Foto: Gleybert Asencio

Abandono familiar, discriminación, persecuciones policiales, misiones como prisiones, son algunos de los problemas que enfrentan las niñas, niños y adolescentes en situación de calle en Venezuela. Muchos tienen sueños y metas que algún día esperan cumplir, el Estado no reacciona ni cumple su deber de protegerlos ante una crisis estructural, mientras la necesidad de los jóvenes continúa creciendo y son más vulnerables…

Crisbel Varela y Prensa Provea | En Venezuela no hay cifras oficiales sobre el número de niños, niñas y adolescentes (NNA) que están en situación de calle. Esto, según organizaciones no gubernamentales del país, lo que invisibiliza el problema, aún cuando al recorrer algunas zonas de ciudades como Caracas se deja en evidencia que ese contexto existe en mayor o menor medida. 

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) divide a los NNA en situación de calle en dos grupos: Los que viven en las calles y no tienen ningún tipo de vínculo con sus familiares y los que trabajan en las calles pero mantienen relaciones cercanas con sus familias. 

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Historias

Cuando *Pedro tenía 13 años en su hogar solo recibía maltratos, según comentó. Su madre tenía problemas con la bebida y a su padrastro “poco le importaba”. Cada discusión terminaba en agresión física y verbal para Pedro, hasta que un día decidió irse de su casa. Las calles fueron su “hogar”, pero uno que lo llevó a las drogas, la delincuencia y finalmente a la indigencia.

Plaza Venezuela y Sabana Grande

*José tiene 15 años, las calles de Sabana Grande en Caracas lo arropan cada noche. El adolescente asegura que su mamá lo abandonó cuando tenía solo cuatro años y de ella solo le quedó un perro que lo acompaña a todas partes a quien con cariño llama “Negro”.

El joven contó que le gustaría ser abogado cuando crezca, aunque en la actualidad José no está colegiado, si quisiera estudiar en un futuro posible.

Junto a *José estaba *Pablo, de 12 años. Él quiere ser bombero cuando sea adulto y en este momento tampoco estudia. Está en las mismas condiciones que su acompañante de calle. 

Siempre están juntos, aseguraron los jóvenes, que por lo general están entre Plaza Venezuela y Sabana Grande. Mencionaron que en la zona hay más niños, niñas y adolescentes en su misma situación. 

Al momento de conocer su historia, ambos tenían dos días sin comer. 

En las calles de Sabana Grande también se pueden observar niños comiendo de la basura y buscando en los desperdicios. 

Entre Bellas Artes y Parque Central

*César tiene 16 años y a pesar de tener familia siempre está en las calles para conseguir dinero, lavando parabrisas entre Bellas Artes y Parque Central. La Misión Negra Hipólita lo ha encontrado y se lo ha llevado a sus instalaciones, pero *César ha preferido huir. 

Sus conocidos de la calle lo describen como un joven de pocas palabras y relataron que siempre están en grupo porque en cualquier momento la policía puede correrlos de la zona. 

Cuando los funcionarios policiales se acercan a donde están “los limpiaparabrisas”, estos prefieren huir, incluidos los que son menores de edad, porque aseguran les quitan sus instrumentos para lavar carros y a veces el dinero que ganan durante el día. 

Avenida Andrés Bello

*Juan y *Pedro de 16 y 14 años limpian parabrisas por dinero en la avenida Andrés Bello, antes lo hacían en Parque Central pero “allí había muchos problemas con la policía”. Comentaron que vinieron de Valencia a Caracas para reunir dinero, comprar ropa y comida. En este caso los jóvenes sí tienen contacto con sus familiares, pero la mayor parte del tiempo están en las calles lavando vidrios de carros. 

Los adolescentes aseguraron que siempre tienen consigo un limpiaparabrisas y un envase de refresco lleno de agua con jabón. Detallaron que mientras están en la calle un amigo les avisa si viene Negra Hipólita o la policía al lugar, para esconderse porque se los pueden llevar.

En la avenida principal de Maripérez, en la esquina que colinda con la Andrés Bello, un menor de aproximadamente 10 años duerme en una acera. Según el testimonio de un trabajador de la zona, en un establecimiento cercano le dan comida esporádicamente. 

El Paraíso 

Cuando los ciudadanos caminan por la redoma de La India en El Paraíso pueden ver a un grupo de niños que piden dinero en las calles, otros se dedican a limpiar parabrisas para subsistir. 

En la misma redoma está *Susana, ella no es menor de edad pero tiene dos niñas, una de tres y otra de un año. Las tres están en situación de calle. 

Todos los días, desde que regresó al país desde Ecuador, la joven se sienta en las calles a pedir dinero para comprar pañales, algo de comida y hasta ahora no le alcanza para pagar un cuarto en una pensión donde le piden ocho dólares diarios. 

La madre de 24 años de edad comenta que ha buscado empleo, pero cuando ven que tiene dos niñas no la aceptan, *Susana no tiene con quien dejarlas, pero tampoco, según comentó, confía lo suficiente en alguien como para permitir que cuiden a sus pequeñas.

La familia que ella tenía en Caracas ya no está en el país y aunque una amiga le dio refugio unos días, ya no podía aceptarla por más tiempo en su casa. Ahora la madre, lo único que tiene seguro, es la calle. 

“Ella son pequeñas, no entienden, solo piden comida cada vez que tienen hambre”, dijo con preocupación, mientras compartían un pan y refresco, el único alimento que habían conseguido en todo el día para el momento de la entrevista.

A pesar de las circunstancias, *Susana mencionó que la fe la mantiene de pie, porque quiere que sus hijas estudien, señalando que ella no pudo hacerlo sino hasta tercer año, pero le hubiese gustado ser veterinaria y su sueño es ser cantante. 

De vez en cuando, mientras pide dinero, la policía la corre de la redoma, relató, añadiendo que las mismas autoridades la han tildado de ladrona.

Todos huyen de Negra Hipólita

Aunque estos niños, niñas y adolescentes están en distintas zonas de Caracas, tienen un punto en común. Todos huyen de la misión creada por la administración chavista en 2006.

En teoría la misión ayuda a personas en situación de calle y les da herramientas para su inclusión social, sin embargo los testimonios de los adolescentes en las calles describen un contexto donde son maltratados.

“El otro día la gente de Negra Hipólita se llevó a un amigo y le estaban dando golpes dentro de la camioneta”, “a un amigo se lo llevaron y prefirió lanzarse de un segundo piso que quedarse atrapado en Negra Hipólita”, fueron algunos de los relatos de los NNA entrevistados para este trabajo. 

“Todos huyen de Negra Hipólita, nadie quiere que se lo lleven ahí. Eso es como una prisión”, dijo con temor uno de los niños.

Las casas hogar que antes eran una opción para estos jóvenes, ahora también se enfrentan a la crisis económica. Dayany Sánchez, directora Socio Legal de Hogar Bambi, mencionó en una entrevista reciente que en la institución atienden a 120 niños y agregó que Venezuela pasó de tener 56 albergues infantiles a solo 30 este año.

¿Quién vela por sus derechos?

El artículo 4 de la Lopnna establece que: “El Estado tiene la obligación indeclinable de tomar todas las medidas administrativas, legislativas, judiciales, y de cualquier otra índole que sean necesarias y apropiadas para asegurar que todos los niños y adolescentes disfruten plena y efectivamente de sus derechos y garantías”.

Bajo el mandato de Chávez crearon varios programas sociales para los NNA. La Misión Niño Jesús, luego llamada Misión Niños y Niñas del Barrio y la Misión Negra Hipólita para personas en situación de calle e indigencia.

En 2009 el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, con 10 años en el poder mencionaba: “Hace diez años, aquí había, declarados, registrados, más de ocho mil niños en situación de calle. Más de ocho mil había. ¡Hoy no hay niños registrados que estén abandonados en las calles!”. Eso aseguraba en aquel entonces, cuando bautizó a los NNA en situación de calle como “niños de la patria”. 

Aunque la ley establece que el Estado debe velar por los derechos de los niños, niñas y adolescentes, su reinserción familiar, comunitaria y  fortalecer a través de políticas públicas las capacidades parentales, para quienes están en situación de calle la realidad es el olvido y unas cifras que se desconocen

“No hay cifras oficiales sobre el número de niños que están en situación de calle y por lo tanto no se puede determinar por rangos de edad, sexo ni siquiera por ubicación geográfica dónde hay mayor incidencia. Ésta gran cifra negra lo que te indica es una invisibilidad del problema y es contradictorio porque tú lo ves en la calle, esquinas, plazas, avenidas, pero no hay una data consolidada que te permita identificar si el número de niños en calle ha disminuido o se mantiene, o si por el contrario va en incremento”, explicó Carlos Trapani, abogado y coordinador general de la ONG Centros Comunitarios de Aprendizaje (Cecodap).  

Trapani señala que algunas de las causas que llevan a los menores a estar en las calles son: Debilidad en la estructura familiar, fragilidad del sistema escolar, falta de servicios públicos en términos de agua, transporte, gas doméstico, electricidad, la capacidad de compra en función del salario que ha ido mermando, los contextos de violencia, el contexto de migración. Todos estos factores de riesgo hacen que los niños vean en la calle una opción de supervivencia.

El artículo 75 de la Constitución indica: “Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a vivir, ser criados o criadas y a desarrollarse en el seno de su familia de origen. Cuando ello sea imposible o contrario a su interés superior, tendrán derecho a una familia sustituta, de conformidad con la ley. La adopción tiene efectos similares a la filiación y se establece siempre en beneficio del adoptado o la adoptada, de conformidad con la ley. La adopción internacional es subsidiaria de la nacional”.

Salud, educación y alimentación

Un niño en situación de calle “es una realidad pluriofensiva” porque no solo se afecta su derecho a un nivel de vida adecuado, en lo que respecta a alimentación, medicina y vivienda, sino que también hay otras vulneraciones relacionadas al derecho a la familia, integridad personal, salud y la participación, aclaró el abogado de Cecodap.

Zuly Mejias, directora de la organización Otro Enfoque, admitió que los NNA en situación de calle se enfrentan a desafíos diarios, entre estos: Discriminación, riesgos, desatención en cuanto a la salud y también educación.

Entre los problemas, el derecho a la salud sigue afectado, Mejias comenta que en muchas ocasiones no los atienden, sin importar si es una emergencia o por atención primaria.

“Los jóvenes que están en situación de calle son víctimas en muchas ocasiones de discriminación cuando van a algún centro hospitalario público por su manera de vestir, porque muchas veces tienen la ropa rasgada o están desahuciados. Son discriminados en los centros y a veces ni se les permite el acceso. Si no van con sus representantes tampoco los atienden y esto representa una dificultad grande para que puedan gozar de su derecho a la salud”, denunció. 

La directora de la organización destacó que los NNA en situación de calle son una población “en extrema vulnerabilidad”.

“Pueden sufrir heridas, lesiones, ataques y deberían ser atendidos por algún profesional de la salud. Sin embargo, no es lo que sucede”, advirtió. 

En Otro Enfoque disponen de un equipo especializado para atender a los menores con atención básica, pero aseguran que ha sido complicado lograr una articulación con los centros de salud para garantizar ese acceso. “Cuando se enferman necesitan exámenes médicos, tratamientos y no hay acceso a eso. Nuestro llamado es a fortalecer las instituciones de salud pública, a garantizar que todos puedan contar con acceso a los hospitales y que estos a su vez brinden atención de calidad y servicios médicos diversos, no solo emergencias, sino sus chequeos periódicos, también sobre salud sexual y reproductiva”.

El especialista en el área de Nutrición y dietética de Otro Enfoque, Jean Vieira, destacó que han podido observar casos de desnutrición y una gran prevalencia de enfermedades infecciosas a causa de las carencias nutricionales, “teniendo en cuenta que muchos jóvenes consiguen la comida en la basura”. “Todos estos factores hacen que tengan una alimentación desbalanceada, que no puedan tener sus requerimientos nutricionales y por ende un mayor riesgo de sufrir enfermedades infecciosas”.

Entre las consecuencias mencionadas por Vieira resalta el cómo estos NNA tienden a no estudiar o tener una escolarización irregular, que a su vez se ve afectada por la mala alimentación y en consecuencia a largo plazo el mal desenvolvimiento de su desarrollo en la vida adulta.

El artículo 78 de la Constitución establece: “Los niños, niñas y adolescentes son sujetos plenos de derecho y estarán protegidos por la legislación, órganos y tribunales especializados, los cuales respetarán, garantizarán y desarrollarán los contenidos de esta Constitución, la Convención sobre los Derechos del Niño y demás tratados internacionales que en esta materia haya suscrito y ratificado la República. El Estado, las familias y la sociedad asegurará, con prioridad absoluta, protección integral, para lo cual se tomará en cuenta su interés superior en las decisiones y acciones que les concierne. El Estado promoverá su incorporación progresiva a la ciudadanía activa, y creará un sistema rector nacional para la protección integral de los niños, niñas y adolescentes”.

El abogado, Trapani, aseveró que hay entidades de atención con trayectoria que trabajan en visibilizar la problemática, sin embargo destaca que “no es una realidad homogénea y no se le puede dar a la sociedad civil la responsabilidad de un problema que es estructural. Los niños necesitan protección, políticas básicas que garanticen sus derechos para que estos puedan crecer en una familia”, sentenció. 

*Todos los nombres usados para referirse a los menores de edad en este trabajo de documentación, son falsos, en aras de mantener su identidad a salvo. 

Crisbel Varela y Prensa Provea