Las expresiones de descontento y las supuestas conspiraciones a lo interno de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, son castigadas con total severidad.

En 2018 Provea registró un total de 100 casos de torturas con igual número de víctimas individualizadas. La mayoría de ellas fueron miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), arrestados por la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), luego de haber sido acusados de participar en conspiraciones para derrocar a la dictadura de Nicolás Maduro.

Con 75 casos, el temido cuerpo de inteligencia militar encabezó la lista de torturas el año pasado de acuerdo a los registros levantados por Provea para su Informe Anual. Desde el 2017 la DGCIM ha venido ocupando un papel cada vez más estelar en la maquinaria represiva de Nicolás Maduro, sólo en 2018 este organismo élite estuvo involucrado en 431 casos de violaciones a la integridad personal que incluyeron torturas; tratos y/o penas crueles, inhumanas y degradantes; allanamientos ilegales; heridas y/o lesiones; y amenazas y hostigamiento.

En 2018 la DGCIM ocupó el tercer lugar en el número total de violaciones a la integridad personal, superada por las Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional Bolivariana y la Guardia Nacional Bolivariana. En apenas un año, la DGCIM pasó de estar involucrada en el 0,15% del total de violaciones a la integridad personal en 2017 con 8 casos de torturas; 2 denuncias por trato cruel inhumano y degradante y dos por allanamiento ilegal; a ser señalada en 2018 como responsable del 17,45% del total de casos registrados en dicho período. 

El cambio en la dinámica del conflicto y el creciente temor del gobierno de facto ante un posible alzamiento militar, propició que por primera vez, en los registros del Informe Anual de Provea, los miembros de la FANB encabezaran la lista de personas torturadas. Históricamente, el perfil de las víctimas de torturas corresponde a hombres jóvenes y pobres, señalados por los órganos de seguridad como presuntos delincuentes o -en contextos de alta conflictividad como 2014 y 2017- jóvenes manifestantes. Ahora, las víctimas más visibilizadas son los militares descontentos con la dictadura de Maduro. El presunto asesinato del Capitán de Corbeta Rafael Acosta Arévalo bajo torturas, es una penosa demostración de la brutalidad con la que se está castigando a los militares.