El politólogo y experto en estudios de paz y conflictos Francisco Alfaro Pareja advierte que, aunque efectivamente el gobierno de Nicolás Maduro acude al proceso -a desarrollarse en Ciudad de México- más fortalecido que la oposición, la gobernabilidad del país está amenazada y hay diferencias entre los diferentes sectores que hacen vida en el chavismo
Los representantes del gobierno de Nicolás Maduro y de la oposición mayoritaria agrupada en el G4 inician una nueva ronda de negociaciones, la quinta desde 2014 y para la que ambas partes han manifestado (al menos así lo han declarado) una intención de entenderse. Sin embargo, a pesar de que diversos estudios de opinión demuestran que en la población hay poca expectativa sobre lo que efectivamente pueda lograrse en los encuentros a realizarse en Ciudad de México, hay algunas diferencias entre esta ronda de negociaciones y las llevadas a cabo en Caracas, Santo Domingo, Oslo y Barbados que permiten prever que es posible que se alcance algún tipo de cuerdo.
Francisco Alfaro Pareja, politólogo y doctor en Estudios de Paz y Conflictos, estima que las diferencias y dificultades a lo interno del gobierno, así como la precaria situación de la oposición pueden llevar a un entendimiento entre las partes, aunque advierte que las expectativas deben mantenerse bajas en cuanto a grandes resultados, porque una transición política no parece cercana en el horizonte.
“Creo que, del lado del gobierno, y sobre todo en algunos grupos que lo integran en ese archipiélago gubernamental, están aflorando diferencias. Hay aspiraciones particulares de esos grupos, aunque siempre han logrado aparentar una de unaidad frontal. Pero creo que la dificultad que han tenido en los últimos años para la gobernabilidad, el no poder disponer de recursos, para realizar obras o atender los servicios públicos puede tener incidencia”, expresa el experto.
A su juicio, hasta ahora el gobierno ha logrado sobrevivir con mecanismos paralelos a los recursos tradicionales del Estado, pero si bien es cierto que sigue siendo más fuerte que la coalición opositora, hay descontento a lo interno de la coalición. Por ejemplo, hay que ver la situación de la FAN, porque hay oficiales de rangos medios y bajos cuya situación es tan difícil como la del resto de la población.
Francisco Alfaro Pareja señala problemas apremiantes para el país
—¿Cuál es su visión del nuevo proceso de negociación y cuáles serían las diferencias con respecto a los anteriores?
—Es crucial manejar bien las expectativas. En este tipo de negociaciones hay problemas complejos, crónicos e inexplicables como los del caso venezolano, que tiene muchas variables porque además de la crisis económica está la pérdida del tejido social, la emergencia humanitaria, la desinstitucionalización del país, así que es importante ir con grandes aspiraciones, pero con bajas expectativas, entendiendo que estos procesos son complejos.
“Las expectativas por parte de la población en este momento son más bajas con respecto a anteriores ocasiones. La mayoría de la población, y estudios cuantitativos y cualitativos lo señalan, aspira que los políticos se pongan de acuerdo para resolver problemas del país. Hay problemas que son cada vez más apremiantes, como el económico, el de la caída del poder adquisitivo, el acceso a la salud; esos temas principales”, indica Francisco Alfaro Pareja.
A su juicio, todos tienen la aspiración de recuperar la democracia, pero en vista de la precariedad situación de los venezolanos, la prioridad es atender temas urgentes que no pueden atrasarse más.
“Los ciudadanos esperan poco con respecto a estos mecanismos que no han logrado transformar el conflicto. Pero hay varios factores que pueden contribuir a sacar algo positivo”, sostiene.
Hay mayor conciencia, advierte Francisco Alfaro Pareja
“Tenemos expectativas más bajas y un criterio más apremiante. Eso puede ayudar y creo que los políticos sentados allí en la mesa de negociación están conscientes de que la situación del país no es la más favorable. Para el gobierno es un momento crucial, se enfrenta a la potencial judicialización por parte de la Corte Penal Internacional y a un problema de gobernabilidad bastante serio, porque tienen diferencias a lo interno de la coalición que están saliendo a relucir, y puede ser una buena oportunidad para un sector de ese archipiélago, que puede buscar asegurar gobernabilidad de cara al futuro y su propia posición dentro de esa coalición”, advierte Francisco Alfaro Pareja.
Añade que, para la coalición opositora, que llama coalición liberal democrática, los retos son mayores. “Es una coalición o archipiélago más plural, de más islotes; la de Maduro tiene dos islotes principales, pero en la oposición hay como cinco y dos ellos son los más determinantes. Para esa coalición es un momento fundamental porque hay un descontento grande por parte de la población con respecto a la política, los partidos y eso también la coalición opositora lo sabe, la gente espera soluciones y no las está encontrando”.
Por ello, el experto estima que existe una necesidad acuciante por alcanzar acuerdos. “Dentro de la coalición opositora hay distintas visiones sobre cómo avanzar hacia el cambio, hacia la democratización del país, tienen distintas teorías del cambio, lo que es lógico porque estamos hablando de una coalición que, en situación normal, se mueve en ámbitos en los que hay normas, separación de Poderes, alternancia de partidos, pero resulta que nada de eso lo hay en Venezuela en este momento”.
Islotes dentro de archipiélagos
En opinión de Francisco Alfaro Pareja, los dirigentes de la oposición actualmente son peces que han sido sacados fuera del agua a los que se les pide que deben comportarse como si estuvieran en ella.
“Hay un islote, el de María Corina Machado, que ha sido consecuente y militante en cuanto a soluciones como la convocatoria del TIAR, o de una coalición internacional. Otra que es la de mesa del diálogo por la paz, la llamada ‘mesita’, que ha buscado lograr acuerdos parciales de coexistencia con el gobierno sin exigir compromisos para la redemocratización del país. Y hay dos tendencias principales, la de Henrique Capriles y la de Juan Guaidó. Podemos decir que Capriles está dentro del G4, pero ha venido dándose una separación en lo estratégico. Así que hay unos que plantean que la convivencia se puede lograr luego del cambio político y otros que el cambio político se puede lograr a través de la convivencia«.
A estos grupos, el politólogo suma el chavismo disidente, que no es madurista, pero no está dentro de los conglomerados principales; y es el grupo que está impulsando la alternativa del referendo revocatorio presidencial.
“Como ves, en todo ese margen opositor hay distintas visiones –expresa el analista-. Evidentemente eso es un tema que hay que tomar en consideración”.
—¿Qué se puede esperar en cuanto a los requerimientos de cada bando en particular. El G4 insiste en mejores condiciones electorales, ingreso de la ayuda humanitaria, liberación de presos políticos y regreso de los exiliados. El gobierno de Nicolás Maduro pide reconocimiento de su legitimidad y el de la Asamblea Nacional (Parlamento).
—Las delegaciones que van a la mesa de negociación llevan una postura. Para que esa mesa pueda arrancar debe existir una zona de acuerdo posible. Se ha hablado de que se establezca un memorando de entendimiento para establecer las reglas procedimentales y una agenda para la discusión. Esta fase es muy importante, porque asegura que la negociación puede no solamente irse desarrollando, sino establecer un mecanismo de toma de decisiones para ir generando ciertos acuerdos.
“En procesos anteriores –continúa Francisco Alfaro Pareja-, se trabajaba bajo la premisa de que nada está acordado hasta que todo esté acordado. En esta oportunidad hay una mayor conciencia en cuanto a que hay que apuntar a un acuerdo integral donde el norte sea la democracia, pero de manera incremental, no hacia un evento puntual sino hacia un proceso gradual”.
Situación desesperante
Añade el politólogo que todos quisiéramos que Venezuela cambie a través de un evento de la noche a la mañana para ir a una transición democrática, pero en un conflicto que se ha complicado tanto no es realista pensar que esto vaya a cambiar de manera tan inmediata, por lo que lo que cabe esperar es que esa solución, para que no sea violenta, se de a través de un proceso gradual que vaya desenmarañando ese nudo.
“Por un lado tenemos en esta ocasión una mayor consideración de que hay que abordar no solamente los temas estructurales. Por supuesto que el origen del conflicto de estos 22, 23 años es político, porque una coalición, la revolucionaria iliberal, decidió alejarse del marco constitucional y democrático. Pero hay otros temas que son urgentes, que no pueden dejarse para después, como el tema humanitario, el del hambre, la pandemia, el económico, que son temas que es necesario abordar porque la situación es realmente desesperante”, detalla.
Señala que Caracas es una burbuja en la que la situación no es tan precaria como en el interior, pero que, a medida que uno se aleja de la ciudad ve que la situación es espantosa.
“Creo que hay una mayor conciencia de que es necesario abordar, buscar, un mecanismo que permita avanzar gradualmente hacia un acuerdo integral. Eso requiere de voluntad política de las partes y requiere establecer una metodología muy rigurosa. En esta ocasión poder contar con los noruegos como mediadores, es una garantía de seriedad y rigurosidad, porque ellos asumen este tema como política de Estado”, apunta el experto.
Es difícil una transición en el corto plazo
Desde la perspectiva de Francisco Alfaro Pareja llegar a una transición democrática va a ser un proceso lento.
“Parece que existe una maduración tanto en la población como en las coaliciones y en los actores internacionales; veremos cómo se traslada eso a la mesa de negociación. En esta negociación siento que el gobierno está en una situación precaria, aunque no en una tan difícil como la de la coalición opositora”, resalta el analista.
Destacó, no obstante, que la coalición opositora no tiene una aspiración de acción violenta sino una línea pacífica de acción constitucional, frente a una del gobierno que sí ha estado dispuesto a todo.
—El gobierno en esta ocasión luce más fortalecido que en los anteriores procesos de negociación. ¿Qué puede presionarle para hacer algunas concesiones?
—Es difícil quizás pensar en el corto plazo en una transición democrática, de unas elecciones democráticas, pero la situación no es la misma, no tienen la misma holgura; quizás el ceder condiciones para una elección de gobernadores y alcaldes, liberar presos políticos, es posible porque no amenazan la jefatura del Estado ni la comandancia general de la FAN. Entonces podría ser un factor para ceder en algunas cosas.
En todo caso, el experto señala las pronunciadas asimetrías entre las coaliciones que avanzan en el proceso de negociación. Por un lado una que cree en la democracia, separación de Poderes, diferenciación entre partido, Estado y gobierno y entre sector civil y sector militar, mientras que del otro lado una que ve al que no piensa igual que él como enemigo a vencer; una que cree en el uso de la fuerza del Estado y tiene medios de fuerza reales y otra que no y no los tiene. Esto, además que una tiene aliados internacionales que priorizan la defensa del Estado de Derecho y los Derechos Humanos, y otra que tiene aliados internacionales que prescinden de ellos.
Compromiso entre actores internacionales
Con respecto al papel que puedan desempeñar los actores internacionales, Francisco Alfaro Pareja resalta que la situación también ha cambiado con respecto a la que había en los procesos anteriores.
“El cambio en la administración en EEUU ha hecho que la Política Exterior de ese país hacia Venezuela sea por un lado más realista y por otro lado más institucional, con lo cual se hace más previsible, y es una posición que parte del multilateralismo. Con (Donald) Trump había contradicciones muy fuertes entre el Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional, había muchos voceros que opinaban sobre Venezuela”, indica el politólogo.
A su juicio, esa política más institucional y coherente de EEUU hace que las aspiraciones sean más realistas y coherentes, con lo cual las coaliciones también tienen una visión mucho más clara de lo que puede ser ese accionar de EEUU si la negociación avanza o no.
Agrega que, en esta ocasión, se cuenta no solamente con un EEUU más institucional, sino que los actores internacionales también están participando de una manera mucho más comprometida.
En opinión de Francisco Alfaro Pareja, gracias a esa articulación que existe entre EEUU, la Unión Europea y Canadá, así como los puentes de comunicación con Rusia y China, existe una convergencia de esos actores que apoyan a esas coaliciones, que se suman a los sectores que han apoyado intentos de negociación previos, como la Secretaría General de las Naciones Unidas y Noruega.
“Si todos estos países ayudan podría ser posible llegar a acuerdos y que se vaya desenmarañando la situación, pero no hay que perder el norte democrático, porque no puede la solución no puede ser nunca una normalización del autoritarismo”, advierte.
—El G4 insistió durante mucho tiempo en la necesidad de convocar a unas elecciones presidenciales, el gobierno se negó a ello. ¿Cree que en la negociación es conveniente buscar un acuerdo en torno a la realización de un referendo revocatorio presidencial?
—Es un tema complicado porque en este conflicto lo político trascendió a lo jurídico. Para un sector de la oposición es difícil respaldar una iniciativa de referendo revocatorio, porque hay que reconocer al gobierno de Nicolás Maduro previamente. Hasta ahora ha habido un sector importante que insiste en no reconocerlo. Es un tema que hay que resolver a lo interno.
“Lo segundo que veo difícil es que quizás Nicolás no acepte someterse a un referendo revocatorio incluso si eso se incluye en la negociación. La entrega del poder es algo que no veo a corto plazo. Son muchas cosas a perder; sin embargo, no lo descartaría”, añade.
Explica el analista que, aunque lo electoral es imprescindible, no es suficiente. Al respecto, refiere que se han producido alrededor de 20 elecciones en estos 22 años, de las cuales al menos unas 15 han sido competitivas, y a pesar de ello no se resolvió el conflicto político.
“En Venezuela, el tema no solamente depende de una elección. Eso le da legitimidad de origen a unas autoridades, pero no se hace nada con un sistema donde el que gane se lo lleva todo y el que pierda lo pierde todo. Habría que pensar en una posibilidad diferente», destacó Francisco Alfaro Pareja.
Hace énfasis en que uno de los peligros de un cambio de poder en lo inmediato es que exista la idea de querer desplazar absolutamente al otro sector, lo que, de darse, generaría violencia e ingobernabilidad, por lo que la llegada al poder de la actual oposición no duraría mucho.
“Las elecciones son indispensables, pero no suficientes. Hay que pensar en espacios de convivencia y reducción de la confrontación”, acota.
“Un cambio de poder vamos a decirlo así, significaría que el presidente que n la conducción del país tendrían que asumir un costo muy alto –explica el politólogo-. Le tocaría hacer ajustes macroecónomicos muy gordos, tomar medidas impopulares que podrían implicar un retorno. Hay que tomar eso en consideracón. (El economista) Víctor Álvarez ha propuesto la posibilidad de un gobierno de coalición que no tenga aspiración de regresar al poder, de manera que después de sanear al país y la economía, pueda correr con el costo político. De manera que, en uno o dos años, los que compitan en una elección presidencial puedan estar en condiciones que permitan que la gente se exprese sin tener necesariamente ese peso”.
—¿Cree que se deba discutir el tema de conformar un gobierno de coalición nacional?
—Me parece buena idea, pero siento que dentro de las coaliciones no es algo muy popular; no creo que sea vista como viable. Por lo general fórmulas complejas como estas se han dado, con algunas diferencias, en transiciones que han sido difíciles y complejas, como en Chile, España, Polonia, Suráfrica.
“Desde la llegada de Nicolás Maduro, el Estado se ha ido fragilizando más de lo que teníamos anteriormente. La economía está por el suelo, tenemos un tejido social fragmentado, hay un hueco en la edad intermedia de la población debido a la migración que es impresionante, pero hay además un elemento de vuelta, uno que Venezuela llegó a superar hace 100 años al lograr el control del territorio por parte de las autoridades legítimas. Ahora vemos a espacios que comienzan a ser controlados por grupos, regulares o irregulares, por el usufructo de recursos y no se tiene claro qué autoridad manda allí”, sostiene el analista.
Advierte que, si se pierde el control del territorio a manos de grupos armados, se está hablando de una variable que va complejizar geométricamente el conflicto. “Si ambas coaliciones llegaran al menos a un acuerdo en que el control o monopolio de la violencia del Estado tiene que ser ejercido únicamente por las autoridades legales, si se logra una postura firme para eso, habría un avance, porque si cruzamos esa raya será difícil retomar el control en el corto plazo”.
Desencanto peligroso
Francisco Alfaro Pareja aclara que, a pesar de que reconoce que hay más maduración en las coaliciones que van al proceso de negociación, está consciente de que la misma no es plena.
“Ojalá me equivoque y el proceso vaya avanzando. Ambas coaliciones deberían entender que una sin la otra no va a poder gobernar al país. Si Maduro insiste en gobernar así como hasta ahora la comunidad internacional va a seguir accionando y las dificultades de gobernabilidad van a seguir pasando factura y no sé hasta cuándo será sostenible eso, porque si no hay como lubricar el funcionamiento de ese archipiélago, eso puede fracturar”.
En el caso de la coalición opositora, si la aspiración es llegar al poder y desplazar totalmente a la otra coalición, cuando no cuenta con apoyo en la Fuerza Armada Nacional, la Policía Nacional, difícilmente va a haber gobernabilidad y la transición no será sostenible.
Para finalizar, señala que una de las cosas que le parecen muy peligrosas es que en la población hay un desencanto en relación con la política muy importante, al igual que con con respecto a los partidos, los dirigentes políticos y los liderazgos, lo que abre la posibilidad de que los venezolanos puedan irse por una opción mesiánica o carismática como ocurrió en 1998.
“La desesperación a veces hace que las personas no tomen las mejores decisiones. Esperemos que ambas coaliciones vean esta oportunidad y que la Comunidad Internacional lo haga también y los distintos sectores de la sociedad civil presionen para que la negociación avance. A todos nos conviene, independientemente de que las expectativas de cada quien sean diferentes, porque si se va avanzando en algo y se ven resultados, va a ser beneficioso para el país”, finalizó Francisco Alfaro Pareja.