El economista Manuel Sutherland ratifica lo que es de dominio público: que las medidas estadounidenses impuestas sobre Venezuela no son las culpables de la crisis que afronta el país
Por Carlos Seijas Meneses
Cuando Estados Unidos impuso las primeras sanciones financieras contra el gobierno de Nicolás Maduro, la crisis en Venezuela ya había estallado. Muestra de ello es que en el momento en que Washington prohibió a finales de agosto de 2017 que ciudadanos estadounidenses o relacionadas con EEUU negociasen o reestructurasen bonos soberanos y de Pdvsa, el país registró el mayor índice inflacionario de su historia hasta esa fecha: 33,7%, según la Asamblea Nacional (AN). Venezuela también estaba a solo cuatro meses de entrar en hiperinflación, de acuerdo con data oficial.
Además, en los primeros nueve meses de 2017, la economía se redujo 12%, y desde 2012 hasta ese año la contracción fue de 24,5%. Venezuela registró en ese entonces una caída sostenida de su economía durante 15 trimestres.
Todo ello fue el preámbulo de una crisis que venía gestionándose desde 2004 gracias a políticas como la sobrevaluación de la moneda, la expansión importadora estatal y privada, la fuga de capitales a través de elementos financieros, y la triada endeudamiento externo, sobrefacturación importadora y sobreprecios en la importación, facilitaron e incentivaron la exportación de la renta petrolera y provocaron la destrucción del aparato productivo tanto industrial como agrícola, de acuerdo con el informe de la ONG Provea “Impacto y naturaleza real de las sanciones económicas impuestas a Venezuela”, elaborado por el economista Manuel Sutherland, quien insiste en que investigar y analizar la realidad económica del país no es tarea fácil ante un discurso que desde el poder intenta esconder una situación que afecta profundamente la calidad de vida de todos los venezolanos.
Ante este escenario, la alianza Provea – TalCual conversó con Sutherland, director del Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO), quien asevera que las sanciones estadounidenses impuestas sobre Venezuela no son las culpables de la crisis que afronta el país.
– ¿Qué pesa más: casi dos años de sanciones financieras y económicas o veinte años de chavismo?
Las sanciones financieras arrancaron en agosto de 2017, cuando ya el PIB había caído cerca de 30%, una contracción brutal que pocas veces se ha visto en la historia de América. Ya en 2017, la economía registraba la inflación más alta del mundo, tenía gran escasez y había una destrucción industrial, agrícola y del comercio formal muy fuerte.
Las sanciones no son las causas de la crisis, pero sí la alimentan de manera negativa. Culpar a las sanciones de la crisis no tiene ningún sentido, lo que sí es que dificultan mucho la recuperación de la economía, la posibilidad de un despertar económico, y deprimen más económicamente a la población en general, lo cual hace que haya un aumento en la dependencia social de la población con el gobierno. No es la vida ideal.
– ¿Todo es culpa de Nicolás Maduro? ¿Qué cuota de responsabilidad de la crisis calcula usted que tenga el fallecido presidente Hugo Chávez y qué porcentaje le da a Maduro?
No sé los porcentajes exactos de la responsabilidad de Maduro o de Chávez. En los gobiernos de Chávez, desde 1999 hasta inicios de 2013, se gestó la espantosa administración económica, pésima gerencia y administración de los recursos, el derroche y la falta de ahorro, y se destruyó la industria y el agro de una manera muy fuerte con las políticas de sobrevaluación de la moneda, de sustitución de la producción nacional por importación, y de subsidio a los importadores y a los banqueros que manejan las importaciones. Además, comisionistas militares y civiles se apropiaron del dinero de la renta petrolera, fundamentalmente.
Con Chávez arrancó todo, y en los últimos años se ha evidenciado el mal manejo que se tenía con el chavismo y que Maduro continuó de una manera más o menos exacta hasta donde pudo. Pero si la renta petrolera no hubiera disminuido, Maduro hubiera continuado con el mismo festín.
Yo diría que el porcentaje más grande de culpa la tiene la horrenda administración diseñada por Chávez, desde el 2004 hasta 2012. Además, fue el mismo Chávez quien dejó a Maduro y evitó que dentro del seno del chavismo se hiciera una escogencia interna para elegir democráticamente a su sucesor. Creo que esos errores económicos y políticos los estamos pagando ahora, y que Maduro es culpable por tratar de continuar ese disparatado legado y no frenarlo en seco.
– ¿Las sanciones aplicadas por el gobierno de Estados Unidos tienen un ápice de lógica o de sensatez, tomando en cuenta que han sido impuestas a funcionarios, empresas (Pdvsa) y entes (BCV) vinculados y supeditados al gobierno de Maduro?
Creo que las sanciones dificultan más la salida de la crisis y empeoran la situación. Me parece que no tienen ni tendrá un resultado positivo en el futuro. En varios estudios de profesores de universidades muy prestigiosas de Estados Unidos, que no tienen nada que ver con el comunismo o con el islamismo extremo, se demuestra que las sanciones empeoran los niveles de vida de los ciudadanos, atacan a la población más vulnerable, como las mujeres embarazas, los desempleados y las personas de la tercera edad, y los colocan en una situación de pobreza aún más precaria.
Los estudios también evidencian que las sanciones dificultan la distribución de alimentos y de medicinas, empobrecen más a la población y tienden a incentivar el lazo que une a los más depauperados con el Estado y con las ayudas sociales del Estado, es decir, potencian la ayuda social estatal de manera ideológica. Como hay menos oportunidades para conseguirse la vida por sí misma, la ayuda social que brinda el Estado se ve como una salvación y un gran esfuerzo estatal, cuando realmente no es así.
Las sanciones también han demostrado que derivan en más violaciones a los derechos humanos, por ejemplo, al derecho a la libertad de expresión, porque el Estado se atrinchera y ve como enemigas a todas las personas que están de acuerdo con las sanciones. También ponen a la oposición del país en una situación difícil, pues la obliga a tomar partido y considera como amigos del imperialismo y enemigos de la patria a los que apoyen las sanciones. Esos son mayormente encarcelados.
-¿Realmente sin las sanciones estaríamos mejor?
Con o sin sanciones, la crisis hubiera continuado sin duda alguna por la espantosa administración económica del gobierno. Creo que sin las sanciones la crisis hubiera sido o sería durísima, la peor de todo el planeta en este momento, y una de las peores en la historia del mundo. Creo que las cosas se hicieron y se hacen mal, y aunque haya algunos atisbos de mejora y de arreglo, vienen demasiado tarde y lento, y de una manera muy fragmentada.
Sin las sanciones la crisis seguiría, no hubiera recuperación económica por los momentos, a menos que el gobierno diese un giro en su política económica. Yo considero que la eliminación de las sanciones puede venir con una negociación en la cual el gobierno abra la economía, libere a presos políticos, haya más libertad de prensa, respete los derechos humanos, económicos y políticos de la población.
– ¿Las sanciones han tenido un efecto sobre la población?
Sí. Las sanciones han tenido un efecto muy importante en la población, no es tanto como el que se debería ver en los próximos meses porque el efecto de las sanciones económicas es progresivo, y las más duras arrancaron a finales de 2018 y en enero de 2019. A medida que se van eliminando o van venciendo lo que los estadounidenses llaman licencias de operación o excepciones de sanciones, la crisis va a ser peor. Eso fundamentalmente se nota en una disminución de las importaciones, por el aumento en los costos por las triangulaciones que debe hacerse; ralentización de las mercancías importadas, pues tienen que dar vueltas por puertos y comerciarse de forma más oscura; y más de falta de transparencia en la importación y en el manejo de las divisas nacionales, lo cual aumenta la corrupción y empeora los niveles de vida de la población.
Los efectos también se ven en cosas puntuales como la escasez de gasolina, de aceites y de varias de las cosas que se importaban y se negociaban con empresas como Citgo, que fue confiscada de una manera completamente ilegal y absurda. Todas esas acciones lamentablemente afectan a la población y sobre todo a la más vulnerable y pobre, violentando sus derechos humanos a la salud y a la alimentación, que ya el gobierno había venido violentando consuetudinariamente.
– ¿Las medidas tomadas por el gobierno de Donald Trump realmente ejercen una presión sobre Maduro? Es decir, ¿las sanciones traerán un cambio político?
A diferencia de Cuba, las sanciones en Venezuela tienen un efecto mucho más inmediato y duro. Por ejemplo, la confiscación de Citgo y del rol que cubría como principal comprador de Pdvsa y de vendedor de disolventes, aceites, componentes y de petróleo liviano, le causa un grave daño a la economía completa, pero no a Maduro como tal, porque Maduro utiliza las sanciones de manera política para decir que son las culpables de todo.
Yo creo que no van a impulsar el cambio político. La presión social y política hacia el diálogo y negociación pudiera facilitar que el gobierno diera su brazo a torcer y ofreciera aperturas democráticas, económicas y políticas de diversa índole.
Considero que son necesarias ayudas humanitarias, pero no como la del 23 de febrero, sino ayudas humanitarias fundamentalmente gestionadas por la Cruz Roja, por Cáritas, con Provea mismo, u organizaciones de derechos sociales que, en conjunto con una comisión de la sociedad civil, pudieran administrar eso y frenar el devenir de la crisis humanitaria actual. Eso pudiera también evidenciar la magnitud de la crisis.
– ¿El gobierno se ha beneficiado de las sanciones?
Ideológicamente ayudan a los Estados opresores a decir que la culpa de la crisis es de las sanciones y no de su corrupción, o de su mala administración o gestión. Efectivamente, el gobierno de Maduro se beneficia ideológicamente, es su única excusa abiertamente utilizada para decir que sí hay crisis, pero que es culpa de las sanciones. Le sirven para decirle a la base honesta del chavismo, que también sufre los problemas que padece toda la población, que hacen todo lo posible pero las sanciones económicas de Estados Unidos le impiden avanzar.
Las sanciones le permiten ideológicamente reforzarse a él y a su grupo y atrincherarse de una manera mucho más férrea a las bases del poder, e inventar teorías disparatadas y conspirativas absurdas y darle cierta base real con la agresividad de Estados Unidos cuando habla de derrocar a Maduro.
Todo eso es realmente regresivo y creo que hay que buscar soluciones que más bien ayuden inmediatamente a la población venezolana que atraviesa una crisis humanitaria sin precedentes.