Venezuela se nos ha llenado de dolor, sufrimiento, angustia, violencia, miedo, represión y muerte. Sí, mucha muerte y con saña.

Toda sociedad pasa por luchas y conflictos. Y es en el modo de enfrentarlos donde se evidencia o niega su talante democrático. El uso desmedido de la fuerza, la calificación de las manifestaciones como insurrección armada y no ver en ellas la justa indignación de la gente, la usurpación de la justicia ordinaria y civil por tribunales militares, la violencia y muerte diaria, la destrucción vandálica de bienes públicos o privados, el trato cruel a los detenidos son inaceptables para una sociedad democrática. Estamos perdiendo la vida, la democracia, el país

La solución no es enfrentarnos unos a otros hasta derrotar al adversario. Ya basta. Dejemos a un lado la intolerancia y a los intolerantes. Necesitamos recuperar la institucionalidad democrática y la vigencia de los DDHH. Tenemos que reconstruir nuestra democracia para la esperanza y la vida, con instituciones al servicio de todos los venezolanos, sin discriminaciones ni descalificaciones.

Hacemos nuestras las palabras del Papa Francisco:

«No dejan de llegar noticias dramáticas sobre la situación en Venezuela y el agravarse de los enfrentamientos, con numerosos muertos, heridos y detenidos. Mientras me uno al dolor de los familiares de las víctimas, para quienes aseguro oraciones de sufragio, dirijo un apremiante llamamiento al Gobierno y a todos los componentes de la sociedad venezolana para que se evite cualquier ulterior forma de violencia, sean respetados los derechos humanos y se busquen soluciones negociadas a la grave crisis humanitaria, social, política y económica que está agotando a la población. Encomendamos a la Santísima Virgen María la intención de la paz, de la reconciliación y de la democracia en ese querido país».

Junto a Francisco, les decimos a todos los componentes de la sociedad, y sobre todo al gobierno: Detengamos la violencia. Ya basta de personas asesinadas y heridas. Ya basta de infundir miedo. Ya basta de familias acorraladas por bombas lacrimógenas, perdigones y balas. Ya basta de obstáculos a la libre movilización de personas y de marchas. Ya basta de asedio nocturno. Ya basta de destrucción de bienes públicos y privados. Rechazamos la violencia, venga de donde venga.

  • Rectores del Consejo Nacional Electoral cumplan con su responsabilidad. Ustedes pueden abrir caminos de solución. Demuestren que son un poder autónomo. Reconozcan que gran parte de lo que sucede se debe a que ustedes no han cumplido con sus obligaciones. Caigan en cuenta de que mucho de lo que está sucediendo tiene que ver con la suspensión del referéndum consultivo el año pasado.
  • Señores de las Fuerzas Armadas Bolivarianas de Venezuela. Ustedes juraron cumplir y hacer cumplir la Constitución y proteger a todo el pueblo. Ustedes conocen y padecen esta situación. Ustedes no se formaron para reprimir al pueblo venezolano ni para vivir en guerra con sus hermanos, vecinos y paisanos. Ustedes están llamados a pensar y actuar estratégicamente. Miren más allá de los intereses particulares, de las emociones y reacciones propias del enfrentamiento. ¿Qué país quieren para sus hijos y nietos? Delante de Dios, de sus conciencias y del amor a sus familias, pregúntense: ¿Vale la pena lo que están haciendo?
  • Poder ejecutivo, gobiernen para todos y todas por igual, respeten la autonomía de los poderes, combatan a fondo la corrupción, abóquense a superar el rentismo y la dependencia petrolera para ser un país autónomo, capaz de producir la comida, medicinas y servicios que este sufrido pueblo se merece y necesita. Trabajen a fondo para que la población camine segura por las calles y acaben con los grupos civiles armados.
  • Fiscal general de la República, siga siendo vigilante de la vigencia de la Constitución y las leyes y sancione a quienes las violen y rompan o traten de romper el hilo constitucional.
  • Señores de la oposición, su liderazgo se medirá por la conducción inteligente de la movilización popular superando la violencia en todas sus manifestaciones. Están llamados a ser líderes de la resistencia no violenta que modele el comportamiento de todos los movilizados. La estrategia no es la confrontación violenta. Se trata de convocar y ganar el mayor número de personas y sectores sociales. Sean expertos del diálogo y la negociación.
  • Sociedad venezolana, necesitamos alimentar la esperanza, seguir firmes en nuestro compromiso democrático, administrar positivamente la indignación y la rabia que supere la tentación de la división, el odio y la venganza.

Actuemos prontamente, antes de que la anomia y la anarquía se nos hagan incontrolables.

Venimos, Señor, a derramar nuestro corazón
ante tu presencia.
Tenemos sed de justicia, Señor
y hambre de una vida fraternal.
Soñamos con aquel día
en que los hombres y las mujeres del pueblo
podamos mirarnos afectuosamente
cara a cara sin ira.
¿Será, Señor, nuestra esperanza
un idealismo falaz?
¿Cuándo llegará ese día en que nuestros brazos sean tantos
y tan estrechamente unidos
que los opresores juzguen inútil el recurso a las armas
y se avengan a la verdad?
(P. Trigo)

Manuel Aristorena
Director General de Fe y Alegría


Fe y Alegría