ACERCA DEL AUTOR:

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Oly Millán

Economista (UCV) y exministra del Ministerio para la Economía Popular (2006). Integrante de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la CRBV y de la Plataforma Contra el Desfalco a la Nación.

El mundo está viviendo momentos muy dramáticos, ahora sumado al COVID-19 y sus variantes, cuyos efectos negativos sobre la economía mundial y las condiciones de vida en el planeta todavía no se han superado, se incorporan los lamentables hechos que están ocurriendo con la invasión de Rusia a Ucrania. Situación está que nos coloca, en el “mejor” de los casos en un escenario de nueva Guerra Fría con su consecuente carrera armamentística y, en el peor a las puertas de una posible 3era guerra mundial, aunque en ambos escenarios los resultados terminaran siendo igualmente catastróficos para la humanidad.

Lo más preocupante para el mundo que se está construyendo después de la invasión de Rusia a Ucrania, es que a pesar de las alertas que se vienen haciendo en torno a la acelerada destrucción de las condiciones que hacen posible la vida en el planeta, la agenda relacionada con la construcción de acuerdos globales para detener el cambio climático ha sido desplazada por la industria de los combustibles fósiles y la construcción de armas. Nunca como ahora, habíamos estado tan cerca de un acelerador hacia el abismo.

Comentaba un analista, con el cual estoy totalmente de acuerdo, que en situación de tan alta incertidumbre como la que estamos viviendo en un mundo con armamento nuclear, la primera víctima no es solo el derecho a la información, sino la inteligencia política que se expresa en una diplomacia responsable y corresponsable con la humanidad, lo que supone tomar partido en la búsqueda de un acuerdo mundial que le dé un parado a la guerra.  

No se trata de apoyar a un bando en contra del otro, porque a decir de investigadores serios, esta guerra se venía planificando y en la misma tienen responsabilidades tanto los países que conforman la OTAN bajo el liderazgo de la mentalidad guerrerista de EEUU como de la Rusia de Putin.

El asunto es más complejo porque al margen de los delirios de poder y de grandeza que están presente en las elites de los bandos enfrentados, se interrelaciona la transición histórica entre el viejo orden mundial (bajo el liderazgo de EEUU y sus aliados de la OTAN) y el nuevo orden mundial multipolar con el liderazgo económico de China y el militar de Putin, aunque China hasta ahora ha mantenido cierta cautela.

Antes de iniciada la invasión a Ucrania por parte de Rusia, en febrero de este año el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) publicó su último informe el cual se puede sintetizar como “la advertencia más sombría hasta el momento” en cuanto a los efectos del colapso climático. El secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, al referirse a dicho informe comentó “He visto muchos informes científicos en mi tiempo, pero nada como este. El informe del IPCC de hoy es un atlas del sufrimiento humano y una acusación condenatoria del liderazgo climático fallido”.

Estos son los puntos que copiados textualmente en resumidas cuentas dice el informe:

  1. Todo el mundo se ve afectado, sin que ninguna región habitada escape a los terribles impactos del aumento de las temperaturas y del clima cada vez más extremo.
  2. Aproximadamente la mitad de la población mundial, entre 3.300 y 3.600 millones de personas, vive en zonas “altamente vulnerables” al cambio climático.
  3. Millones de personas se enfrentan a la escasez de alimentos y agua debido al cambio climático, incluso con los niveles actuales de calefacción.
  4. La mortandad masiva de especies, desde árboles hasta corales, ya está en marcha.
  5. 1.5C por encima de los niveles preindustriales constituye un “nivel crítico” más allá del cual los impactos de la crisis climática se aceleran fuertemente y algunos se vuelven irreversibles.
  6. Las áreas costeras de todo el mundo y las islas pequeñas y bajas se enfrentan a inundaciones con aumentos de temperatura de más de 1,5 °C.
  7. Los ecosistemas clave están perdiendo su capacidad de absorber dióxido de carbono, convirtiéndolos de sumideros de carbono en fuentes de carbono.
  8. Algunos países han acordado conservar el 30% de la superficie terrestre de la Tierra, pero conservar la mitad puede ser necesario para restaurar la capacidad de los ecosistemas naturales para hacer frente a los daños causados ​​en ellos.

Definitivamente, es dramático lo que como humanidad estamos viviendo… exijamos que se detenga el acelerador que nos lleva hacia el abismo… No a la guerra y sí a las agendas y acuerdos para detener el cambio climático y el derecho a seguir existiendo.

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Oly Millán

Economista (UCV) y exministra del Ministerio para la Economía Popular (2006). Integrante de la Plataforma Ciudadana en Defensa de la CRBV y de la Plataforma Contra el Desfalco a la Nación.