«Ninguno de los indicadores muestra hospitales en condiciones normales, o al menos óptimas para la atención básica que debe brindar un centro de salud, especialmente de la características de los hospitales que monitoreamos». Este miércoles la coalición «Médicos por la Salud» divulgó su más reciente boletín de la Encuesta Nacional de Hospitales (ENH), correspondiente al período noviembre 2018 – julio 2019, y el hallazgo que destaca es la persistencia de la precaria situación de los centros de salud del país, en las dimensiones relativas a desabastecimiento; déficit de servicios esenciales y deterioro de la infraestructura.

La ENH revela un tímido descenso del desabastecimiento en los hospitales monitoreados para el reporte. En noviembre de 2018 el índice de desabastecimiento ascendía a 49,7%, mientras que para el cierre del mes de julio de 2019 el índice se situaba en 43,3%, una leve mejoría de 6,4% en el abastecimiento de los principales hospitales del país. El estudio sugiere que la mejoría reportada al cierre del primer semestre de este año, puede obedecer a la distribución de los «Interagency Emergency Health Kit» (IEHK) a los principales hospitales del país, por parte de la Cruz y Media Luna Roja, y las agencias de Naciones Unidas, luego de que el gobierno de facto de Nicolás Maduro permitió el ingreso de la ayuda humanitaria.

La Encuesta se basa en el monitoreo de los hospitales de mayor complejidad en las principales ciudades de todos los estados del país.

Trujillo, Monagas, Mérida, Amazonas, Cojedes y Barinas concentran los niveles más críticos de desabastecimiento hospitalario en las áreas de emergencia. El hospital Pedro Emilio Carrillo ubicado en Valera, estado Trujillo, encabeza la lista de los centros de salud peor abastecidos, con un 90,31% de desabastecimiento. Muy cerca, le siguen el hospital Manuel Nuñez Tovar de Maturín, con una tasa de desabastecimiento de 86,47% y el hospital Universitario de Los Andes, en Mérida con un índice de 85,75%. Los niveles registrados en los seis estados más afectados por esta dimensión de la crisis, concentran índices de desabastecimiento que oscilan entre el 80% y el 90%.

En contraste, el reporte indica que el 25% de los hospitales más abastecidos del país se localizan en la ciudad de Caracas. En estos recintos el desabastecimiento se sitúa entre el 8% y el 25%.

Respecto a quirófanos y camas de emergencia, el boletín de la ENH resalta una operatividad estable en el período monitoreado, a excepción de los meses marzo y abril, en los que los servicios se vieron comprometidos debido a las prolongadas interrupciones del servicio eléctrico a nivel nacional. En el contexto de los apagones y las restricciones del suministro eléctrico la operatividad de los quirófanos en los hospitales estudiados descendió a dos salas por centro de salud, mientras que al estabilizarse el servicio, la operatividad alcanzó un promedio de 8 salas de quirófano por hospital. En camas de emergencia también una leve mejoría debido al ingreso de la ayuda humanitaria, según indica el reporte.

Sin agua y sin luz

Pero el acelerado deterioro de los servicios públicos en el país sigue golpeando a los hospitales, comprometiendo la vida e integridad de pacientes y dificultando el trabajo del personal de salud. «Nunca había tomado tanta importancia el funcionamiento de los servicios públicos básicos en el entorno hospitalario como ahora», indica el boletín. Un recorte histórico en servicios de agua y electricidad -con un acentuado pico durante el mes de marzo-, afecta severamente los servicios hospitalarios. «Ninguno de los dos servicios reporta normalidad en el suministro», señala el reporte, que sitúa en 70,8% la intermitencia del servicio de agua y en 6.8 horas, en promedio, los cortes de energía eléctrica, con especial énfasis en el occidente del país.

Durante el primer apagón nacional registrado entre el 9 y el 13 de marzo, 26 personas fueron reportadas como fallecidas en hospitales por la coalición Médicos por la Salud; para el segundo apagón, del 25 de marzo al 3 de abril, otras 6 personas habrían fallecido; y en el último apagón del 22 de julio, no se reportaron fallecidos en los centros de salud debido a la interrupción del servicio eléctrico. Para la coalición los servicios públicos en el entorno hospitalario se habrá normalizado cuando los hospitales cuenten con servicios de agua y electricidad los 365 días del año, 7 días a la semana y 24 horas al día.

El reporte concluye que en relación a los servicios básicos, los problemas persisten en importante proporción a escala nacional y que ello, sumado al desabastecimiento, «[…] sigue teniendo un impacto negativo, cuantificado en muertes que hubiesen podido ser evitadas».


Inti Rodríguez | Prensa Provea