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Luisa Pernalete

Educadora, promotora de la convivencia pacífica y la defensa de los DDHH

Luisa Pernalete | “Tengo que ir al hospital. Creo que tengo un derrame. No tengo efectivo para tomar el bus. Tendré que caminar”- le dijo temprano Josefina, Maracaibo, a una comadre de confianza.  Al rato le  volvió a llamar: “Una vecina me dijo que ella me llevaba y podía prestarme algo de efectivo sin cobrarme comisión”. Dio gracias a Dios por la vecina. Ese relato es de hoy.

Hace tres días: “La hija de la compañera Erika tiene tosferina. Necesita un antibiótico que no encuentra”. Inmediatamente todos en la oficina comenzamos a aportar:“Aquí están los teléfonos de AVESSOC y de Acción Solidaria. Esas organizaciones ayudan con medicinas” dijo  uno. “Yo tengo el de Fundación Colibrí y el de Prepara- Familia. Ellos si no tienen  las medicinas pueden saber dónde se consiguen” dijo otra. Alguien dijo que preguntaría en varias farmacias”. Y la experta en redes, inmediatamente comenzó a mandar mensajes por wasap  y tuiter, y así nos fuimos activando hasta que el antibiótico se consiguió. Siempre solemos, en Fe y Alegría, ocuparnos de otros, pero esta vez se trababa de otro que era de nosotros mismos, del entorno cercano, la compañera de todos los días.

Es verdad que los ciudadanos no podemos con esta “Crisis humanitaria compleja”, como dicen los expertos, pero también es verdad que no podemos esperar sentados a que los toman las decisiones, los que tienen poder para abrir un “canal humanitario” o como  le queramos llamar, los que pudieran tomas medidas para reactivar el aparato productivo o parar la inflación, o nos pongamos de acuerdo muchos, muchos, a favor de la vida de la mayoría de los venezolanos, lo logremos. Mientras, podemos ocuparnos por el prójimo – el que está más cerca, el vecino, el de al lado –

Crear Grupos de Ayuda Mutua – GAM – aunque no tengan nombre ni se vayan a registrar- puede salvar a más de uno en estos momentos, eso sindejar de exigir a  los que tienenpoder  que lo usen para el bien común. Que cumplan con sus obligaciones.

Recomiendo que se organice en su lugar de trabajo,  en su manzana, que tengan  a la mano los teléfonos de los otros,  así como los teléfonos de esas organizaciones que hacen servicio público ubicando medicinas o donándolas, teléfonos de médicos  solidarios que hay muchos,  más de lo que creemos.   Y coopere con lo que otros hacen.

Estoy pensando en un grupo de Madres Promotoras de Paz de la zona oriente, que tienen este mes como “tarea solidaria” ubicar farmacias donde se encuentren las vitaminas necesarias para los niños con problemas de desnutrición, así como los datos de los horarios de las emergencias pediátricas y esos datos lo socializarán con las otras madres de la escuela. Buena idea.

Estoy pensando en la Campaña Compartir 2018,  de la Iglesia  Católica, dedicada este año a “Aportar a la nutrición de nuestros niños”.

No consigo todavía respuesta de cómo hacer para que las autoridades escuchen los gritos de  los niños y sus madres, como convertirnos en un gran coro para que se conduelan de tanto drama, mientras tanto, hago mi llamado: ¡nos necesitamos! El Padrenuestro no es sólo la oración que Jesús nos enseñó, es la expresión  púbica de que nos reconocemos como hermanos, independientemente de que franela tenga el otro, o de si va o votar o no.

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