El biólogo, coordinador de Clima 21, Alejandro Álvarez Iragorry, atribuyó a la situación actual de Pdvsa los derrames de crudo que se vienen produciendo constantemente. Alertó que con el reiterado daño ambiental a Venezuela se le está socavando su potencial turístico y económico cuando ya la producción petrolera prácticamente está dejando de existir


El inicio del mes de agosto de este 2020 estuvo marcado por la irrupción de varios derrames petroleros a lo largo de la geografía nacional. Primero se conoció el de la gran mancha negra que cubrió aguas y playas de los estados Falcón y Carabobo, varios kilómetros de costa impregnados de combustible cuyo origen parece ser la planta refinadora de El Palito, ubicada en Puerto Cabello, y luego se constató la presencia de cantidades de crudo en tierras de los estados Anzoátegui y Monagas. Mientras la producción petrolera del país se ha venido a pique en los últimos años, gran parte de lo poco que se produce se ha estado perdiendo en estos accidentes que han ocurrido.

Pero más allá de las pérdidas de combustible, que agravan la ya precaria situación de escasez de hidrocarburos en un país que fue uno de los principales productores petroleros del mundo, es el daño al ecosistema en grandes extensiones del espacio venezolano lo que ha disparado las alarmas de ambientalistas y defensores de Derechos Humanos (DDHH), que advierten sobre el riesgo que supone para la totalidad de la población el que el hábitat se esté contaminando en estas proporciones.

“El tema ambiental es de absoluta prioridad, o atendemos el tema y paramos los niveles de destrucción que está ocurriendo ahorita, o no hay futuro en este país. Si ya la industria petrolera prácticamente desapareció en Venezuela, y cuando ya en el mundo hay cambios en la industria y está cayendo en su capacidad de ser el gran motor económico que fue entre los años 50 y los 90 ¿qué vamos a hacer en Venezuela? ¿Explotar hasta que no haya nada allá abajo? El turismo es la respuesta para tener una entrada de divisas importantes, pero si destruimos el ambiente no lo tendremos”, expresó el biólogo Alejandro Álvarez Iragorry, coordinador general de la organización ambiental Clima21.

A juicio del defensor de DDHH, la sucesión de eventos que afectan el hábitat están conduciendo al país hacia una catástrofe ambiental, donde por un lado están los efectos de los derrames petroleros en la zona costera, y por otro, al sur del país, la minería está contaminando 80% de las reservas de aguas dulces de Venezuela, todo ello sin que las autoridades estén actuando para evitar el colapso.

Derrames de hidrocarburos y daño ambiental se deben a situación de industria petrolera

-¿Cuáles son las características que han observado en el derrame que ha afectado a los estados Carabobo y Falcón?

-Los derrames petroleros están ocurriendo en un número no cuantificado de casos que incluso la mayoría no salen en los medios de comunicación, porque ocurren en zonas al sur de los estados Anzoátegui y Monagas o son tan constantes como en el caso del lago de Maracaibo que nadie les presta atención. ¿Qué número hay en este momento? Se habla que en un lapso de 12 años hay un número enorme de derrames y la cuenta es hasta 2012, porque en ese año Pdvsa dejó de publicar datos al respecto.

“Hasta donde es posible saber –precisó Álvarez Iragorry- hay un deterioro de las condiciones operativas de la industria petrolera. Hace unos 20 años producía tres millones de barriles al día hasta que el más reciente dato proveniente de la OPEP dice que produce poco más que 300 mil barriles por día. Es una empresa que va cayendo en su capacidad operativa de una manera enorme. En esas circunstancias no solamente cae su producción sino su capacidad para hacer prevención y mitigación de los daños que puedan ocurrir”.

El ambientalista explica que se tiene una industria (Pdvsa) que por su naturaleza es de riesgo, ya que puede ocasionar daños por cualquiera de sus operaciones, tanto a la población, como a las propiedades o al medio ambiente, y que las industrias de este tipo, cuentan con sus respectivos manuales de prevención y de actuación ante accidentes.

Al no informar se impidió que se pudieran tomar medidas para evitar daño ambiental

Álvarez Iragorry aseveró que, si se continúa con las condiciones que imperan en la industria petrolera, el mayor peligro no es que se afecte a Morrocoy u otros parques nacionales, sino que pueden venir cosas mucho peores porque está en juego la salud de los ciudadanos y sus posibilidades de supervivencia.

“Del derrame en Carabobo y Falcón no hubo información en prensa hasta el primero de agosto, y fueron organizaciones locales, como Azul Ambientalista, las que hacen las primeras alertas que llegan a los medios de comunicación ese día. El profesor Eduardo Klein, de la Universidad Simón Bolívar, hizo posteriormente un modelaje, utilizando fotos satelitales de la mancha de petróleo, tomando en cuenta las corrientes y vientos locales, y fue hacia atrás en el tiempo con el modelo y aparece que la mancha sale de la Refinería El Palito y aproximadamente el fin de semana del 24 de julio. Desde fuentes anónimas se había denunciado que había sido un barco que estaba en alta mar y había derramado pero el profesor Klein ubicó la posición del barco y descartó la hipótesis del derrame desde un barco”, sostuvo Álvarez Iragorry.

#DerramePetrolero Imágenes de satélite de la Refinería El Palito y áreas adyacentes. NO queda duda del origen del derrame. pic.twitter.com/vSt6SaykSg

— diodon histrix (@diodon321) August 9, 2020

El biólogo, que cuenta con doctorado en Ecología, expresó que, entre la fecha que ocurrió el derrame hasta que se hizo el primer alerta, pasó prácticamente una semana en la que no se hizo nada o si se llegó a hacer no se informó. En este sentido, indicó que es obligación de la industria petrolera, en el momento en que ocurre un problema mayor, como éste, informar a las autoridades competentes, a las comunidades, gobernaciones y demás instituciones para que tomen las precauciones; por lo que, al no haberlo hecho, se permitió que el daño fuera peor.

No se aplicaron los protocolos establecidos

-Cuáles son los protocolos que debieron haberse activado?

-Son protocolos complejos, libros completos que se tienen para cada instalación, con su plan de contingencia que indica lo que debe hacerse, el cual se estudia para cada caso posible, como un derrame, una explosión, un incendio y valiéndose del conocimiento que se tiene de la industria petrolera. Desde el diseño de una planta se tienen ciertas normas, que son para evitar los accidentes, que implica el mantenimiento y la supervisión constantes, que aún dejan una probabilidad estadística de que suceda un accidente si se cumplen debidamente. Al ocurrir el mismo, tienes que tener otras medidas, como las de contención, para que no se expanda, y de mitigación, para que disminuya el impacto. Cada elemento va a tener un plan específico. Son varios volúmenes que después se dividen en manuales operativos que están en las manos de los que tienen que actuar.

“¿Qué pudo hacerse? –prosiguió- un plan para evitar que se expandiera; para eso se utilizan barreras, que existen de diversos tipos, algunos de tela, otros que absorben el hidrocarburo. Si no ocurrió es que no se hizo o se hizo muy mal porque la expansión fue muy grande. Hasta el cuatro de agosto, que es cuando el ministerio de Ecosocialismo hace el primer reporte es que se reconoce la existencia del derrame”.

Álvarez Iragorry lamentó que, hasta el momento de la entrevista, jueves 13 de agosto, Pdvsa no haya hecho ningún informe ni dado información alguna. “¿Qué información debieron haber dado? Uno, la ocurrencia del evento; segundo qué magnitud, cuántos barriles de hidrocarburo se derramaron; tercero qué característica tiene el hidrocarburo. No es lo mismo que se derrame un petróleo no refinado, conocido como crudo, que hidrocarburos refinados, y entre estos últimos no es lo mismo que se derrame gasolina que hidrocarburos pesados. Se sospecha que lo que se derramó fue fuel oil, que se utiliza para navegación y para quemar, uno de los más pesados”, apuntó.

Criticó además que el ministerio haya dicho que iba a hacer exámenes. “No sé qué tipo de exámenes, no tendría que hacer exámenes, sino que Pdvsa debió informar lo que se derramó allí”, acotó.

Daños de tipo ambiental y también a las personas

-Cuáles son los daños que puede ocasionar el derrame?

-Múltiples. Tenemos un daño ambiental, que es a su vez múltiple, y un daño a personas. En ambos casos hay daños a derechos humanos. Del ambiental, sabemos que, por las corrientes, la mancha fue corriendo por toda la costa del estado Carabobo hasta la zona de Tucacas, en Falcón, y ahí afectó la zona de manglares; por la zona norte de Morrocoy puede haber pasado hacia Cuare y los cayos arriba. Lo primero que tienes es una larga costa arenosa (cubierta de hidrocarburos) que es lo que se ve en muchísimas fotos publicadas por el Ministerio de Ecosocialismo en el cual se ve gente recogiendo arenas petrolizadas, manchadas o afectadas. Esa arena es terriblemente mala, pero hay que tener en cuenta que debajo hay una cantidad de organismos vivos, algunos de ellos crustáceos, moluscos, que son vendidos, guacuco y cosas por el estilo. La pesca es una forma muy importante de economía informal por la caída de otros sectores. Los peces tienen capacidad de movilidad muy fuerte, si sienten que hay algo malo migran (y no hay qué pescar). Pero en el caso de los guacucos, locha de mar, que viven debajo de la arena, éstos no se pueden mover, lo que puede ocurrir es que mueran o, si no lo hacen, que absorban partes del compuesto y lo incorporen a su cuerpo y entonces tienes un guacuco tóxico que tiene su efecto en la salud de las personas.

Señaló que, después de Morrocoy viene el cerro de Chichiriviche, donde hay una zona de manglares, que son de varias especies, pero el que está más hacia la costa, el rojo, tiene unas raíces largas que son usadas por una cantidad enorme de organismos que crecen allí, y que también son especiales no solo porque les permite sostenerse en ese sedimento sino porque a través de esas raíces respiran. Por el derrame, la mancha de petróleo va a matar a los organismos y al propio mangle.

Agregó que, en un segundo nivel, cuando llegue a zonas más profundas, se encuentra lo que los biólogos llaman hierbas marinas o de Talasia; plantas con flores que viven bajo el agua, las cuales se van a ver afectadas, y se puede estar hablando de miles de especies en peligro.

“En el borde de Morrocoy, hacia los cayos, hay arrecifes coralinos; hay que tener en cuenta que por los años 80 ocurrió un accidente, que muchos creen fue una catástrofe natural, por el que murió el 80% de los arrecifes de coral. Los procesos de repoblación, que son muy lentos están ahora en peligro. Un viceministro de Ecosocialismo dijo que, luego de siete días, se había limpiado el 90% del petróleo derramado y ya no estaba en peligro el Parque Nacional”.

-¿Es posible hacer una limpieza como se está describiendo desde el Gobierno?

-¿Instantánea? ¿Con acto de magia? Por internet se puede ver, buscando oil spill in Mauritios (derrame de crudo en Mauricio) el derrame en unas islas en el Pacífico y donde ves una zona con una mancha importantísima y los funcionarios están actuando en estos momentos.

Afectado el derecho a la salud por el daño ambiental

El biólogo explicó que, además de todo lo ambiental, hay un impacto sobre los derechos de las personas a la salud, pero también sobre los derechos económicos de quienes viven de la pesca y recolección de organismos y sobre aquellos que viven del turismo y esperan que termine la cuarentena y se reactive este sector. “Todos son derechos económicos y sociales de las personas. Tienes dos derechos más afectados, el derecho a la información y el derecho a la participación».

Detalló que esto último se da porque el Gobierno no ha buscado apoyo de especialistas ni conocedores del asunto. “La sociedad venezolana de Ecología hizo un foro excelente; si (el Gobierno) hubiera convocado un grupo de personas como ellos todos hubieran dado algún tipo de recomendación”, apuntó.

-¿Habrá conexión con lo que se vivió en Anzoátegui o es parte de la misma situación de la industria petrolera?

-Es parte del mismo proceso. Ya no tenemos datos de cuántos derrames están ocurriendo, pero se puede estimar que, en términos técnicos, hay una tasa de siniestralidad alta. Es como una persona que maneja un carro y tiene un choquecito a cada rato. ¿Qué se teme? Que el próximo sea muy grave o fatal. El peligro que hay que alertar es que la industria petrolera necesita ser revisada y determinar por qué está ocurriendo lo que está ocurriendo y hacer los correctivos necesarios porque pueden pasar cosas mucho peores que las actuales. Tenemos instalaciones petroleras a todo lo largo de la costa venezolana y de muchas partes del país y que en casos de accidentes graves va a afectar a muchas personas, además del daño ambiental.

“Recordemos la explosión de la refinería de Amuay –continuó- aún no se conocen las causas. Si ocurre un derrame de gran magnitud… Si vienes de La Guaira, entrando a Caracas, a mano izquierda hay un gran depósito de gasolina. Cuando se construyó no había viviendas por allí, pero ahora hay miles de vidas humanas que se podrían perder si ocurre un ‘pum’. Actualmente hay escasez de gasolina, pero no debería haberla en Venezuela. El problema más grave que veo ahorita es la posibilidad de que ocurra algo peor. Deberíamos estar preparándonos para eso. En gestión de riesgo es el tema que siempre, después de un desastre, no es que te quedas así, te preparas para el próximo para evitar que te afecte”.

Catástrofe a la vista

-¿Esto se suma al desastre ecológico en el Arco Minero del Orinoco? ¿Qué reflexión tiene sobre eso sumado con los continuos derrames petroleros?

-Puede derivar en una catástrofe.   Cuando se habla de problemas ambientales debes ponerlo en escalas para determinar la importancia, cuántas personas afecta, la extensión y por cuánto tiempo va a estar afectando y los costos posibles. Los dos grandes problemas ambientales son, al sur del país la minería, y al norte del Orinoco las aguas; está afectando a toda la población, es un problema muy grave.

Explicó que, actualmente y debido a la actividad de la minería se tiene un estimado de cerca de dos millones de personas que pueden estar contaminadas con mercurio y tienen su vida en peligro debido al daño ambiental.

“Es una situación que no es nueva, ha ido avanzando en el tiempo, se conoce como tema de salud pública desde los años 90, pero el mercurio se acumula en la zona, no es algo que pasa y ya. A partir de 2000 comienza a expandirse la minería hacia zonas donde nunca hubo minería como El Caura y el estado Amazonas. Unos investigadores consideraron que la cuenca de El Caura era una de las últimas zonas prístinas, con impacto humano mínimo, del mundo, y ya se sabe que hay mercurio afectando a las poblaciones humanas en El Caura, donde la minería comenzó en los primeros años de la primera década del 2000. El 80% de las aguas dulces de Venezuela están en el sur del Orinoco y esas son las que estamos contaminando.

Para la alianza Tal Cual – Provea