Phil Gunson | Qué está en juego en las elecciones del 20 de mayo?

Estas elecciones son para la presidencia de la república y las asambleas regionales de cada uno de los 23 estados de Venezuela. El presidente es la cabeza tanto del Estado como del gobierno, al igual que comandante en jefe de las Fuerzas Militares.

El presidente Nicolás Maduro fue elegido en 2013 para completar el mandato de 6 años de su predecesor, Hugo Chávez, quien murió de cáncer. Ese mandato termina a principios de 2019, pero el gobierno adelantó las elecciones – que generalmente se llevan a cabo en diciembre – para sacar provecho de la debilidad y división de la oposición venezolana. Al hacerlo, descarriló las negociaciones que se adelantaban en República Dominicana, en presencia de facilitadores internacionales, las cuales trataban principalmente el tema de las condiciones electorales.

¿Quiénes son los principales candidatos y cuáles son sus posibilidades?

El principal opositor al Presidente Maduro es el ex gobernador estatal Henri Falcón, líder del partido de centro-izquierda Avanzada Progresista. Falcón, quien en su momento fue aliado de Chávez, ha roto relaciones con la alianza opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD), que ha llamado a boicotear las elecciones. Otro candidato que podría causar sorpresa es Javier Bertucci, un pastor evangélico sin antecedentes políticos.

Las primeras encuestas de opinión sugerían que Falcón estaba liderando la carrera, pero Bertucci últimamente ha ido ganando apoyo. El propio presidente Maduro goza de la aprobación de alrededor de un cuarto del electorado.

 El control de Maduro sobre instituciones clave, incluida la autoridad electoral (CNE), la justicia y el ejército, al igual que la enorme disparidad en la financiación de la campaña, lo vuelven prácticamente inexpugnable. 

Sin embargo, es poco probable que estas encuestas ofrezcan una proyección precisa de los resultados electorales, especialmente si los votantes opositores hacen caso al llamado de sus líderes a la abstención. En realidad, las opciones de ganar de Falcón son remotas. El control de Maduro sobre instituciones clave, incluida la autoridad electoral (CNE), la justicia y el ejército, al igual que la enorme disparidad en la financiación de la campaña, lo vuelven prácticamente inexpugnable – incluso pese a que la economía está colapsada desde que empezó su mandato. Cientos de miles de venezolanos están dejando al país, debido principalmente a la hiperinflación (cercana al 13.000 por ciento anual en la actualidad) y la severa falta de alimentos, medicinas y dinero en efectivo.

¿Cuán creíble es la afirmación de la oposición de que las elecciones están amañadas?

Las elecciones en Venezuela se han visto afectadas en la última década por violaciones de campaña por parte de los candidatos del gobierno, lo que ha quedado impune por parte del CNE. Estas violaciones incluyen el uso de recursos del estado para hacer campaña – personal, vehículos y edificios, al igual que fondos públicos –y un abrumador desequilibrio en la cobertura de los medios. El presidente, por ejemplo, transmite en vivo por televisión y radio sus actividades de campaña, las que la mayoría de los canales están obligadas a transmitir de forma simultánea (las llamadas cadenas).

 Al adelantar la fecha de las elecciones, el gobierno logró que la oposición no tuviera tiempo de celebrar primarias. 

Los dos líderes opositores más populares, Henrique Capriles y Leopoldo López, están vetados para  competir, y el CNE canceló el registro de muchos partidos, incluidos los de Capriles y López, al igual que el de la alianza opositora MUD. Al adelantar la fecha de las elecciones, el gobierno logró que la oposición no tuviera tiempo de celebrar primarias.

Además, la nueva fecha implica que el presidente electo tendrá que esperar más de ocho meses para su posesión. Incluso en el poco probable escenario de una victoria de la oposición, el gobierno tendría suficiente tiempo para manipular las reglas – despojar al presidente de algunos poderes, por ejemplo – lo cual puede hacer ahora a través de la nueva Asamblea Nacional Constituyente. Este organismo, que fue elegido el año pasado en unas elecciones que la oposición también boicoteó, está compuesto únicamente por individuos que apoyan al gobierno. A efectos prácticos, ha sustituido al parlamento controlado por la oposición y se considera que tiene autoridad sobre todas las ramas del gobierno, incluida la presidencia.

Dado que la oposición venezolana ya ha participado en elecciones parcializadas en el pasado, ¿qué ha provocado esta vez el boicot?

Los observadores electorales venezolanos, al igual que gran parte de la oposición, dicen que en esta oportunidad las condiciones son efectivamente peores. Por ejemplo, el sistema de voto electrónico, sujeto a una serie de auditorías escrutadas por la oposición, anteriormente aseguraba que los votos fueran contados correctamente. Sin embargo, en las elecciones para gobernadores de octubre pasado,  la oposición evidenció que el conteo de votos había sido alterado en un estado. El CNE no ha respondido a este reclamo. La compañía privada, Smartmatic, que suministró las máquinas de votación se retiró después de alegar que el CNE infló la participación en las elecciones a la Asamblea Constituyente por más de un millón de votos. Además, un gobernador electo de la oposición no pudo asumir el cargo por negarse a prestar juramento ante la Asamblea Constituyente. Falcón ha dicho que él también rechazaría esa condición si él ganara.

El presidente Maduro y el chavismo mantienen una genuina base de apoyo, en gran parte gracias al efecto prolongado del carisma de Hugo Chávez y los programas de bienestar que él promovió. 

Al anunciar la fecha de elecciones con menos de 12 semanas de aviso, el gobierno también se aseguró de que no hubiera suficiente tiempo para realizar todos los controles y auditorias preelectorales encaminadas a salvaguardar la integridad del proceso. El registro electoral no ha sido auditado desde 2007, y el proceso de actualización para esta elección fue realizado prácticamente en secreto. Cientos de miles de venezolanos que han dejado el país están impedidos para votar debido a leyes restrictivas y personal consular que se los obstaculiza. La tinta indeleble utilizada en pasadas elecciones para prevenir el voto múltiple no será empleada en esta oportunidad.

Aun así, se prevé que haya  millones de votos genuinos a favor de Maduro. ¿Cuál es la explicación? 

El presidente Maduro y el chavismo mantienen una genuina base de apoyo, en gran parte gracias al efecto prolongado del carisma de Hugo Chávez y los programas de bienestar que él promovió. Dicho esto, las encuestas también sugieren que la mayoría de los votantes que no lo apoyan quisieran ver a Madura fuera de la presidencia de inmediato.

Parece probable que muchos venezolanos voten por Maduro ya sea por miedo o necesidad. Esto incluye a trabajadores gubernamentales temerosos de perder sus empleos al igual que millones de receptores de subsidios de alimentos y otros beneficios. El gobierno exige que los votantes lleven el carnet de la patria para que sea escaneado en cabinas especiales controladas por el partido oficialista a la salida de los puestos de votación.  El código QR del carnet contiene detalles personales sobre los beneficios que cada individuo recibe, y la amenaza – implícita o explícita –  es que estos beneficios serán cortados a aquellos votantes que no hagan lo que el gobierno quiere. Según se puede evidenciar en las encuestas, casi la mitad de los hogares venezolanos reciben raciones de alimentos regularmente, y cerca de seis de cada 10 votantes no creen que su voto sea secreto.

Más de una docena de sus vecinos hemisféricos, conocidos como el Grupo de Lima, han dicho que no reconocerán los resultados de las elecciones.

¿Cuál ha sido la reacción en la región e internacionalmente?

El gobierno venezolano nunca ha estado más aislado. Más de una docena de sus vecinos hemisféricos, conocidos como el Grupo de Lima, han dicho que no reconocerán los resultados de las elecciones, y Washington ha tomado una posición similar. La Unión Europea (UE) y muchos de sus aliados han dicho que la votación no es libre, justa o transparente, y la UE ha declinado enviar observadores al igual que las Naciones Unidas. Los EE.UU., Canadá, la UE y otros han adoptado sanciones,  dirigidas especialmente contra altos funcionaros del gobierno, y han hecho un llamado para que se restaure la democracia. Uno de los argumentos de la MUD para no hacer parte de las elecciones ha sido la negativa por parte de muchos gobiernos extranjeros a aceptar la legitimidad de las elecciones.

Por su parte, los aliados de Maduro – donde se incluyen Rusia, China y Cuba, al igual que algunas pequeñas naciones de América Latina y el Caribe – han rechazado lo que consideran una interferencia en los asuntos internos de Venezuela.

¿Es posible que veamos un resurgimiento de las protestas violentas del año pasado si Maduro es declarado ganador?

Eso parece poco probable. Puede ser que Falcón simplemente reconozca el triunfo de Maduro. Sería difícil para él decir que la elección fue manipulada después de afirmar que el resto de la oposición estaba equivocada al tomar esa posición desde el comienzo. Por otro lado, él puede argumentar que el gobierno cometió delitos electorales tales como compra de votos, lo que ya ha pedido a la Corte Suprema que prohíba. De cualquier forma, los partidarios de la oposición están desmoralizados y desmovilizados; muchos han perdido la fe en los líderes de la oposición y difícilmente saldrán a las calles. Han visto claramente el costo de la disidencia, tanto en la represión de las protestas del año pasado como en la brutal respuesta a principios de este año a una pequeña rebelión armada. Aparentemente, los rebeldes fueron ejecutados luego de rendirse. Encuestas recientes muestran que cientos de miles están considerando unirse al éxodo masivo.

Si Maduro es reelecto, ¿qué esperanza hay de resolver la crisis?

Maduro no tiene planes de resolver lo que se ha convertido en una profunda crisis económica y social. De hecho, ha prometido profundizar las políticas que la ocasionaron. Por ejemplo, el gobierno ha tomado el control “temporalmente” del banco privado más grande del país, Banesco, y ha forzado al único fabricante restante de baterías para vehículos a bajar los precios. La solución que propone Maduro para resolver problemas como la escasez crítica de papel moneda y las sanciones financieras impuestas por EE.UU. es un cambio de la moneda del país, el bolívar, por una criptomoneda – denominada el Petro – para una creciente lista de transacciones.

La crisis es tan severa que puede provocar o una fricción dentro de la alianza cívico-militar gobernante o una ruptura social de mayor escala. Las exportaciones petroleras, de las que el país depende críticamente, caen rápidamente, gracias a la mermada producción y el miedo a que los acreedores incauten buques petroleros en altamar. Las crisis hiperinflacionarias son inherentemente inestables.  Parece probable que entre más tiempo demore el gobierno en querer o poder atacar la crisis, es más probable que provoque una mayor inestabilidad, potencialmente incluso entre las elites civiles y militares. El arresto de docenas de oficiales militares en los últimos meses apunta a un descontento en las Fuerzas Armadas, aunque hasta la fecha ningún líder – civil o militar – ha surgido dentro del chavismo con la potencia para desafiar a Maduro.

Otra posible fuente de conflicto es la relación cada vez más deteriorada con Colombia… La compleja red de grupos armados que compiten en las fronteras comunes de los dos países es un posible punto de conflicto.

Washington se rehúsa a desechar la idea de una intervención militar. Tal tipo de intervención parece improbable, pero ciertamente crearía una enorme inestabilidad. La gran mayoría de los gobiernos de la región se oponen categóricamente a tal idea y esta juega a favor de Maduro, quien argumenta que sus opositores son representantes del imperialismo occidental. Otra posible fuente de conflicto es la relación cada vez más deteriorada con Colombia, que está sumida en su propia elección presidencial. La compleja red de grupos armados que compiten en las fronteras comunes de los dos países es un posible punto de conflicto.

Crisis Group cree que una solución estable y factible solo puede darse a través de negociaciones, pero el fracaso de las conversaciones en Santo Domingo a principios de este año significa que cualquier reanudación tendría que ir precedida por un compromiso del gobierno para actuar de buena fe y aceptar una amplia agenda de reformas políticas, institucionales y económicas. Convencer al gobierno para que acepte las conversaciones probablemente requerirá una presión internacional continua, combinada con señales claras sobre los pasos que se deberían tomar para que se levanten las sanciones.


Publicado originalmente en International Crisis Group

Senior Analyst, Andes @philgunson