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Marino Alvarado

Abogado, Coordinador de Exigibilidad Legal de Provea.

Marino Alvarado Betancourt | Hiperinflación es el vocablo que se ha puesto de moda en la Venezuela actual. Interpretada más allá de un término económico, significa hambre. Eso es realmente la hiperinflación, someter a la mayoría de la población ya empobrecida a niveles superiores de miseria y de hambre.

El Fondo Monetario Internacional acaba de pronosticar que a finales de año la inflación podía llegar a 1.000.000%. Esa cifra significa que más niños y niñas seguirán muriendo de desnutrición como se reporta semanalmente en los medios de comunicación. Implica que muchas familias que hoy apenas logran a medias garantizar dos comidas diarias, tal vez sólo puedan ingerir alimentos una vez al día. Más y más personas sentirán como van perdiendo peso por la incapacidad de consumir una dieta balanceada.

Someter a la población al hambre es una grave violación de derechos humanos. Una violación sistemática y generalizada. Conduce a un deterioro considerable de las condiciones de vida de millones de personas y las priva a la vez del disfrute de otros derechos.

Estamos frente a una crítica situación en el país. Si ya nos encontramos ante una situación de emergencia humanitaria los próximos meses probablemente serán de mayor complejidad. Insisto, no es un asunto de números y estadísticas. Es un asunto de personas, con nombre y apellido y un lugar en la geografía nacional. De personas a quienes se les prometió hace años la mayor suma de felicidad posible y hoy se les conduce a la mayor miseria posible. De niños, niñas, jóvenes, que tal vez no acudan a las escuelas porque no  podrán desayunar. De maestras que seguirán desmayándose en las aulas. De madres y abuelas que dejarán de comer para garantizar que los pequeños de la casa si lo hagan.

Con qué ánimos saldrá a trabajar una persona que gana salario mínimo y con ello no se garantiza ni siquiera los desayunos del mes.

Pero haber llegado a esta situación tiene responsables. Los tiempos que se avecinan de mayor hambre no son por casualidad o por un castigo divino. Son el resultado de las malas obras y políticas de quienes hoy están gobernando y tienen la responsabilidad principal en la conducción económica.  En primer lugar, Nicolás Maduro que es el conductor principal de todo este desastre económico. Junto a él quienes integran su consejo de ministros porque hay decisiones que no son individuales sino colectivas del equipo de gobierno. También es responsable la directiva del Banco Central de Venezuela.

No es normal lo que viene ocurriendo con el alza incesante de los precios y debemos empezar a señalar responsabilidades concretas. La violación sistemática y generalizada  de derechos sociales es parte de la crítica situación de derechos humanos existente en el país. No solo es responsable el funcionario que dispara y viola el derecho a la vida de una persona, también lo es quien, como consecuencia de sus actos, genera muertes por hambre o porque no  consigues medicamentos.

Debemos transformar la indignación en acción y la acción en cambio. La solución a esta situación está en nuestra capacidad de lograr un cambio en la conducción del país por mecanismos constitucionales y pacíficos.

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