La dictadura no ha dudado un minuto en seguir mostrando su rostro más hostil: la represión. Pese a ello, cientos de miles de venezolanos han tomado las calles del país desde comienzos de año en una demostración del compromiso inquebrantable por rescatar la democracia y sentar las bases de una sociedad más justa e igualitaria.

2017 marcó un hito en la dinámica de la conflictividad social en Venezuela. Una rebelión democrática y popular extendida por toda la geografía nacional y que incorporó a diversos sectores sociales en un reclamo común, desnudó ante el mundo la verdadera naturaleza del gobierno de Maduro y su cúpula militar-civica. La brutalidad represiva de entonces, y la abierta asunción del terrorismo de Estado para aplastar el descontento y la protesta popular, lograron, momentaneamente, detener la fuerza de un movimiento que amenazó con desalojar del poder a quienes han torcido la voluntad del pueblo para aferrarse a un mandato ilegítimo caracterizado por la corrupción, el aumento de la pobreza y las generalizadas y sistemáticas violaciones de derechos humanos.

Derrotada la rebelión popular de 2017, el año 2018 estuvo caracterizado por el escepticismo y la desesperanza, que sembraron en el imaginario colectivo la sensación de invulnerabilidad de la dictadura madurista y la imposibilidad de las fuerzas democráticas para empujar al país hacía otros derroteros. Sin embargo, ese año marcó un nuevo record en la frecuencia de protestas por demandas sociales. Un indicador de que la dinámica del conflicto estaba cambiando y el descontento seguía su ascenso indetenible debido a la indolencia y el deliberado empobrecimiento de la población por parte de la dictadura de Maduro.

Con la definitiva pérdida de la legitimidad de origen de quienes hoy ejercen un gobierno de facto en Venezuela; el desconocimiento y aislamiento internacional de la dictadura de Maduro; el liderazgo de la Asamblea Nacional, y el hartazgo de la gran mayoría de la población ante la crisis económica y social; en 2019 se renovó la esperanza y la confianza del pueblo para construir su propio destino. La dinámica el conflicto social en Venezuela ha cambiado, esta vez, de forma irreversible. La extinción de la territorialización de la conflictividad y el derrumbamiento del simbolismo político que el bolivarianismo atesoró en las comunidades populares, ha propiciado que los barrios más pobres -donde habitan los más afectados por la emergencia humanitaria compleja- sean actores estelares de esta nueva ola de protestas anti-dictadura. Las demandas por alimentación; servicios públicos y contra los abusos policiales, se han encontrado en un sólo clamor que unifica a quienes se han identificado históricamente con la oposición y a quienes se reivindican o reivindicaban partidarios del proyecto de Hugo Chávez: la salida de Nicolás Maduro del poder y el retorno de la democracia. La polarización, menguada desde 2015, ha desaparecido del mapa político venezolano y el escenario actual muestra a más del 90% de la población exigiendo cambios, frente a una pequeña cúpula aferrada al poder a toda costa.

Las recientes demostraciones de valentía y esperanza de los venezolanos y un acertado liderazgo de la legitima Asamblea Nacional, han puesto al gobierno de facto contra la pared. Maduro y su cúpula nunca habían estado tan expuestos ante el mundo como lo que son, un régimen que asfixia los derechos humanos y condena a la gente a la miseria. Su indolente dictadura está en su fase final, y la democracia se asoma nuevamente en nuestro país. Pero para ello, es necesario seguir movilizados, unidos y organizados sin descanso, hasta alcanzar el anhelado cambio que todos merecemos.

Provea, fiel su indeclinable compromiso con la democracia y los derechos humanos, marchará este 12 de febrero, junto al pueblo y las fuerzas democráticas, en esta nueva jornada histórica por el retorno a una vida en democracia y la construcción de un país en el que la dignidad y los derechos humanos sean la prioridad.

Todos somos protagonistas del cambio y estamos construyendo nuestra propia historia. Es hora de derrotar el miedo.


Prensa Provea