En un comunicado emitido el 12 de los corrientes, la Prof. Mirna Teresa Víes de Álvarez, Directora de la Zona Educativa del estado Lara, tergiversa vilmente el brutal asesinato del estudiante larense Brayan Principal. Conforme a una práctica que se ha hecho habitual, acusa inmediatamente, sin tomarse el trabajo de investigar lo ocurrido ni menos de aportar pruebas o tan siquiera vestigios de ellas. Es el ritornelo malicioso de siempre, plagado de epítetos tan sonoros como vacíos. Busca enturbiar los hechos y justificar las más inhumanas formas de represión para tratar de silenciar las protestas legítimas y pacíficas que han desarticulado el mecanismo diseñado para intentar infructuosamente justificar la violencia, que solo aparece cuando grupos paramilitares vinculados al gobierno y algunas unidades de la GNB y la PNB arremeten contra pacíficos manifestantes. Ellos ponen las balas y los que protestan, la sangre. No dan nombres propios, se quedan en fantasía calumniosa en el marco de la resobada leyenda oficialista acerca de golpes, magnicidios, desestabilizaciones mil veces repetidas y mil veces sustituidas por nuevas acusaciones, cuyo destino será el olvido. Aparte de que quien acusa debe probar, a riesgo de soportar la contra acusación de difamación y quizá de autoría del delito que denuncian.

A lo largo de los años hemos venido denunciando la represión contra los valientes estudiantes, como el del desdichado joven Brayan Principal. La lista de muertos, detenidos, golpeados en su integridad física y moral es interminable y ha conmovido a la comunidad internacional tanto como a la nacional, al punto de que se han dictado varias sentencias contra las autoridades de Venezuela en la Comisión y Corte hemisférica de Derechos Humanos, ante las cuales ni la directora de la Zona Educativa de Lara ni funcionarios de todos los niveles gubernamentales se han dado por enterados.

Los hechos siguen un curso diametralmente opuesto al descrito por la profesora Víes de Álvarez. No es posible callar. El joven Principal recibió cuatro impactos de bala emanados de los colectivos paramilitares, el más grave en el hígado. El informe médico y testimonios irrebatibles, que pondremos a la orden del país y del mundo, es desgarradoramente revelador. La protesta en la que participó heroicamente el muchacho siniestrado, se dirigía, al igual que muchas otras en el país, contra el gobierno nacional. Como transcurrió en un área de fuerte presencia de los paramilitares pro oficialistas, éstos reaccionaron con inusitada ferocidad, en defensa de un territorio que consideran privativo, y dispararon contra los manifestantes, con el saldo desolador de la muerte de un nuevo estudiante venezolano. Sangre y luto, otra vez.

No podemos callar. Luchamos por la paz y la reconciliación. Venezuela debe restablecer la ley y superar este amargo momento mediante elecciones viables que garanticen un tránsito pacífico y democrático hacia la convivencia civilizada que todos merecemos.


FENASOPADRES y Padres organizados de Venezuela