo de la  meta que se había planteado el propio Ejecutivo.

  • La inflación ha venido disminuyendo.  Se prevéque el país cerrará el 2021, con la inflación más baja que ha tenido durante los últimos 3 años, cuando en el 2018 la misma en términos interanuales se ubicó en un 130.060%, 9.585% en el 2019, 2.960% en el 2020 y en octubre del presente año en un 1.468%, aunque innegablemente sigue siendo extremadamente alta.

Algunos analistas hablan de que para el primer trimestre del próximo año es muy probable que Venezuela salga técnicamente de la situación hiperinflacionaria que la ha caracterizado durante los últimos 4 años.

  • Una ralentización en la tasa de caída del PIB. En un escenario conservador se estima que para el cierre de este año el PIB tendrá una disminución en su tasa de caída, lo que marca un punto de inflexión con respecto a lo que había sido su comportamiento a lo largo de los últimos 7 años, luego de pasar por contracciones de: 17.4 (2016), 15.67 (2017), 19.62 (2018), 25.5 (2019) y 28 (2020).

Ciertamente se puede decir que se evidencian algunos síntomas de mejora en los principales indicadores económicos e inclusive con puntos de inflexión muy importantes a lo que había sido su  comportamiento durante los últimos siete (7) años.

Esta situación se explica por el avance que viene ocurriendo en materia de ajustes y liberación de la economía sustentado, entre otros factores,  por el marco legal que a través de leyes como la ley antibloqueo que estimula un proceso de privatización velado, han ido favoreciendo, de algún modo,  a la generación de “alianzas” que se vienen produciendo en torno a la participación del sector privado, tanto nacional como internacional, en las empresas estratégicas del Estado como lo es la  industria petrolera.

Dentro de este mismo esquema de liberación y ajustes, está la eliminación progresiva de los subsidios, un caso emblemático es el de la gasolina, lo que también ha favorecido a la disminución del financiamiento monetaria a PDVSA por parte del BCV. De igual modo, continuó durante este 2021 el proceso de dolarización de la economía, y el avance de la desregulación en términos  generales, sobre todo en materia laboral, llevando a convertir a la mano de obra venezolana en una de las más batas del mundo.

El balance es positivo para la economía, pero no así para las familias venezolanas. La renta que se ha generado, es crónicamente insuficiente para mantener las necesidades de una población que sigue inmersa en una crisis social compleja.     


Según datos BCV y cálculos propios. 

Ver:  LA CRISIS ECONÓMICA VENEZOLANA EN EL CONTEXTO DEL COVID-19

http://saber.ucv.ve/ojs/index.php/rev_cc/article/view/22729

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